En la Praga de 1967, dos familias, vecinas de un mismo edificio, celebran las fiestas orquestadas según las directrices de los patriarcas de cada una. A la cabeza de una de ellas está un alto mando militar fiel al régimen comunista, hombre duro, severo y con ínfulas dictatoriales, mientras que la otra tiene como miembro dirigente a un veterano de la resistencia, un verdadero patriota checo igual que gélido que el anterior, lo que fomenta un odio visceral entre ambos. Mientras que los progenitores de ambas familias se encierran en las casas al abrigo del frío y discuten tanto sobre los malogrados avances en investigación de la RDA como de la nostalgia política de los viejos tiempos, los jóvenes intentan escaparse de ellas y encontrar su propio refugio en el movimiento occidental imperante de finales de los sesenta. Mick Jagger, la estética mod o el novedoso y panorámico Technicolor. Este baluarte de la nueva juventud encuentra su representación en el joven Eilen, cuyos padres permanecen emigrados en Estados Unidos y envían a su hijo de forma frecuente todos estos tesoros de la contracultura para evitar la muerte de su alma. De Eilen está enamorada la hija del veterano checo, de quien a su vez está enamorado el hijo del comandante comunista adulador del rudimentario I+D alemán. Este último, atormentado por ver que su vecina no responde a sus avances, entra en un proceso destructivo que le provoca numerosos intentos de suicidio, con patéticos resultados. Por si esta tensión sentimental no fuera lo suficientemente grave, un inesperado romance entre los adultos fuerza a ambas familias a estrechar lazos de forma poco voluntaria.
Todas estas peripecias ocurren al albur de unas navidades que, si bien debieran traer dicha y amor a los participantes de su celebración, no provocan otra cosa que el agravio de sus rencores. En esta película no hay lugar para la amabilidad supuestamente inherente a estas fechas. Y si bien el cineasta Jan Hrebejk apuesta por hacer uso de la comedia seca entre sus personajes, que por la naturalidad de sus interpretaciones hasta podría dar a entender que ciertas secuencias forman parte del imaginario costumbrista checo, Pelísky no es otra cosa que la radiografía satírica de un tiempo complicado para su pueblo; y su envoltorio de loca comedia absurda, que por momentos recuerda a las excentricidades de Emir Kusturica, el reflejo de la amargura de una generación de jóvenes prisionera de un modo de vida que no les correspondía. Aquí no se trata de engrandecer al patriarca que resistió tanto a los comunistas como a los nazis que ocuparon la región durante la IIGM, y por quienes dice que fue interrogado, y humillar al padre comunista; el cineasta no tiene intención de juzgar a nadie en su película, sino de enfrentarles a una realidad mostrándoles como marionetas ridículas y obsoletas de un sistema tóxico de gobierno. De hecho, Hrebejk sitúa inteligentemente su narración en fechas navideñas como excusa para retratar la helada que congeló tanto el paisaje como la situación política del país, y que precedió al proceso aperturista que tuvo lugar poco tiempo después de los hechos narrados en el largometraje. Recordemos que a finales de esta década entró en marcha el programa conocido como “socialismo de rostro humano” impuesto por el comunista Dubček, y que permitió implementar un cierto nivel de democracia en la Checoslovaquia de la URSS, lo que propició el germen, entre otros acontecimientos, de la Primavera de Praga durante los primeros meses de 1968.
No obstante, es de entender la razón por la cual Hrebejk aporta un toque cómico a su película. La naturaleza de esta última le permite un acercamiento a ciertos temas que, por su universalidad, hablan por sí solos. Dicho de otra forma, podría decirse que Pelísky habla sobre adolescentes desesperados que no soportan la estupidez paterna y padres encasillados que no soportan la rebeldía de sus hijos. En clave de comedia, las posibilidades de esta premisa son infinitas y, desde el punto de vista del director y su no tan accesible histrionismo checo, es curioso comprobar la inesperada accesibilidad de la trama de la película.