Este viernes se ha estrenado en nuestras carteleras una comedia francesa, Voy a ser mamá (100% Cachemire, Valérie Lemercier, Francia, 2013), que tiene como trama central la adopción de un niño ruso por una pareja de clase alta, decisión que trastocará la vida de ambos de manera radical. Como alternativa, proponemos en esta ocasión Tú, Kimi y yo (The Geisha Boy, Frank Tashlin, USA, 1957), uno de los films más desconocidos y olvidados en nuestro país del genial Jerry Lewis y sin embargo uno de los más taquilleros de su carrera; en esta ocasión, El Gran Wooley, un mago fracasado interpretado por Jerry, adoptará a un niño japonés llamado Tetsuo, aunque en esta ocasión se trate de un adopción más “sentimental” que legal.
Así, la historia comienza cuando el mago viaja a Japón, acompañado de un enorme baúl rojo y de su inesperable amigo, el conejo Harry, con el objetivo de actuar para el ejercito norteamericano y así poder salir de la ruina en la que se encuentra. Cuando desciende del avión, Wooley protagonizará una de sus acostumbradas y catastróficas meteduras de pata que concluirá con la famosa y exuberante estrella del cine Lola Livingstone, enrollada como un canelón en la alfombra de bienvenida. El pequeño Tetsuo será testigo, en compañía de su joven tía, de todo el desastre ocasionado por el mago y reirá a carcajadas. Los padres del crío murieron en un accidente de tráfico y es la primera vez que el crío se ríe tras el trágico suceso. Por eso, quiere que Wooley lo adopte y que éste se convierta en su nuevo padre, petición a la cuál el mago accede sin pensárselo dos veces, aunque como ya señalé anteriormente lo sea de un modo simbólico, sin papeles.
Tú, Kimi y yofue realizada en un momento crucial dentro de la carrera de Lewis. Un año antes, en 1956, realizó su último film con Dean Martín, Loco por Anita; hacia muy poco, por tanto, que había iniciado su carrera en solitario (sólo tres películas en solitario anteceden a la película que nos ocupa) y se produce, desde mi punto de vista, un tratamiento del personaje lewisiano a todas luces curiosa: por un lado Jerry-actor coincide con Tashlin en su gusto por el «sketch» puro, explotado hasta el máximo, pero por otro parece que quiere abandonar en parte al “niño grande” (asexuado, miedoso, marginal y acomplejado) que servía de contrapunto a la virilidad y seriedad de Dean Martin; es decir, da la impresión de no comulgar demasiado con la idea de ser una especie de cartoon viviente y desea que su personaje sea más humano y más “normal”. Así, por ejemplo, en este film Wooley afirma que le gustan las mujeres e incluso es objeto de atracción de dos chicas, una militar norteamericana (Suzanne Pleshette) y de Kimi, la tía japonesa del crío (Nobu McCarthy); también la relación con su hijo adoptivo lo cambiará como persona, ya que al principio el único motivo que tiene el mago para viajar a Japón es para poder conseguir algo dinero; sin embargo,gracias a Tetsuo se da cuenta de que es más importante la sonrisa de un niño y que su trabajo debe orientarse más en el sentido de hacer feliz a los demás. Así, aunque el personaje sigue siendo un torpe y un imán para los desastres, sí que parece que posee un mayor humanidad, más de carne y hueso. Es un época en la que el personaje “lewisiano” comienza a forjarse y a evolucionar, pero no será hasta que Lewis emprenda la dirección de sus propios films que éste comenzará a tomar forma y adquirir una personalidad más acorde con la de su creador. En ese sentido, en el primer film dirigido oficialmente por Jerry, El botones, aparecen ya las pautas más o menos desarrolladas y claras de lo que será a partir de ese momento el personaje. Sin embargo, en Tú, Kimi y yoparece que Jerry está buscando todavía como enfocar a su “criatura” pero que no ha encontrado aún la definición total y satisfactoria de ésta. Lo que sí está claro es que Wooley parece una transición entre lo que fue y lo que posteriormente será.
La película presenta un interés adicional: fue dirigida por Frank Tashlin, maestro de la comedia norteamericana de los años 50 y 60, realizador de Artistas y modelos, uno del mejores films de la Dean Martin & Jerry Lewis, y de la mayor parte de los films de su posterior carrera en solitario, y que poseía un estilo propio y peculiar de hacer humor, a medio camino entre el cine mudo (slapstick) de Mack Sennet o Hal Roach y el cine de animación practicado por la Warner en sus cortometrajes (Looney Tunes y Merrie Melodies); el propio Tashlin participó en muchos de años en la época dorada de la serie junto a genios como Chuck Jones, Friz Freleng Robert McKimson,Tex Avery y Robert Clampett, y también trabajó para cómicos del calibre de Stan Laurel y Oliver Hardy (entre otros)en la creación de secuencias humorísticas.
