Si hay un género cinematográfico en continua evolución, la cual por otra parte es necesaria para poder seguir existiendo como tal, ese es el de la ciencia ficción. Pocos géneros atrapan tanto a primera vista (sobre todo a través de los ojos), instando a penetrar en nuestras mentes un efecto cautivador y tramposo, al ser la percepción visual la que prevalece sobre la intelectual en un primer visionado. Cada 5-10 años aparece una película que a través de la innovación tecnológica sensitiva y casi subliminal induce a afirmar a una amplia mayoría de los espectadores que nos encontramos ante la mejor película de ciencia ficción de la historia del cine. Este es el caso reciente de Gravity, pero este no es un caso aislado. El viaje a la luna, Metrópolis, Blade Runner, 2001 una odisea del espacio, Solaris, El planeta de los simios, Planeta prohibido, Ultimátum a la tierra, etc… fueron casos similares en su época al acontecido recientemente con Gravity. ¿Qué diferencia a una obra maestra de una película que puntualmente causó este efecto durante el breve espacio de tiempo que sucedió desde su estreno hasta su obsolescencia tecnológica? (porque no nos engañemos, dentro de 20 años Gravity quedará obsoleta a ojos de la nueva generación de cinéfilos amantes de la sci-fi). Sin duda la historia y el ritmo narrativo cinematográfico, una cualidad que va más allá de la meramente visual o tecnológica. Solo el tiempo dictaminará en que equipo se integrará Gravity.
Un claro ejemplo de una película de ciencia ficción que causó sensación en su época gracias a sus espectaculares (para su tiempo) efectos especiales y que el paso del tiempo ha desterrado a un triste segundo plano es el de la película que vamos a reseñar a continuación: Atrapados en el espacio, cinta ganadora del oscar a los mejores efectos especiales en 1969 que fue dirigida por uno de los grandes renovadores del cine americano de género de los cincuenta, el gran John Sturges y que contaba con un magnífico reparto encabezado por un maduro Gregory Peck al cual acompañaban unos primerizos Gene Hackman y Richard Crenna (aquel Coronel Trautman al que Rambo confesó que no sentía las piernas).
Atrapados en el espacio se ubica en esa etapa del cine de ciencia ficción en el que la influencia de una cinta mastodóntica como 2001 una odisea en el espacio arrasaba con todo. Del mismo modo en el contexto sociológico, la lucha que enfrentaba a la Unión Soviética con los EEUU por llegar a la luna lo impregnaba todo, por lo que muchas películas de esta temática (viajes espaciales) trataban de explotar el filón que esto suponía. Lo primero que llama la atención de la cinta es su conseguido dibujo del espacio exterior, el cual es trazado nada más comenzar la película a través de unas secuencias cuasi documentales del lanzamiento de una nave espacial desde una base de despegue americana. Las tomas fotográficas del despegue, fotografiadas con gran realismo, sirven para dar paso a la siguiente secuencia, en la cual se exhiben los bellos movimientos de ensamblaje con la estación espacial de destino de la cápsula lanzada al espacio exterior. La sensación de movimiento que Sturges consigue dotar a las escenas espaciales son sencillamente espectaculares y adelantadas a su época ya que chocaban con la típica rigidez e inmovilidad de las cintas de serie B americanas así como de las grandes cintas de scifi soviéticas. Igualmente innovadoras, e influenciadas por 2001, son las secuencias de los paseos espaciales que llevan a cabo los astronautas tripulantes de la cápsula, paseos en los que las luminosas estrellas en movimiento y la presencia de la tierra como fondo de pantalla confieren un halo de veracidad muy estimulante.
Los mensajes intercambiados entre los astronautas y el centro de control de Houston nos informarán de que la nave ha sido lanzada al espacio para llevar a cabo una misión de experimentación científica durante siete meses bajo el auspicio de la NASA. Sin embargo pasado el tiempo, y ante la falta de resultados y cansancio de los tres componentes de la misión, la NASA decidirá abortar la misión lo que conllevará por tanto el retorno de los tres astronautas a la Tierra. Sin embargo un fallo en uno de los motores de propulsión provocará que la cápsula quede atrapada, junto con sus tripulantes, en el espacio. Este hecho hará saltar todas las alarmas en Houston, donde los expertos aeronáuticos deberán hallar una solución que procure el retorno de la nave a la Tierra antes de que se agoten las limitadas reservas de oxígeno disponibles. Al mando de las operaciones de rescate se sitúa Charles Keith (Gregory Peck), el cual tratará de coordinar todos los recursos a disposición de la agencia espacial para lograr traer con vida de vuelta a casa a los tres astronautas cautivos en el espacio.
