Kikoriki: Equipo invencible es la primera adaptación al largometraje de la serie infantil rusa Kikoriki. Concebida como una precuela que nos explica cómo llegaron a conocerse sus personajes, esta película está animada en 3D por ordenador, en contraste con la animación en flash de la serie original. Su historia nos cuenta cómo un grupo de amigos que viven en un lugar apartado reaccionan al ver por primera vez una televisión. Terminan aficionándose a un serial sobre un superhéroe llamado Lucien, pero sin ser capaces de distinguir ficción de realidad, deciden viajar a la ciudad para ayudarle a combatir el mal.
Con una galería de personajes de diseños tan sencillos como simpáticos, y con elevadas dosis de acción y comedia, la cinta contiene todos los elementos necesarios para entretener al público más joven. Sin embargo, desde la perspectiva que me proporciona no haber visto nunca la serie en la que está basada, no puedo aseverar con certeza que exista una continuidad narrativa adecuada con los personajes y eventos respecto de dicha serie, y asimismo, no puedo tampoco asegurar que el disfrute que proporciona la película no se vea afectado; la sensación que me da en este último punto es de hecho la contraria. Lo que sí puedo decir es que se entiende lo que ocurre y que las relaciones entre los personajes y su entorno, tal y como están contenidas en el filme, son bastante fáciles de interpretar.
Otra cuestión, sin embargo, está en el impacto que tienen éstas. Uno de los problemas que afronta Kikoriki: Equipo invencible es la sensación constante de que, precisamente, sus personajes pertenecen a un contexto narrativo mucho más amplio. Pese a sus personalidades sencillas y a lo fácil que resulta entender qué rol ocupa cada uno, lo cierto es que su énfasis está muy diluido, hasta el punto de que excepto tal vez dos o tres de ellos, su carácter no parece jugar un papel medianamente importante en la historia, ni siquiera como gags. La sensación de no conocer a los personajes lo suficiente, y de no haber forjado una complicidad necesaria con ellos, es patente durante toda la película.
La historia, contada con dinamismo pero sin innovar, consigue generar un clímax adecuado a base de jugar con una narración eficiente y un buen sentido del ritmo, no logrando sin embargo nada más allá de lo funcional. Para un espectador adulto, tal vez sean la sátira sobre la televisión e incluso algunos pequeños instantes de humor negro los que más llamen la atención, pero en general no puede decirse que el discurso de esta obra ofrezca algo estimulante para todos los públicos, como sí ha ocurrido con algunas películas infantiles contemporáneas. No hay que restarle mérito en cualquier caso por ello, porque no hay duda de que es capaz de moverse con eficacia por el terreno en el que se encuentra delimitada.
Pero lo cierto es que más allá de esto encuentro diversas situaciones en las que se le notan las costuras demasiado a esta producción. En particular al respecto de la comedia. El humor de esta película es… difícil de explicar como poco. Un batiburrillo de estilos cómicos que comienza con un humor blanco bastante poco afortunado, por no decir directamente forzado y sin sentido del timing, que termina insertando contenido bastante satírico y caricaturesco, incluso potencialmente ofensivo en algún punto concreto (esas caricaturas raciales, o ciertos chistes sobre la inmigración), pero todo ello sin abandonar un trasfondo blanco e inocente. Es una mezcla extraña, que se da de golpes constantemente, y que más que contribuir a hacer más ameno el resultado final, lo desluce.
Lo que queda al final de la experiencia es un entretenimiento simple, que cumple su función y que ni aspira ni llega a más, pero que en cualquier caso, y más en el supuesto de no estar familiarizado con la serie original, resultará muy fácil de olvidar y en último término tan inocuo como mediocre. Si tengo que quedarme con algo de esta película, es precisamente con los entrañables créditos finales, que dan una idea de la dimensión real de estos personajes y su impacto en la imaginería popular, de lo cual la cinta apenas puede mostrarnos unos pocos trazos muy comprimidos y sin el énfasis necesario para aguantar el tipo y resultar como mínimo memorable.