En ese sentido, Tashlin se caracteriza por la realización de un tipo de comedia alocada, basada en gags visuales y persecuciones desenfrenadas («slapstick») y, sobre todo, en la que con frecuencia aparece el conflicto del comediante con los objetos. Pero además —y tal y como sucedía en los cortos de la Warner— en muchos gags el actor funciona más como un personaje de dibujos animados que como un ser humano. En concreto, en el caso de Jerry Lewis-personaje, muchas situaciones cómicas protagonizadas por éste poseen bastante similitudes por las sufridas por Willie el Coyete en pos del Correcaminos o por cualquiera de los personajes de estos cortos, como el Pato Lucas, Elmer Gruñón o Bugs Bunny. Ambos rasgos —que se traducen en un estilo iconoclasta y gamberro, irreverente y ácido que no deja títere sin cabeza— están presentes también en Tu, Kimi y yo, aunque de un manera menos vitriolica que en otras ocasiones. De igual modo, el cine de Tashlin posee un alto grado de crítica social, especialmente del mundo hollywoodense (aunque se amplia a todos los ámbitos de la vida norteamericana), y una especial obsesión por el matriarcado y por la mujer que se traduce en ocasiones en un miedo al otro sexo —por parte del personaje de Lewis— o por una clara misoginia. Estos aspectos más radicales y demoledores parecen ausentes en el film que nos ocupa, excepto en el tratamiento quizá del personaje de Lola Livignstone.
Lo que diferencia al film que no ocupa de otras joyas como por ejemplo, El botones, Jerry Calamidad, Lío en los grandes almacenes o Caso clínico en la clínica es que en éstas, existe una leve trama que sirve como excusa para hilvanar una serie de sketches, sin embargo en Tú, Kimi y yo el argumento parece que tiene bastante importancia, pese a que el film funcione más por los sucesos cómicos que no regala que por la historia en sí que, con frecuencia, intenta no rebasar la línea que separa lo sentimental de lo empalagoso, algo que consigue gracias precisamente a la abundancia de estas situaciones hilarantes o divertidas. En líneas generales, Tú, Kimi y yo, resulta bastante divertida y reconfortante pero lo cierto es que a mitad del film la trama de la adopción del crío por parte del mago y la relación fraternal que ambos adquiere un mayor peso específico y la estropea un poco; aunque no lo suficiente ya que Tashlin no permite que lo sentimental apague el humor o la comedia, colocando gags o sketches aunque sea de manera breve (el partido de béisbol, “las geishas infantiles”) a lo largo de la peripecia de hijo y papá adoptivo;incluso en los momentos más tristes o “dramáticos”, como la genial secuencia en la cuál Tetsuo persigue a Wooley en el aeropuerto con una pequeña maleta en la que reza “The Great Wooley Jr”, aunque el mago le ha dicho que no puede viajar con él a Estado Unidos.
Tanto en los films dirigidos por Tashlin como por el propio Jerry los sketches están perfectamente medidos y coreografiados; además saben explotar la situación inicial que provoca el desastre hasta el límite de manera asombrosa y magistral, sin resultar por ello ni cansinos ni insatisfactorios para el espectador. Así, por ejemplo, en Lío en los grandes almacenes, el dependiente interpretado por Jerry debe probar una aspiradora y la enorme potencia de ésta provoca un auténtico huracán en la tienda que arrambla con todo. Lewis no puede controlar el artefacto que no hace más que tragar y tragar objetos sin importar el tamaño, pero también un pequeño perrito y hasta una señora. Este es un ejemplo del sketch puro, practicado por Tashlin en sus películas y que también aparece en Tú, Kimi y yo, por ejemplo en la citada secuencia en el aeropuerto protagonizada por Wooley y Lola Livingstone o la larguísima pero muy divertida peripecia del mago en busca del conejo Harry en el interior del avión, o la hilarante persecución que inicia el novio celoso de Kimi, la tía del niño adoptado, una bestia parda que persigue a Wooley para acabar por él, motivado no sólo por los celos sino porque ha sido víctima de un explosivo experimento del mago; por no hablar de las surrealistas performances de Wooley en el frente de Corea, en mitad de un conflicto bélico y ante unos soldados agotados y hambrientos.
Sin embargo, en muchas ocasiones, el gusto por los «cartoons» de la Warner no se evidencia tanto en los gags protagonizados por el genial Jerry sino curiosamente por el conejo Harry, auténtica estrella de la función, no sólo por su extraordinaria capacidad para aparecer en el lugar más inesperado como por arte de magia sino también por que actúa y reacciona como un ser humano. Así, por ejemplo, Harry puede ponerse de pie, apoyar la pata superior derecha en un farola y doblar las dos inferiores tal y como lo hacia Bugs Bunny cuando se burlaba de Elmer Gruñon o Sam Bigotes. También no tiene ningún problema para deslizarse por la barandilla de una escalera mientras Wooley y él huyen del novio celoso y es capaz de tomar el sol en una piscina, tumbado en un colchón, con gafas de sol y bañador (incluso “tostarse” en exceso). Todo un precedente de (nuestro) Pancho, el perro millonario, pero mucho más gracioso; un auténtico “roba-escenas”.
Gran película de este extraordinario cómico/actor/director/productor/etc. que fue Jerry Lewis, actualmente un poco subvalorado.
Humor blanco, incesante e inesperado.
Merece verse.
!Grande Jerry!