En Dédé, à travers les brumes el realizador canadiense nos trae algo muy diferente a 14 jours, 12 nuits, pasamos de una mirada extranjera al ambiente local del realizador, precisamente a la provincia de Quebec en la que la banda Les Colocs se forjó, porque este es de hecho un biopic que recorre la historia de dicha banda a partir de la mirada del vocalista André Fortin. Esta, a pesar de ser una banda poco conocida, es bastante parecida (al menos en sus anécdotas) a tantas otras que han sido retratadas en la gran pantalla: drogas, mujeres, largas melenas, personajes excéntricos, codiciosos managers y otros tópicos son lo que vamos a encontrar en esta historia.
Comparando de nuevo esta cinta con 14 jours, 12 nuits parece que hubiese sido realizada por un director totalmente diferente, en cuanto a locaciones abandonamos los espacios abiertos y recargados de naturaleza por entornos cerrados y citadinos, especialmente bares, apartamentos o pisos que son el lugar de hábitat común de los personajes; estos espacios se caracterizaran por ser desordenados, llenos de papeles, cigarrillos tirados, ropa y en general caóticos pero no decadentes, pues hay una estética en ellos que está llena de rebeldía y vigor más que de entropía y nihilismo. En cuanto al tratamiento audiovisual, la cinta experimenta con algunas técnicas de animación creando varias escenas interesantes que reproducen las canciones del grupo con diferentes propuestas, y ya en cuanto a lo narrativo, al igual que casi todos los biopics la película tiene que divagar y conectar distintos escenarios y momentos de la vida de los personajes de una manera mas o menos articulada y verosímil.
Es de elogiar el interés del realizador por indagar en los distintos momentos en la vida del protagonista, porque hay un buen trabajo con los actores a la hora de plantear las escenas para que la interacción de estos se sienta natural y propia de la realidad, en especial en las relaciones de pareja del cantante, donde se puede notar como el realizador supo plantear los detalles de estas, los gestos profundos pero casi imperceptibles que dicen mucho sin apenas hablar, así como desarrollar los distintos puntos de ruptura de tal manera que, sin estarlos subrayando, el espectador es capaz de notar los deterioros y nuevos amoríos que poco a poco van emergiendo.
La cinta también hace un pequeño comentario sobre la lucha que hubo en Quebec por independizarse de Canadá; en ese sentido, el trabajo también contiene tintes políticos interesantes de valorar y se siente que la intención del realizador, así como la del vocalista, estuvieron en pro de dicho proceso de independencia.
También se menciona o relaciona brevemente el suicidio del artista. Este es un punto en concreto que se desarrolla de una manera apresurada y poco justificada, pero que puede tener su razón de ser en un interés por parte del realizador de presentar al personaje de una manera más amena y respetuosa con respecto a sus etapas difíciles. La cinta quizás sea mas atractiva para aquellos que conozcan la banda, ya que son los que de manera apasionada e íntima podrán revivir las diferentes historias de los personajes, porque es ese tipo de trabajos y de grupos o bandas con los que los espectadores tienden a estar más conectados.
Al final la historia de André Fortin es otro retrato del ascenso y caída de una juventud desbocada, salvaje y arrogante que termina siempre abrumada por el peso de un ego que se cree por encima de la realidad que nos somete, y que si no se sabe afrontar con mesura termina colapsando nuestro ser.