Nuestra generación o, mejor dicho, las que vivieron toda esa hornada en la que cineastas como Reiner, Hughes y Ramis, entre otros, dieron rienda suelta a uno de esos géneros muy queridos por aquello a lo que podríamos denominar cinefilia nostálgica, y que dejó títulos como Atrapado en el tiempo, La princesa prometida o Cuatro bodas y un funeral, reconocerán en Et dec una nit de divendres los tics de una comedia romántica a la que, no sin motivos, su productor y director admitían homenajear en esta ‹Tv movie› catalana.
Ambientada en el festival de música pop independiente popArb, Et dec una nit de divendres nos remite a la no tan lejana Rock’n Love (también conocida como You Instead), donde David Mackenzie aprovechaba ese marco para, además de entretejer una historia de amor, realizar el retrato de una generación (la llamada “festivalera”) que en el debut de Dimas Rodríguez se diluye entorno a otra que si bien podría asociarse a la de Rock’n Love, se propaga en otro marco muy distinto: el de la pérdida de una juventud que nos acerca o mete de lleno en la treintena, tal como sucede en las comedias románticas de Judd Apatow.
Esa etapa, normalmente flanqueada por una desilusión creciente, encuentra un curioso reflejo en un guión que, por contradictorio que pueda parecer, parece recién salido de la era online donde espacios como Youtube o Facebook han dado lugar a relatos documentados de todos los modos posibles que solo podrían acontecer en una período como el que vivimos. Y es que aunque el guión de la ‹Tv movie› dirigida por Dimas Rodríguez lo haya firmado él junto a unas cuantas mentes más, bien podría encontrar sustento en ese microcosmos tan particular que conforman los tiempos de Internet.
La presentación de sus dos particulares estiletes, Sàmid y Pepito, no es más que el modo de confirmar cuales son las referencias, más allá de esa particular generación de la que se nos habla, de un trabajo que deposita cierto peso sobre una galería de personajes tan o más estrafalarios que ese dúo protagonista, donde destacan tanto las aportaciones femeninas (Laura y su peculiar bigote para recluirse) como las de dos caracteres que refuerzan aun más ese curioso universo construido por Dimas Rodríguez, en el que tanto Ojo avizor (su bizarro apodo ya dice mucho sobre él) como el cantante de Nico & Sunset dotan de una naturaleza propia y específica a Et dec una nit de divendres.
Concebida como un salto a la piscina sin trampolín ni prácticamente agua, esta extraña vuelta de tuerca a la comedia romántica encuentra en su falta de complejos las virtudes de un vehículo sin miedo a realizar el más grande de los ridículos si con ello es capaz de sonsacar la simpatía de un espectador que encontrará en esta refrescante y distinta aportación una de esas citas donde el valor de lo adquirido se duplica por su singular naturaleza. Cabe decir, eso sí, que ese ridículo al que Dimas Rodríguez y su equipo no temen lo más mínimo, ni siquiera se consuma en una propuesta cuyo máximo (y mínimo) defecto es acudir a recursos formales de los de siempre para contar algo como nunca, hecho que sin embargo tampoco es de recibo achacar reconociendo la idiosincrasia de una película como esta.
Su extraño sentido del humor, donde se encuentra más la sonrisa cómplice que la ruidosa carcajada, y la presencia de personajes del tamaño de Pepito, con sus omnipresentes gafas 3D y ese inmenso chaquetón, logran que a Et dec una nit de divendres se le pasen por alto incluso unos desmanes narrativos (ese empleo de las elipsis) que no hacen sino reflejar las imperfecciones de un conjunto que encuentra tanto en ellas como en su encabezonado atrevimiento las principales armas para que el debut de Dimas Rodríguez y un fantástico y entregado elenco en el que destaca Aina Clotet resulten una de esas experiencias que, ya sea por mera curiosidad o grandes expectativas, bien merece rescatar en un panorama que requiere de aportaciones tan frescas como la que nos ocupa.
Larga vida a la nueva carne.