Era 1970 y el cine arrancaba una década llena de violencia en casi todos sus géneros. El actor más importante de esta manera de concebir al Séptimo Arte fue Charles Bronson, quien para ese entonces era de los más taquilleros del mundo.
Su rostro esculpido como una roca y de aspecto felino se ha convertido en uno de los íconos históricos del cine de acción de todos los tiempos. Su estilo sobrio y de pocas palabras, su sonrisa fingida y hasta su forma de caminar, le permitieron configurar un personaje cinematográfico misterioso y temible.
Estas características convirtieron al famoso actor norteamericano en uno de los más cotizados de la época. El interés de contar con sus servicios traspasó las fronteras y Europa lo seduciría para su cine que, desde la década de los 60s, ya venía experimentado con altos niveles de violencia, especialmente Italia, y por ello aspiraba a contar con intérpretes de renombre que dieran fama y contundencia a esta corriente.
De este modo, el conocido director del ‹Spaghetti Western› Sergio Sollima, involucró a Charles Bronson en Ciudad violenta, una película que está sustentada en la traición y en la venganza, y que muestra la vida apacible y feliz de un tipo con su novia que sufrirá una conspiración en su contra, en la que estará inmersa su propia amada. Será emboscado y atacado, caerá en prisión y luego saldrá para arreglar cuentas.
Hay que destacar los primeros 10 minutos de este filme por su alucinante ritmo, pese a la ausencia total de diálogos. Lo mejor de este instante es una espectacular persecución de autos, llena de suspenso y adrenalina, pues la carrera se desarrolla en angostas calles, en donde cualquier obstáculo puede ser la ocasión para prever momentos de desesperación que son superados de manera asombrosa, como el poner a toda potencia el motor de un coche para trepar unas escalinatas.
Las carreras también será la base para otro momento inquietante del filme, cuando se ejecuta el primer acto de venganza en una competición automovilística en New Orleans. Los preparativos del ajuste de cuentas y la concreción del “accidente” son bien dirigidos, destacando los ángulos de cámara y el montaje, que estructuran un atónito relato fílmico.
La importancia de Ciudad violenta radica en que Sollima logra crear una trama en donde Charles Bronson asume un papel que, sin bien está muy apegado a su estilo, da origen a características que las consolidará en sus posteriores cintas de los 70’s: la de un asesino frío, metódico, solitario y silencioso, quien con un temperamento de hierro puede mantener intacta su reserva emocional, apareciendo como un ser implacable con sus presas.
El filme posee en su desenlace otro instante magistral, cuando el trayecto de un ascensor se constituye en una intensa composición cinematográfica llena de silencio y de movimientos de cámara que parecen buscar una explicación a lo que está sucediendo, pero cuya realidad será solo la imagen aterradora y claustrofóbica de una violenta y lenta muerte, para dejar claro que existe un dolor pausado, tan corto y tan largo a la vez, que forma parte de la más cruel forma de venganza que pueda maquinar un especialista en estas “labores”.
Ciudad violenta forma parte de ese grupo de thrillers europeos de los 70s que se constituyeron en la alternativa para asumir el contenido de alta violencia que inauguró el «Spaghetti Western», subgénero que para esos años ya estaba en decadencia.
Otro hecho a tomar en cuenta en este filme es la interesante participación de Telly Savalas, que años más tarde subiría al salón de la fama por su papel del detective Kojak en una serie de televisión. Savalas representa en Ciudad violenta, con su característico estilo sarcástico y excéntrico, al jefe de “la familia”, un grupo mafioso lleno de poder, que le gusta comprar a determinadas personas para que ejecuten algunos trabajos relacionados con su mundo. Por ello, tendrá un contrapunto intelectual y de carácter con Bronson.
No hay que olvidar la siempre soberbia participación musical de Ennio Morricone, quien para este filme aportó con una muy buena partitura que realza el contexto violento en el cual se desarrolla casi toda la película.
La pasión está también en el cine.