Coincidiendo con el estreno de Misterio en Venecia en los cines, las voces críticas con el Hércules Poirot de Kenneth Branagh han vuelto a salir a la luz para hablar de sus películas y sobre todo de su personaje. Por una parte, por la obsesión —quizá más relacionada con la época que nos ha tocado vivir que con la serie de películas basadas en las novelas de Agatha Christie— de explicar el origen de cualquier personaje de ficción con cierta entidad; una tendencia que comenzó a ser cada vez más habitual sobre todo en el mundo de los superhéroes, pero que ha terminado formando parte de todo tipo de franquicias. Por otra parte, están los críticos con Branagh, un director con una obra destacada porque siempre intenta hacer sus personajes de Shakespeare al milímetro, pero que en el caso de Christie parece desdeñar todas las características de Poirot. De hecho, sacan a relucir la figura de Peter Ustinov, quien, a pesar de que físicamente no se parecía nada al Poirot de las novelas, sabía cómo interpretar el carácter del detective para que eso no importara. También porque creen que se puede ser histriónico sin caer en el ridículo, como ocurría con el personaje interpretado por David Suchet, cuyo personaje es afectadísimo y divertido sin dejar de ser él. Es más, llegan a mencionar incluso a Albert Finney, quien con solo una adaptación es recordado como el más exagerado, pero rozando los límites lo justo para no desentonar.
La cantidad de adaptaciones al cine de las obras de Agatha Christie protagonizadas por Hércules Poirot es tal, que no deja de sorprenderme que esta Las manzanas sea la primera que veo en mi vida de forma consciente. Intuyo, por imágenes que he visto en las portadas de otras películas, que me he encontrado con varias de ellas en televisión, pero no como para tener formada una opinión sobre ninguna de ellas. Todas sobrias y elegantes en esencia, pero al parecer alrededor de la presencia de un hombre belga muy particular entre británicos de la alta sociedad. Por eso, como todo lo que sé sobre este hombre y sus historias detectivescas viene más de la cultura popular que de otra cosa, puedo decir que, incluso en una versión de Las manzanas (o Hallowe’en Party en inglés) para la televisión, el resultado se ajusta a las expectativas que puede crearse una persona que disfruta del ‹whodunit›, pero que por alguna razón que desconoce no le ha dado muchas oportunidades más allá de Un cadáver a los postres o La sombra de los acusados. Un señor con un bigote tan grande como su inteligencia y comprensión de la mente criminal, y con una confianza en sí mismo tan potente que le permite describirse a sí mismo como probablemente —la humildad, ante todo— el mejor detective del mundo, gracias a su amplio conocimiento de la naturaleza humana para resolver todos los casos que se le presenten.
Perteneciente a la serie Poirot, que comenzó su andadura en la televisión británica en 1989, y protagonizada durante sus 13 temporadas por David Suchet, Las manzanas es el segundo episodio de su decimosegunda temporada y, al parecer, una de las adaptaciones más celebradas de los últimos años de la serie. En una fiesta de Halloween, una de las niñas presentes asegura haber visto un asesinato tiempo atrás. Aunque nadie la cree, poco después aparece ahogada en uno de los recipientes llenos de agua de donde debía sacar unas manzanas con la boca. ¿Asesinato o accidente? Parece que solo una mente preclara lo podrá dilucidar. Poirot, detective privado tan imitado que uno no sabe cuánto de genuino forma parte de esta película, destaca cuando menos se comporta como tal (como cuando se le muestra prefiriendo caminar con unos zapatos elegantes por el campo en lugar de abrazar la comodidad), contando con tantos elementos comunes como también con un personaje carismático, una ambientación cuidada y los misterios suficientes para generar siempre interés. Desde la desaparición de una ‹au pair› a testamentos falsos, incluyendo un montón de vecinos llenos de secretos y que sobre todo nunca dicen la verdad, salvo excepciones que en su mayoría van a coincidir con el momento en que todo será explicado.
No sé cómo pueden decir que Cacería en Venecia está basada en la novela Las Manzanas de Agatha Christie. No tiene nada que ver, ni la historia,ni la locación,ni los personajes. Repiten una y otra vez algo que no es real. Cacería en Venecia es una película con una historia totalmente diferente, buena o mala, pero diferente
Porque lo dicen los que han hecho la película, Martín. Y puedes verlo tú mismo en la ficha de la película en IMDB. Toma como inspiración la novela de Agatha Christie para hacer con ella lo que le sale de los huevos, porque para eso han pagado los derechos de la novela. Espero haberte ayudado.