El cine de Perú es uno de los más interesantes de Sudamérica, aunque su impacto comercial no llegue al significado que tienen filmografías como la brasileña o argentina. El Séptimo Arte inca posee identidad propia y ha generado algunas muy buenas producciones que se caracterizan, entre otras cosas, por el modo particular de enfocar determinados aspectos de la sociedad peruana.
Francisco Lombardi es quizás el mejor director cinematográfico del país andino y ha basado su propuesta en una crítica tenaz a determinados estamentos nacionales, como, por ejemplo, las fuerzas del orden y los medios de comunicación.
Lombardi es un realizador que gusta construir entornos cuestionadores a través de enfocar un determinado entramado social y dotarle de características especiales a sus personajes para que se acoplan a la realidad.
Este director es una especie de cronista cinematográfico que relata sus argumentos de manera lineal y sin fragmentar secuencias. Respeta al máximo el orden cronológico de los acontecimientos y subraya aspectos culturales y determinadas conductas de las personas. Es un experto en recrear situaciones y hace un buen uso de escenarios y elementos metafóricos.
Una de las cintas que mejor describe el estilo de Lombardi es La Boca del Lobo, película que causó mucho revuelo en la nación inca en el año de su estreno (1988) por abordar un tema muy espinoso, como fue la impreparación del Estado para enfrentar a la insurrección terrorista.
En 1980, se dio en Perú el inicio de la lucha armada de un impactante y extraño movimiento subversivo llamado Sendero Luminoso, que sembró el terror durante toda la década con el propósito de instaurar un radical régimen de ideología maoísta-comunista en contra de la institucionalidad vigente del Estado peruano. Su accionar se sintió, sobre todo, en la serranía y en las comunidades campesinas más pobres del país, como las de Ayacucho.
La Boca del Lobo se atrevió a topar el tema más controvertido y temido de ese momento. Debe ser el más significativo filme que abordó el caos social en el que estaba inmerso Perú por la presencia del movimiento insurgente, liderado por Abimael Guzmán, y que puso al descubierto a una fuerza pública incapaz de actuar estratégicamente en contra de este grupo. La película mostró algunas contradicciones culturales existentes en ese instante en el país y el aislamiento en el que vivían segmentos de la población, elementos que fueron las bases para el surgimiento de Sendero Luminoso.
El filme narra la historia de un escuadrón militar que llega a una comunidad indígena de Ayacucho para capturar a elementos subversivos que estarían operando en el lugar. No obstante, la tarea es muy complicada porque los enemigos son “invisibles”, no se sabe quiénes son ni en dónde están. Esto origina que el pequeño batallón vea culpables en cualquier miembro de la población. El jefe del grupo castrense es asesinado y reemplazado de inmediato por un oficial llamado Iván Roca, quien implantará una disciplina férrea y arremete con extrema violencia en la localidad, provocando incluso una masacre de inocentes. Bajo su control está el conscripto Vitin, quien en un inicio se muestra ilusionado por su actividad, pero luego se rebelará ante su jefe y quién sabe ante qué más.
Francisco Lombardi, como en la mayoría de sus cintas, utiliza en La Boca del Lobo una narración ordenada en las secuencias, evitando el empleo de recursos fílmicos que distraigan al espectador de esta orientación narrativa. Llena el contexto del filme con tensión utilizando a la incertidumbre del accionar de un “enemigo invisible” y de las propias fuerzas armadas oficiales, a más de sobreponer momentos impactantes como los atroces atentados en contra de los derechos humanos de gente inocente.
Esta producción muestra sin tapujos ese contraste cultural existente en determinadas sociedades, que incide en modos de vida y en cosmovisiones contrapuestas. En este caso, por ejemplo, los militares, que provienen de la costa peruana, se sienten extraños en su propio país al llegar a la serranía y convivir con personas de distintas creencias y comportamientos, lo que origina desprecio, discrímenes y abusos en contra de los habitantes de la zona.
Si bien La Boca del Lobo enfoca el terrible accionar de Sendero Luminoso en contra de los campesinos que no querían sumarse a su causa, su énfasis lo ubica más en cuestionar a las actitudes de las fuerzas oficiales del orden que buscaban aplicar medidas radicales y crueles para atacar a sus enemigos, pero sin proteger a las víctimas inocentes, y más bien atentando en contra de ellas. Se aprecia un señalamiento al abuso militar de aprovecharse de estar en una zona que parece no tener presencia del Estado y de implantar un régimen de ajusticiamiento, parecido al grupo terrorista a quien debían combatir.
La película se adentra también a la convivencia cotidiana del grupo militar para indagar las razones psicológicas que podrían sustentar comportamientos inmaduros, violentos y hasta desquiciados de determinados elementos que lo conforman.
Hay además mensajes potentes en el filme, sustentados en escenas metafóricas, como las relacionadas con el juego de la ruleta rusa y con ciertas apariciones de una niña con un rebaño de ovejas.
La cinta fue muy polémica en su momento y las propias autoridades gubernamentales peruanas trataron de obstaculizar su estreno porque la consideraban atentatoria al buen nombre de las fuerzas armadas y porque, asumían, que existían aspectos que podían reflejar una especie de apología a la ideología subversiva, aspecto que Lobardi lo descartó totalmente. El final de la cinta es ambiguo y se presta a varias interpretaciones.
La pasión está también en el cine.