¿No ha sentido nunca esa sensación? ¿Ese impulso irracional que no puedes frenar ni comprender? Juan Cavestany, Julián Génisson y Pablo Hernando realizan una radiografía de la sociedad, a través de un humor muy personal convierten en cuasi paranormales algunos comportamientos que son más habituales de lo que pensamos en la sociedad. La capacidad de ambos directores, para compenetrarse y conseguir entrelazar tres historias distintas que den como resultado una obra completa y uniforme, es incuestionable. El film no pierde el ritmo en ningún momento y sumerge al espectador en la irracionalidad del comportamiento humano al relacionarse en sociedad. Un proyecto auto-gestionado con poco presupuesto, algo que no resta, sino que suma al generar un clímax que te introduce en la cotidianidad de lo que pretende mostrar.
Juan Cavestany después de realizar Gente en sitios de la que mantiene el mismo humor y estilo en su aportación a esta película. Una historia sobre una extraña “enfermedad” —muy contagiosa— que lleva a las personas a ser incapaces de relacionarse con normalidad, haciéndolas a actuar fuera de lugar. Si, esa sensación que se apodera de nosotros y nos impulsa a actuar de forma irracional y nos conduce en ocasiones a meter la pata; dar un regalo de cumpleaños justo cuando intentan soplar las velas, ver un vídeo en el móvil cuando ya ha empezado la obra de teatro, contar un chiste a gritos en medio de un pacífico entorno natural… momentos que hacen que nos preguntemos: ¿Qué estábamos pensando?
Julián Genisson se encarga de realizar la historia de un hijo que persigue su padre al observar ciertos comportamientos extraños en él. Esa sensación de ver a tu padre actuar de forma extraña, como si no lo conocieras. Pero es que cómo explicar a un hijo «que te has convertido al cristianismo» sin ningún motivo concreto, solo ese impulso de hacer lo que hace el resto: arrodillarse, rezar, encender una vela… automatizamos una serie de acciones que imitan al grupo y hace que nos sintamos parte de él. Muchas veces la sociedad nos lleva a ser irracionales, imitar lo que hace el resto dejándonos llevar por la masa, sin tener la capacidad crítica de salirnos del rebaño. Pero ese impulso, esa sensación y esa necesidad de hacer lo mismo que hace el resto se apodera de nosotros, sin que seamos capaces de controlarla.
Pablo Hernando desarrolla una historia inspirada en el documental Married to the Eiffel Tower que trata la historia de una mujer con una parafilia singular: la de enamorarse de objeto, cuanto más grandes mejor. Vivimos en una sociedad donde lo material ocupa un lugar importante en nuestras vidas, nos relacionamos con objetos continuamente y estos objetos terminan por formar parte de la personalidad de muchas personas. Hasta tal punto que podemos llegar a identificarlas con esos objetos. En estas relaciones diarias con nuestro entorno inerte, volcamos sentimientos y emociones hacía ellos que puede llevar a humanizarlos. De forma que la relación con el personaje en un principio muy extraña termina por ser comprendida al mirar detenidamente nuestro día a día y los inicios de su parafilia. Tomando los recursos de cualquier película romántica acompañamos al personaje por las diferentes relaciones que mantiene con estos objetos.
Pequeñas sensaciones y comportamientos que pueden ser extraños, pero que realmente comprendes. Ocasiones en las que no sabes cómo comportarte, la necesidad de imitar al grupo y las relaciones emocional con objetos de nuestro entorno. Tres historias distintas, realizadas de forma distinta y por personas distintas, pero que conservan una increíble unidad y una conexión sociológica que da como resultado, una película sobre aquellos comportamientos humanos que no podemos explicar, pero que todos entendemos a la perfección.