Basada en una novela homónima de Jim Thompson, The Grifters es una película dirigida por Stephen Frears, centrada en el mundillo de los timadores y las tramas criminales complejas, que se narra a través de tres protagonistas: el estafador de bajo perfil Roy, su madre Lilly, que trabaja para un mafioso, y su amante Myra, experta en el engaño y la manipulación emocional. Introducidos inicialmente como historias paralelas, pronto convergen en una maraña de planes e intereses cruzados.
Mediante unos personajes que esconden constantemente sus cartas y controlan sus emociones, el guión se permite jugar a la expectativa y a la sorpresa como ya hizo, entre otras, el clásico El golpe. Pero al contrario que en aquella y en otras del estilo, no le importa tanto implicar al espectador en el engaño y de hecho se encanta exponiendo los planes y dando a entender cada paso. Sigue habiendo sorpresas y giros, pero esta historia elige centrarse en las tres perspectivas protagonistas. Antes que vernos engañados por ellos, el propósito aquí es entenderles.
Y esto se nota particularmente en el hecho de que es una película fundamentalmente centrada en las relaciones emocionales, hasta tal punto que la estafa es aquí en muchos momentos puramente contextual; nos sirve para ahondar en la visión del mundo de los personajes y en su situación afectiva. La relación entre Lilly y Roy, con el rencor del abandono de él y la culpa maternal de ella, podría incluso haber convertido las actividades delictivas de ambos en un mero trasfondo de no ser por la irrupción de Myra, quien sí termina transformando la historia de The Grifters en una intriga criminal (pese a que sus motivaciones siguen siendo, o al menos lo parecen, puramente emocionales). En todo caso, este enfoque no se llega a perder y al final del todo queda una conclusión inusualmente oscura y desencantada, y reflexión interesante sobre las consecuencias de unas vidas basadas en el engaño y la actuación frente a los demás.
Pese a las cualidades y el interés que me despierta este punto de vista, la cinta me despierta sensaciones contradictorias. En particular con las interpretaciones. Del trío protagonista, Annette Bening me cautiva con su actuación, configurando un personaje creíble e intrigante. Anjelica Huston como Lilly cumple muy bien en un papel difícil, poco lucido pero lleno de sutileza. Pero John Cusack literalmente se limita a pasear por la pantalla desganado, sin hacer ningún esfuerzo porque nos metamos en su personaje. No llega a ser una mala actuación, pero sí es una que limita y mucho el alcance emocional que tiene Roy. Y al final, siendo el protagonista principal, el resultado es que termina siendo difícil implicarse y que cale demasiado, en particular en el conflicto madre-hijo que desluce en su ejecución una premisa estupenda.
Donde desde luego no tengo ninguna queja es a nivel de puesta en escena, porque The Grifters tiene una presentación más que notable. Frears rueda con eficiencia y se permite unas cuantas virguerías, como esa pantalla partida del principio presentándonos simultáneamente a Lilly, Roy y Myra en sus respectivos terrenos, y cuando es necesario tiene el pulso adecuado para transmitir emociones viscerales, cumpliéndose en cierto modo que la cinta funciona mejor cuando más se centra en el plano físico, ya sea a través del —en ocasiones sobreexplotado— erotismo de Myra, en la violencia o en la tensión que alcanza en momentos puntuales, que en los diálogos de un conflicto maternofilial que no llega a dar todo lo que podría y que, en ocasiones, como en su intento burdo de desarrollar tensión sexual, parece incluso que intenta crear controversia de forma un tanto vacía e ineficaz.
Mi opinión del filme permanece por tanto dividida entre las impresiones muy positivas de estar viendo una obra entretenida, notable, rodada con pulso y con muy buenas y crudas ideas de fondo, y la sensación de que no llega nunca al nivel que podría alcanzar, en primer lugar porque su guión no termina de estar a la altura de lo que se propone y en segundo porque la interpretación principal resta implicación emocional a todo el proceso. Viendo la película uno no puede evitar acordarse de las grandes obras en torno a esta temática, y lamentar que este factor que la diferencia, ese punto de vista distinto y tan valioso sobre el papel, no sea suficiente para ponerla a la altura de aquellas.