Tras 76 años donde llegó a dirigir más de 100 películas, produjo algún que otro título polémico como El imperio de los sentidos y dedicó toda una carrera dedicada a un género como el ‹pinku eiga›, reflejo de una generación de cineastas nipones de los que Wakamatsu ha llegado a ser considerado el más importante en algunos círculos e, incluso, uno de los principales cineastas de la década de los 60 en Japón, nos deja uno de esos directores que, con títulos como The Embryo Hunts in Secret, Violated Angels o Go, Go Second Time Virgin, definió uno de esos géneros marginales que nunca está de menos reivindicar por un carácter subversivo que todavía no ha perdido su efervescencia hoy en día, por tiempo que haya pasado.
Del mismo modo que fallecía otro gran cineasta como Theodoros Angelopoulos, atropellado por un taxi, lo ha hecho Wakamatsu que, por si las casualidades fueran pocas, estrenaba en ámbito nacional su Caterpillar en la recién concluida edición del Festival de Sitges. Un trabajo que incluso había sido nominado al Oso de oro en Berlín y parecía reportar al nipón una relevancia ya muy anterior.
Desde aquí pues, nos gustaría dedicar un último adiós a uno de esos directores que complementan la experiencia de ser cinéfilo y la ensanchan con un único e irrepetible punto de mira que, a partir de ahora, quedará preservado en la memoria de unas imágenes y títulos a rescatar desde ya. Descanse en paz.
Larga vida a la nueva carne.
Qué fuerte!!! justo estaba hablando del desencanto de los nuevos psicópatas que encierran a sus víctimas, y me vino a la mente la destrucción misógina de su The embryo hunts in secret. Ahora recordaré que siempre quise saber un poco más.
Tenía preparado un amplio ciclo suyo desde hace tiempo, intentaré darle prioridad para rendirle un justo y merecido homenaje. DEP.