¿Dónde están los límites de la tecnología? ¿Hasta que punto podemos llevar el progreso sin acabar siendo meras víctimas suyas? ¿Hay espacio para las personas, son importantes en un mundo dominado por las máquinas? Preguntas, preguntas y más preguntas que, aunque parecen estar ahora, más que nunca, en boca de todos, llevan años formuladas. Así se abre este documental, con un video de H.G. Wells definiendo las bases, poco alentadoras, de un futuro en el que estaríamos dominados por un “Cerebro mundial”.
Partiendo de esta idea del escritor británico, no alejada de la realidad, Ben Lewis comienza a definir la historia del conocimiento humano, materializado en los libros, y los intentos por recopilarlos hasta llegar a nuestros días, a la era digital.
El director de este documental nos cuenta todo el proyecto de Google Books, el desarrollo del mismo, las causas, las valoraciones internas y externas. De su mano, vamos haciendo un recorrido desde la idea original hasta las consecuencias jurídicas que hubo. Pero no desvelemos cosas.
Lewis utiliza un formato clásico: Entrevistas, imágenes de archivo y mucho texto, por si las cosas no quedan claras. Además, incorpora animaciones digitales en partes en las que no ha podido obtener imágenes. Quizá el gran número de entrevistas y personajes que aparecen sea un problema, pues con los innumerables cambios entre unos y otros uno acaba por olvidar quien era quien.
Hay que advertir también una mala tendencia ya desde el principio: El cineasta no se limita a contarnos toda la historia, sino que, obviamente, toma partido. Desde la música, o mejor dicho, especialmente la música, hasta el texto, todo nos está sugiriendo desde el comienzo una voluntad de conspiración, de paranoia, de algo que no encaja. Parece como si el director quisiera susurrarnos secretos velados en rincones oscuros. El enfoque, por tanto, no parece ser el más adecuado para hacernos reflexionar, sino más bien para intentar crear una opinión en nosotros.
No obstante, la documentación empleada es rigurosa, los puntos de vista, en muchos casos, interesantes. Desde el director de la Biblioteca de Harvard hasta el de la La Bibliothèque Nationale de Francia (por cierto, también se utiliza el proceso de montaje para lanzar alguna pulla a los franceses en general) Desde asesores de externos hasta autores de diversos países. Todos opinan, explican su visión de todo el proceso de digitalización de libros, lo que permite obtener una visión bastante global de lo que pasó y sus repercusiones a lo largo del globo.
De este modo, es muy interesante ver como se trata a una empresa que representa tanto el espíritu americano como es Google a lo largo del mundo. Los conflictos derivados de esta oposición a la empresa de Mountain View también dan pie a la meditación: La dicotomía Estados Unidos – Europa, que parece ser meramente económica en los tiempos actuales, o, pese a su voluntad global, lo mal que se trabajan los mercados asiáticos por parte de las empresas occidentales.
De este modo, gracias a la enorme crónica que se nos ha ido mostrando, tanto informativa como opinativamente, cuando llegamos al final del proceso, al famoso juicio presidido por el juez Denny Chin contra un posible monopolio de Google en el acceso a la cultura en 2011, tendremos una idea clara de todo el proceso, como se construyó y a que problemas se enfrentó. Lewis utiliza el libro como forma y fondo, y no puede evitar comparar este progreso, la sociedad digital que tenemos actualmente, con el futuro cuasi apocalíptico de Wells o las ideas pesimistas de otros grandes escritores como Kafka. Parece que el cineasta quiere darnos a entender que bando es el bueno.