La película se beneficia de la impecable factura técnica y de la rotundidad narrativa de John Sturges, el cual construye una película rocosa y eficaz dotada de un ritmo muy clásico. Uno de los puntos que puede llamar la atención del espectador es el hecho de no encontrarse con una película 100% sci-fi. Tras la detección de la incidencia en los propulsores, la película se convierte es una especie de cinta de intriga en la que las secuencias en el centro de control de Houston y de los avatares de Charles Keith en la tierra dominan a las secuencias espaciales. Igualmente Sturges incluye algún elemento melodramático (para mí no necesario) como las conversaciones mantenidas en la pantalla de comunicación con la nave entre los astronautas y sus mujeres (testimonial, salvo por estas escenas un tanto forzadas, es la presencia de mujeres en la película, presencia que en mi opinión sobra ya que confiere a la cinta un sentido que nada tiene que ver con los esquemas seguidos a lo largo del resto del metraje).
A la cinta se le puede achacar exceso de lentitud, sobre todo motivado por el hecho de enrevesar demasiado la trama de la búsqueda de la resolución del problema, trama que da excesivas vueltas sobre el mismo eje y que parece no querer avanzar con fluidez en aras de otorgar un mayor misticismo a la sinopsis. En algunas fases de la cinta el tedio vence al dinamismo, algo ciertamente llamativo en el cine de Sturges, el cual suele poseer un talante dinámico claramente dirigido a entretener al público. Igualmente la cinta se queda a medias en lo que respecta al dibujo de la personalidad de los protagonistas. En un principio desconocemos el pasado e incluso el presente de los tres astronautas. No se presenta a sus familias y ni siquiera entre las conversaciones mantenidas entre ellos se hace referencia a su vida personal ni tampoco mención alguna a su temperamento individual. Esto puede provocar un cierto distanciamiento emocional con el espectador, y es lo que hace chocar la posterior integración de la secuencia de los astronautas con sus cónyuges. Del mismo modo, la película va adoptando conforme avanza el metraje los arquetipos del cine de intriga, de manera que el suspense va in crescendo (lentamente, es cierto) hasta alcanzar el cénit en los últimos veinte minutos de la película, que para mí son los mejores en el global de la cinta. Una virtud muy clara de la cinta es la atmósfera opresora que retrata, la cual se ve fortalecida gracias al esquema escénico empleado por Sturges, a saber, las secuencias en la nave se centran en fotografiar a los tres astronautas en un espacio muy reducido y asfixiante en el cual apenas pueden moverse, mientras que las escenas en Houston son fotografiadas empleando planos abiertos que muestran la inmensidad de la sala de control, inmensidad que sin embargo también se impregna de una atmósfera opresora debido a los numerosos aparatos informáticos, mobiliario y densidad demográfica sita entre las cuatro paredes del edificio.
Como buena cinta de sci-fi el guión está plagado de terminología científica y teorías que son explicadas con un lenguaje técnico, pero a la vez coloquial, evitando de esta forma que el espectador de base científca media se pierda en una motaña de términos incomprensibles. Culmino la reseña resaltando el carácter profético (la ciencia ficción tiene esa gran virtud) de Atrapados en el espacio. La cinta se filmó unos años antes de los sucesos del Apollo XIII, los cuales son increíblemente similares a los narrados en la película e igualmente fueron llevados al cine en los noventa por Ron Howard en la película titulada con el mismo nombre de la misión. A pesar de sus defectos narrativos, los cuales sin duda han desterrado a la cinta a un segundo plano que los espectadores del día de su estreno jamás podrían haber imaginado, la película se ve con enorme placer e interés y hará las delicias de los fans de las películas de viajes espaciales debido a sus magníficas escenas siderales así como a unos FX adelantados a su época y evocadores. Sólo el tiempo confirmará cual es el camino que recorrerá Gravity: el de 2001 una odisea en el espacio o el de Atrapados en el espacio. Desde ya pueden hacer sus apuestas.
Todo modo de amor al cine.