Entre las facetas más desconocidas de Federico Fellini se encuentra su habilidad para el dibujo, que le permitió sobrevivir tras la Segunda Guerra Mundial realizando caricaturas de soldados estadounidenses. Su afición por la ilustración también se plasmó en su Libro dei sogni, una especie de diario onírico que mantuvo durante treinta años —en el que se reflejaba también su actividad cinematográfica— y desde donde encontraba inspiración para la construcción de sus imágenes. El documental Fellini degli spiriti (2020) utiliza este aspecto más oculto de su biografía como uno de los múltiples puntos de entrada al universo espiritual del director nacido en Rimini hace ya más de un siglo. A través de material de archivo de Fellini y testimonios convencionalmente rodados a modo de entrevistas de multitud de personas que mantuvieron vínculos profesionales y amistosos con él, la directora Anselma Dell’Olio trata de desentrañar la fascinación de Fellini por lo irracional y lo trascendente, por esas puertas que se vislumbran a otras dimensiones desde nuestra frágil concepción de la realidad. Asistimos así a un repaso pormenorizado desde su interés por las teorías de Carl Jung, su obsesión con los sueños, el contacto con lo sobrenatural y su ambivalente relación con la religión católica.
El título evoca directamente a su primer largometraje rodado en color, Giulietta degli spiriti (1965), con clara vocación anticipadora del contenido temático y el discurso del filme. Al igual que su protagonista interpretada por su esposa Giulietta Masina, Fellini se muestra aquí como un hombre inmerso en una profunda crisis personal que se intensifica desde su diagnóstico de depresión clínica en 1952. Él se encuentra en permanente conflicto entre la percepción de lo que le rodea y su identidad, entre la conexión con lo terrenal y la posibilidad de dialogar con otras realidades tan auténticas como las que consideramos materiales. A lo largo de su vida entraría en contacto con videntes y se introdujo en el espiritismo. Si bien las imágenes dibujadas por el cineasta son un elemento que se antoja fundamental, apenas se usan como destellos ante la cámara de las ideas que trata. Se intuye que, antes de fijar la atención del espectador sobre ilustraciones estáticas reproducidas sobre materiales muertos, Dell’Olio prefiere incluir una gran variedad de segmentos de la filmografía del director para ejemplificar las ideas de cada parte de su cinta, estructurada episódicamente siguiendo el estilo de La dolce vita (1960). En cierto modo esto limita un poco la construcción visual de las ideas que se tratan en esa bidireccionalidad existente entre la manera de entender la vida del sujeto de estudio y su obra fílmica.
Esto contrasta, por ejemplo, con la aproximación que Mark Cousins provee recientemente a su largometraje The Eyes of Orson Welles (2018). En este otro documental que desentrañaba la relación de Welles entre su cine y su vida —de manera abiertamente subjetiva en su punto de vista y a través de sus dibujos— sí se logra describir una fuerte evidencia entre su concepción cinematográfica, su forma de entender el cine vinculada a su perspectiva personal, y los elementos biográficos que la mediatizaban vistos a través de los trazos que realizó desde niño. Quizá por la misma naturaleza oral y pretensiones objetivas de la visión que quiere mostrar de Fellini, Fellini degli spiriti parece quedarse más en la superficie de estos vínculos que explicarían más profundamente sus intenciones escénicas y formales expresadas a través del cine. Lo que a priori parece una simple celebración del hedonismo y los placeres sencillos en su personalidad, esconde con su peculiar pátina de humor y su mirada irónica la imposibilidad de explicar su propia conducta dentro de una sociedad con multitud de reglas que desafían nuestra propia esencia, cultura y tradiciones. Lo que sí alcanza este documental es a demostrar tanto la cohesión temática como el significado trascendente de un simbolismo recurrente que hace de su obra algo tan estimulante y único. Una obra que sirve de legado sobre unas contradicciones que nos conectan universalmente con sus valores artísticos y humanos en la búsqueda de la sublimación de la vida mirando más allá de lo evidente.
Crítico y periodista cinematográfico.
Creando el podcast Manderley. Hago cosas en Lost & Found.