Cine Maldito, como su nombre bien indica, no es una plataforma para sentar cátedra ideológica en lo que a política se refiere. Sin embargo, el caso que nos ocupa, Histèria de Catalunya, resulta muy difícil de abordar sin hacer hincapié en este tema. Ya no tanto por decidir si estamos a favor o en contra de su posición, sino precisamente por su incapacidad para transmitir de forma cinematográficamente aceptable su posicionamiento, o mejor dicho, y a ello nos referiremos a continuación, su falta de honestidad a la hora de esgrimir argumentos.
Famosa es ya la frase que el ínclito Donald J. Trump utilizó para escurrir el bulto en los incidentes de violencia racista ocurridos en Charlottesville. «Many sides» fue su forma de no admitir que los únicos culpables de aquello eran supremacistas, racistas y neonazis. Una forma cobarde de apostar por aquello de “es que los otros van provocando”. Pues bien, de una forma similar (algo que también hacen los pseudohumoristas de la Revista Mongolia en España) Histèria de Catalunya apuesta por la misma fórmula, aquí llamada bajo el nombre de equidistancia.
Dejando de lado que las imágenes desmienten dicha teoría, la idea de que verdugo y víctima comparten misma responsabilidad es del todo demencial. Y sí, el film no es parco en ofrecer imágenes de la violencia policial del 1-O o de declaraciones incendiarias de los políticos populares, ciudadaners o socialistas de turno. Podrá gustar o no, pero si el film se decantara por una condena sin paliativos de lo ocurrido podría ser hasta un documento de valor ideológico. El problema reside en no querer ser demasiado “independentista” y ofrecer un contrapunto que, lejos de pivotar sobre argumentaciones de calado, se dedica a mostrar una imagen del movimiento basado en folklore rancio, frikis, algún fotograma de Pujol y cero capacidad de profundizar en los motivos de todo lo ocurrido.
Puede que, efectivamente, se busque un efecto humorístico en todo ello, de hecho el formato muy parecido al APM de Tv3 refleja a las claras esa intención. El hándicap reside en que no solo no se consigue debido a un montaje desafortunado y una selección de cortes más que dudosa, sino que el asunto es de una gravedad tan importante que no merece un tratamiento tan superficial y banal.
De esta manera sucede lo que habitualmente pasa cuando uno no se quiere “mojar”. Por un lado que se ve el plumero a kilómetros de distancia, por otro que, lejos de su propósito inicial, se consigue cabrear a todo aquel que desde posiciones ideológicas opuestas vea el film. Así que, en definitiva, este es un documento que lejos de ser un testimonio humorístico y desdramatizador acaba por ser un panfleto. Y lo peor, ni de independentistas ni de unionistas, sino un auténtico canto a la nada más absoluta. Un manifiesto que quiere ser muestra de lo absurdo de la situación y que acaba siendo un esperpento per se. Sí, el planteamiento humorístico es un enfoque tan válido y legítimo como cualquier otro siempre y cuando vaya acompañado de rigor, exigencia y honestidad. Tres elementos que brillan por su ausencia en esta Histèria de Catalunya.
Ei de puta madre! Muy bien análisis, estoy de acuerdo en todo.
Vamos, que tú te quejas y te rasgas las vestiduras porque la película no se moja ni se decanta claramente por uno de los dos lados (el indepe, of course) y tu comentario de la película no pasa de un panfleto partidista (indepe, of course).
Pues hala, a seguir la terrible opresión española que ha posibilitado que Cataluña haya sido punta económica de España durante decenios mientras sus élites extractivas nacionalistas sangraban a lis catalanes y al resto de los españoles para hacer lo mismo o peor de lo que farisaica y repugnantemente achacaban desde su supuesta superioridad moral (¿y étnica?) a esos detestables mesetarios.
Sarna con gusto..