Dirigida por Sonja Prosenc, History of Love fue la película enviada por Eslovenia para competir en los Oscar al premio de mejor película de habla no inglesa en 2020 (a pesar de haber sido estrenada en su país en 2018). No estuvo nominada en dicha categoría, pero lo importante es participar.
La película cuenta la historia de Iva, una joven de 17 años que se enfrenta a la muerte de su madre y al descubrimiento de algunos secretos que no conocía sobre ella. Como buena saltadora de trampolín que es, se sumerge en un mundo nuevo que está lejos de su realidad.
Así, sin más, podríamos estar hablando de una película cien veces vista antes, y tal vez sea así, pero no siempre. History of Love se desarrolla frente a los espectadores en un lenguaje cinematográfico que nos baña en la experiencia interna de la protagonista durante su viaje en busca de significados y respuestas. Con una dramaturgia sutil y silenciosa, utiliza algunos destellos de sonido para destacarlos sobre los detalles visuales, creando una atmósfera única que invita al espectador a realizar su propio viaje a través del paisaje creado por la directora.
Esto, a grandes rasgos, resumido más como lo que le gustaría ser que como lo que es. Después de todo, en tanto en cuanto intenta concentrarse en los silencios, buena parte de la historia resulta difícil de creer, o más bien el mundo interno de los personajes. Está claro que la ausencia de diálogo existe para conseguir que el espectador entre en un espacio más abstracto, el de la intimidad, pero ante tanto personaje silente no siempre es sencillo.
Quizá porque no vemos la mayor parte de la vida cotidiana de los personajes, y sólo los momentos de especial tensión y contemplación. O quizá porque la película nunca termine de desarrollar su potencial del todo. Y no lo hace porque, si bien a veces hay buenas ideas, a veces resuelve la idea original con modos de ejecución monótonos y tópicos. En cierto modo es como si, intentando contar una historia cien veces contada de forma diferente, se hundiese en los mismos afluentes donde otros no supieron ni nadar.
Está bien intentar crear una elegía audiovisual sobre la pérdida, el duelo, el amor y los secretos. Todos empatizamos. También lo está hacerse preguntas al respecto: ¿A qué profundidad ahogamos el dolor? ¿Cuánta agua se necesita para eliminarlo totalmente? Sobre todo, si es usando un lenguaje de imágenes acorde, como ensoñaciones. Imágenes etéreas, presentimientos arquetípicos y metáforas visuales y sonoras que crean una experiencia sensorial muy poderosa (aunque no siempre para bien) y capturan precisamente la sensación de estar atrapados a pesar de no poder parar el tiempo.
En definitiva, está claro que la autora exige un espectador activo, listo para salir de su zona de confort y lo más lejos posible de lo que nos brinda el cine comercial. Debido a su estética visual y a la estructura de la cinta, no cabe duda de que es una película que pone a funcionar todos los sentidos del espectador. Sin embargo, no siempre los pone a funcionar en el mejor sentido: definida por algunos como la Historia de un bostezo, History of Love es una de esas películas rodadas a cámara lenta y con largos silencios que te meten sustos con un ruido tocho inesperado. Así que, si eres de los del bostezo, para ti también tiene remedio.