Fallece la cineasta británica Antonia Bird

Antonia Bird es otro de esos nombres ligados al mundo del cine que nos deja antes de tiempo, y es que la directora de cintas como Ravenous apenas contaba con media docena de títulos a sus espaldas y ni siquiera había llegado a los sesenta: con 54 años nos dejaba ayer una cineasta que precisamente tenía nuevo trabajo en preproducción, más de una década después de rodar su último trabajo cinematográfico, la ya citada Ravenous.

La escasez de títulos en no pocos años de carrera, no obstante, se debía más a sus largas temporadas en el mundo televisivo, donde en sus inicios colaboró dirigiendo episodios de series relacionadas con el policiaco como Policía de barrio o Inspector Morse. Ya en esos inicios demostró cierta afinidad por el cine de género, algo que se confirmaría en algunos de sus escarceos con la dirección cinematográfica.

Priest

No obstante, su primer trabajo, el drama homosexual Priest, no parecía tener relación con ello. Protagonizado por Linus Roache, y con dos figuras emergentes del cine británico como Robert Carlyle, que venía de protagonizar el Riff Raff de Ken Loach, y Tom Wilkinson, a quien todavía no había llegado su primer éxito (lo haría 3 años después con Full Monty), Priest le valdría galardones como el Premio del público en Toronto, el Premio a Mejor debut británico en Edimburgo, e incluso una nominación a los BAFTA. Su siguiente proyecto, fue el primer y último escarceo de Bird con el «mainstream», una Amor loco protagonizada por un Chris O’Donnell en ascensión tras varios papeles de peso y Drew Barrymore.

La experiencia no debió gustar mucho a Bird, que regresó a su Reino Unido natal para volver a unir fuerzas con Robert Carlyle en un thriller de tintes dramáticos de lo más interesante y curioso llamado El rostro, una especie de parábola social que reportó a Carlyle algún que otro premio, y por el cual la cineasta se llevó dos galardones del Festival de cine policial de Cognac por esta película donde volvía a temas ya tocados en su etapa televisiva. Su mayor logro, no llegaría hasta dos años después, cuando dirigiría Ravenous, basada en hechos reales pero aderezada con elementos del fantástico donde también estaba Carlyle en uno de los papeles centrales junto a Guy Pearce. Ravenous no fue solo la cinta más exitosa de su carrera, también una propuesta sobre caníbales en la América del s. XIX sobre la cual cuasi aconteció un culto, fruto de su trabajadísima y sugestiva mixtura de géneros, y de la controversia que despertó el último de sus films.

Ravenous

Los años venideros, Bird volvería al terreno televisivo, donde se ocuparía de algún que otro telefilm de entre los que destacarían la criminal Care, que se llevó no pocos premios y nominaciones (entre ellos, un BAFTA), y The Hamburg Cell, un drama sobre lo acontecido en Estados Unidos el 11-S que se ponía, en un inusual ejercicio, tras las psiques de los autores de los fatídicos atentados.

Su más reciente trabajo sería la serie televisiva The Village, protagonizada por John Simm y Maxine Peake, que nos deja ante el legado de una cineasta de marcado carácter e ideas claras, con una visión única y distintiva, a la que siempre podremos recurrir para revisitar uno de esos nombres que quizá no hayan tenido gran resonancia, pero a buen seguro merecen ser recordados.

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