El cine italiano encontró en la comedia un eficaz recurso para abordar, cuestionar y burlarse de algunos aspectos políticos, legales, sociales y culturales. La fama de este estilo cinematográfico del país europeo trascendió muchas fronteras.
Pietro Germi, uno de los grandes directores y guionistas de la cinematografía europea, alcanzó en 1961 la cima de la sátira costumbrista con la poderosa comedia Divorcio a la italiana, que señaló cómo una determinada rigidez legal puede alterar el comportamiento de las personas y generar acciones extremas para alcanzar un objetivo.
Germi, en su film, cuenta cómo un noble siciliano, Fernandino Cefalú (interpretado por el afamado Marcello Mastroianni), se enamora de una bella y joven chica, llamada Ángela, y desea hacerla su esposa. Pero hay dos impedimentos: él ya está casado con otra mujer y la ley italiana no contempla el divorcio.
No obstante, Fernandino encuentra en un artículo del Código Penal la solución a su problema. Dicha norma permite una pena leve para el cónyuge que asesine a su pareja cuando la haya descubierto adulterio.
Es así como Divorcio a la italiana configura una irónica, y hasta macabra, manera de poner fin a un matrimonio, en donde el honor de las personas es protegido por la legislación italiana. Germi ejecuta aquí una crítica tenaz, con humor negro desde luego, a un ambiguo esquema legal, que deja cabos sueltos que serán aprovechados por quienes quieren o necesitan alcanzar un objetivo.
De esta manera, el propio Fernandino será quien incentive y planifique el cometimiento de adulterio de su esposa para poder, así, dar cumplimiento férreo a lo establecido en el artículo del Código Penal que le permite salvar su honor. Así, con el paso del tiempo, podrá alcanzar su deseo de volverse a casar.
Pero la película no contempla solo esta maquinación sino que aprovecha la ocasión para resaltar determinadas conductas y estereotipos culturales. Es así que coloca al físico femenino como el elemento diferenciador entre la esposa y la amante. Mientras la mujer de Fernandino es fea, mayor y despreocupada en su aspecto, en contraposición se ubica a Ángela, una hermosa mujer, joven y bien vestida. La una merece, por su apariencia, que el marido ya no le quiera y la otra será la acreedora de la galantería y de los placeres de la vida.
Marcello Mastroianni demostró sus grandes virtudes de actor en este film, que incluso lo hizo merecedor a una candidatura al premio Óscar de Hollywood. Su gestualidad de mirada refinada y forzada, con bigote llamativo y pelo engominado, fue la base de una interpretación memorable.
Mastroianni personificó el comportamiento superficial. Demostró cómo un ser astuto y vanidoso puede estar en la capacidad de elegir no solo su destino sino el de los demás. El gran actor italiano consolidó con esta película su fama y admiración mundial que inició un año antes con La dolce vita.
Pietro Germi fue un maestro para contar historias, sustentado en costumbrismos de su país. En Divorcio a la italiana utiliza la música y los decorados para recrear todo un ambiente italiano. Ubica muchas de la escenas en el dormitorio, por ser uno de los referentes matrimoniales más reconocidos; pero, al mismo tiempo, utiliza este espacio para mostrar la ruptura del amor y el hastío.
Esta película se alza como una de las grandes realizaciones de la cinematografía italiana de la década de los años de 1960, y además forma parte de la colección de las grandes obras que Germi dejó como legado. Fue reconocida por la Academia de Hollywood otorgándole el premio Oscar al mejor guion.
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La pasión está también en el cine.
Buen artículo, gracias.
Realmente la película es buenísima. Buena reseña, saludos