El inicio del nuevo año ha traído una cantidad de nuevos estrenos a nuestras carteleras; comedias, películas familiares, cine de animación, terror… films entretenidos para pasar una tarde de vacaciones navideñas. Como alternativa a uno de ellos, concretamente Cómo acabar sin tu jefe 2 (Seth Gordon, 2014), secuela de Cómo acabar con tu jefe (Seth Gordon, 2011), proponemos en esta ocasión una olvidada comedia de los 80, que en su día fue todo un éxito en Estados Unidos (En España pasó más desapercibida), con la que dicha secuela posee bastantes puntos en común: Cómo eliminar a su jefe (Colin Higgins, 1980).
En Cómo acabar con tu jefe (2011), Nick (Jason Bateman), Dale (Charlie Day) y Kurt (Jason Sudeikis) planeaban un complot para matar a sus respectivos patrones. En la segunda parte, Cómo acabar sin tu jefe 2 (2014) pretenden secuestrarlos, lo mismo que las tres empleadas de Cómo eliminar a su jefe (1980), interpretadas por Jane Fonda, Lily Tomlin y Dolly Parton, quieren hacer con el suyo (genial Dabney Coleman): mantenerlo secuestrado hasta que consigan que les envíen unos documentos que demuestran que éste ha cometido un desfalco.
Sí Cómo eliminar a su jefe fuese una novela estaría dividida en cuatro capítulos y una conclusión o desenlace. Así, es una comedia ágil y fresca pero que funciona por segmentos, no tanto por diálogos ni por «sketches» aislados. Digamos que se plantean una serie de situaciones o acontecimientos con principio, nudo y desenlace y a lo largo de las diferentes tramas las tres protagonistas deben superar una serie de hilarantes conflictos, cuyo catastrófico desarrollo provoca la sonrisa cómplice del espectador; todo esto desemboca finalmente en un desenlace más sorprendente que inesperado.
El primer capítulo sirve como carta de presentación de los personajes y de la situación personal que experimentan cada una de estas tres empleadas con su jefe. La primera de ellas, Violet Newstead, interpretada magistralmente por la gran Lily Tomlin, es la mujer de confianza del jefe, su mano derecha, una secretaria eficiente, con grandes ideas que su jefe roba y presenta como propias; la segunda, encarnada con eficacia por Jane Fonda, es Judy Bernly, es una mujer tímida y algo remilgada —su caracterización recuerda un poco a la de Dustin Hoffman en Tootsie (1982)—, recién divorciada, representa el papel de la novata a la que cuesta muchísimo adaptarse al ritmo de su nuevo trabajo; por último, tenemos a Doralee Rhodes (la cantante de country Dolly Parton, famosa por el generoso volumen de sus senos y que curiosamente fue la única de las tres nominada al Globo de Oro como mejor actriz de comedia o musical) que encarna a la secretaria personal del jefe Franklin M. Hart Jr., interpretado como ya hemos señalado anteriormente por Dabney Coleman, y a la que éste acosa sexualmente sin resultado, aunque en la oficina todo el mundo piensa que es la amante del jefe. En ese segmento apenas se producen situaciones divertidas, sí acaso alguna aislada como aquella en la que Judy/Jane Fonda debe enfrentarse por primera vez a una multicopiadora o los trucos que emplea el jefe para ver el canalillo a Doralee o sus acosos infructuosos al estilo José Luis López Vázquez.
En el segundo capítulo, las tres mujeres comparten una noche de juerga y confidencias en torno a un generoso porro que se van pasando e imaginan, cada una según su personalidad, como acabarían para siempre con su jefe. Considero esta una de las mejores partes del film, ya que es cuando la película comienza a ponerse divertida por la gran imaginación de cada una de las locas ensoñaciones de las tres secretarias.
El tercer capítulo parte de un equívoco, haciendo creer a Violet/Lily Tomlin y a sus dos amigas que su jefe ha muerto envenado por culpa de un accidente. Las tres acuden al hospital y esconden el presunto cadáver de su jefe en el maletero. Esta trama es ágil, repleta de situaciones divertidas y disparatas, y funciona a modo de moderno «slapstick».
En el cuarto capítulo es cuando las tres ejecutan, casi sin querer, el secuestro del jefe. Se trata del bloque más largo de todos, y en el que las mujeres mantienen prisionero en su propia casa a su patrón; descacharrante la manera como “visten” y maniatan a éste para que no escape. Como señalé al principio, deben esperar la llegada de unos documentos que demuestran un desfalco, y mientras tanto las tres cambian el funcionamiento de la empresa, de tal modo que los trabajadores/as estén más contentos y ganen más. También deben evitar que la chivata de la empresa, Roz Keith, interpretada por Elizabeth Wilson, se percate de que el jefe no está en su despacho. A lo largo de la trama, disfrutamos de situaciones divertidas (la inesperada visita del ex de Judy/Jane Fonda) y se demuestra de nuevo una gran imaginación para la resolución de conflictos (el engaño al que someten a Roz, la chivata y como consiguen librarse de ella unos días).
Por fin, llega el desenlace del film en el que parece que el jefe va a salirse con la suya ya que las tres mujeres han fracasado en su plan de desenmascararle. En esta ocasión, nos encontramos con la inesperada aparición de un grande del cine clásico de todos los tiempos, Sterling Hayden (Atraco Perfecto, Johnny Guitar, Teléfono rojo, volamos hacia Moscú), que interpreta al gran empresario dueño de la empresa, un texano que viste por completo de blanco, con sombrero vaquero incluido, que será el que con su inesperada actitud termine por darle la vuelta a todo el asunto.
Cómo eliminar a su jefe fue un éxito de taquilla en Estados Unidos. El tema principal, Nine to Five (canción escrita e interpretada por Dolly Parton), se hizo muy popular en todo el mundo e incluso fue nominado al Oscar a mejor canción. El film dio lugar a un musical en Broadway y dos años después, en 1982, a una serie de televisión de la Fox que se llegó a ver en España, De nueve a cinco (Nine to Five), interpretada en sus principales roles por Rachel Dennison (hermana en la vida real de Dolly Parton), Valerie Curtin, Sally Struthers, Edward Winter y Rita Moreno, que duró cinco temporadas.
El film se mantiene todavía hoy bastante fresco y sobre todo muy ágil. La interpretación del cuarteto protagonista ayuda mucho a que esto suceda así ya que en sí la realización del desconocido Colin Higgins (realizador tan sólo de dos películas además de ésta: un musical horrible, La casa más divertida de Texas, y una comedia policiaca bastante conseguida con Goldie Hawn, Chevy Chase y Dudley Moore, Juego Peligroso) resulta un tanto plana y distante. Pese a todo, se trata de una película muy divertida muy representativa de los ochenta, momento en el que las mujeres comienzan a tratar temas que les conciernen en el cine de una manera más abierta y clara como el machismo laboral, como sucede en este caso, el aborto (el documental El grito silencioso, Un asunto de mujeres), la prostitución (Klute), los malos tratos (¿Qué he hecho yo para merecer esto?, El color púrpura), complejos sexuales (Buscando al señor Goodbar) etc.