La alternativa | In Darkness (Agnieszka Holland)

Sobrevivir a las cloacas.

Durante la II Guerra Mundial, Lvov (ahora Leópolis) era una ciudad polaca. En ella vivía Leopold Socha, un tipo que podía recorrer prácticamente a ciegas todo el sistema de alcantarillado que atravesaba el subsuelo de la ciudad. En el inicio de In Darkness no se intuye, ni por asomo, que Socha sea un ser de luz, se nos presenta como un hombre capaz de irrumpir en las casas abandonadas de los judíos en busca de joyas y otros objetos valiosos que esconde junto a su compañero de trabajo a la espera de encontrar un buen postor. Más que un sentimiento de supervivencia, parece un asunto de pillería con el que mejorar la ya de por sí sucia forma de vida. Poco tarda Agnieszka Holland en recordarnos el salvaje momento en el que se sitúa esta historia, con una desesperante escena donde un grupo de mujeres judías corre por el bosque desnudas, perseguidas por un puñado de soldados nazis. Corren ellas, las encañonan entre risas ellos con sus pistolas y, mientras paralelamente intentan escapar los dos trabajadores del alcantarillado local, vemos a ese mismo grupo de mujeres muertas en el suelo, amontonadas sus cetrinas pieles en una bucólica postal donde la violencia aparentemente ha sucedido fuera de campo, pero el gráfico resultado no nos permite mantener nuestra mente ajena a su significado.

Es el principio de una constante, esa forma en que Socha va rapiñando mientras disfruta de su pequeño y cálido hogar con su mujer e hija, pero se siente ajeno al padecimiento de aquellos que no son católicos como él. Acomodándonos a los quehaceres del protagonista nos cruzamos con un buen grupo de judíos que intentan huir del gueto donde viven cuando saben que sus dos opciones son recluirse en el subsuelo o, en breve, en algún campo de concentración. Es así como descubrimos el verdadero interés de la directora, la vida en absoluta reclusión, una que intenta mantener la dignidad pese al despojo absoluto de libertad y conocimiento de lo que sucede a su alrededor.

Comienza así la evolución de Socha frente a los acontecimientos que le toca vivir, pues pronto se convierte en el único vínculo que este grupo de personas tiene con la realidad. Fluye así In Darkness con gran interés, donde esos minúsculos espacios nos llevan a movernos entre miradas asustadas y pequeños quehaceres que se contraponen a la forma de entender la situación por parte de Socha, que comienza esta relación por un interés puramente financiero y que, con el tiempo, parece entender que sus vidas dependen exclusivamente de sus pasos por los alcantarillados. Hay, entre tanto, pequeños acercamientos en cada uno de los personajes, sin obviar las necesidades físicas básicas, el sexo, el amor o el decaimiento absoluto de esperanza por parte de los allí encerrados. Una imagen contrapuesta a esos dos mundos que vive Socha, uno sobre tierra y otro abajo, llevándole a situaciones extremas en las que debe sopesar sus propios ideales para decidir de qué lado le interesa realmente estar.

No se puede poner en duda que la forma en que Agnieszka Holland es siempre parcial: tiene una opinión y la necesita plasmar en escena. In Darkness es muestra de ello, pues no busca héroes ni hazañas pese a resaltar los momentos más duros de la experiencia vivida por los implicados. Todos tienen esos momentos en los que, al sentirse al límite, sacan el lado oscuro que les permite sobrevivir en tan pésimas condiciones, dejando claro lo duro que fue mantener la cordura para quien se encontraba en zona de guerra. Hay también una buena selección de momentos cinematográficos en los que lucirse, con esos saltos temporales en los que resaltar todos y cada uno de los momentos que han pasado a la historia, forzando la imagen de buenos muy buenos y malos horribles para enfatizar el drama. Aún así es una imagen valiente, abrasadora y oscura en la que homenajear a unos pocos supervivientes que sirven de reflejo y conmemoración para muchas otras historias desconocidas sin abusar de lo lacrimógeno ni de lo ostentoso, y recordándonos que, pese a tener todas estas películas un mismo perfil, hay muchas sensibilidades para narrarlas en las que encontrar un punto de vista más cercano a lo único de lo que esperábamos.

Es entonces In Darkness un testigo del sufrimiento ajeno, con la tensión de estar siempre a punto de ser descubierto, con la muerte a la vuelta de la esquina, con la oscuridad pegada en los huesos frente al beneplácito de un tipo que, buscando oro, paseaba por los bajos fondos del fin del mundo.

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