Los Renoir de Princesa en Madrid proyectaron el documental que va a causar un revuelo y un debate intenso. De eso estamos seguros. Desde el respeto y con un mensaje clarísimo asistimos a visualizar De Echevarria a Etxeberria para después tener un encuentro productivo con su director y guionista, Anden Iriarte. Terminando una entrevista ‘seria’ para él, se sentó para Cine Maldito en una silla del hall de los cines y no le hizo falta promocionar ni justificar nada, pues el documental lo deja bien claro. Hay que destacar el trabajo de organización de la empresa de comunicación, los cuales nos trataron muy bien y estuvieron en cada momento pendientes de que todo saliese a pedir de boca. Lo que para Iriarte fue una conversación sana y relajada para nosotros fue muy productiva y amena.
¿Estás satisfecho con el resultado final?
Muchísimo. La verdad es que el documental, no te diría que he hecho todo lo que quería hacer, pero desde luego cubre con creces lo que creía que podía llegar a hacer.
Hablas sobre tabúes y aunque no lo queramos, el tema sigue siéndolo. De hecho, sigue habiendo una diferenciación entre los que parecen buenos y malos, ¿crees que para el resto de espectadores será raro ver que dentro de los que se consideran malos hay buenos?
Es prácticamente uno de los mayores dilemas de la historia, descubrir que el enemigo también es persona. La imagen de dos bandos rezando a un mismo dios en una guerra, por ejemplo, es lo mismo. Al fin y al cabo el tabú es una cosa que construye la sociedad para algo de lo que no se puede hablar, entonces siempre existe este tema tabú en el que pensemos qué tipo de sociedad hemos construido, queremos construir y si queremos mantener esto como tabú o no.
No existe un posicionamiento cómodo a la hora de visualizar De Echevarria a Etxeberria en el espectador medio que sea ajeno al conflicto, ¿crees que puede afectarle en su opinión a la hora de recapacitar sobre este tema?
Si te refieres a la opinión de relación, sí. Si te refieres a la opinión ideológica, no espero que cambie. Aun así, no espero que al salir de ver este documental yo haya doctrinado a una persona y ahora esté a favor de otras cosas, su ideología es la que es y generalmente la ideología y las formas de vida son una mochila muy pesada y larga que llevamos atrás, ¿no? Siempre digo que una persona cambia o con una experiencia muy cercana a la muerte o con mucho trabajo interno. Entonces lo que sí espero es que se empiece a mover un poquito una luz, en cuanto a que se vea que las personas que hay al otro lado también son personas, y en la relación de enfrentarse al conflicto. No te estoy pidiendo que cambies tu ideología, pero sí pido que no te cierres tanto, porque cerrar solo va a traer que el conflicto dure más tiempo.
Aun así eres consciente que te van a dar caña con este documental.
Para mí no es un problema. Yo he planteado este documental desde el respeto, incluso a unas personas de las cuales pienso diferente y les he dado voz a la hora de entrevistarlas. Si me das caña desde el respeto, amén. Ojalá, porque para eso hemos venido. Porque yo desde lo que tú me digas también iré cambiando poco a poco mi opinión. Ahora, si lo que me vas a decir prácticamente es «pues eres un terrorista», entonces sentiré lástima, ¿sabes por qué? Porque no habré logrado lo que pretendía y me daría pena.
De todas las entrevistas que hay da la sensación de que las personas más objetivas son las que viven a miles de kilómetros de Oiartzun. Como vasco que dejó su tierra, ¿es tan necesaria esa distancia para recapacitar y replantear el tema?
Para todo. Tú cuando discutes con tu pareja también necesitas distancia para pensar en lo que ha pasado. Es que no es una cuestión solamente de este tema, es una cuestión universal de cualquier debate. Tomar distancia para volver. Ellos también tienen perspectiva del tiempo, tienen perspectiva de escuchar al otro, de eso se trata. Creo que tienes que acercarte muchísimo para poder ver bien, pero a la vez tienes que alejarte mucho para ver con perspectiva y esto es una cosa para la vida, y a mí me dio por salir a Barcelona. Fíjate de hecho, Ludger Mees hace lo contrario, con todo lo que tiene desde fuera se acerca dentro y aporta a este tema, porque él lo ve desde fuera.
Ya que mencionas a Ludger Mees, e incorporando al otro experto Joseba Zulaika, el espectador es más consciente de lo que ellos hablan y es posible que estén más de acuerdo con los dos que con el resto de entrevistados en el pueblo de Oiartzun.
Pero ellos dos no están de acuerdo en la tesis, por ejemplo. Cada uno le da el peso a diferentes motivos. De hecho es casualidad, tampoco creas que lo fui buscando. Sin embargo, todos aciertan en una única cosa y es que hablar hace que estas cosas no ocurran. Es lo único que yo creo que unánimemente al final del documental con distancia lo puedes ver. Uno te justificará de su manera «si ellos hubieran hablado en tal época ahora nosotros no habríamos tenido que hacer esto» y el otro te dirá «hablad en este momento». Es curioso como aquello en lo que casi todo el mundo está en común es lo que menos practicamos.
¿Has investigado sobre la familia de Antonio Echevarria? ¿Has contactado con alguna parte?
Sí he investigado pero no he contactado, y te digo, porque este tema ya ha salido más de una vez. Algunos me han dicho «tú es que le das voz a Rufi Etxeberria y al otro no por tu ideología». No va de esto el documental. Ojalá alguien que ha conocido ese mundo, alguien a quien han matado un familiar se reúna tal vez en un sitio en el que ha sufrido muchísimo en un entorno y pueda hacer una crónica opuesta a lo que yo he hecho, porque me ayudará a entender más su parte, y estoy seguro que el futuro nos ayudará a todos a solucionarlo. Pero no es mi historia. De hecho, cuando antes me preguntabas si estaba preparado para recibir caña, si alguien me viene y me dice «es que no le has dado voz a Antonio Echevarría», vamos a ver, empiezo el documental con un cartel grande diciendo «Todos son de esta ideología (…) además todos son de este pueblo», me planto y digo «eh, mi pueblo, yo, mi ideología, esto es lo que vamos a tratar». Creo que me explayo bastante tiempo al comienzo en insistir y decir «esto es lo que vamos a hacer». Si tu crítica va a ir por «no has conocido a estos, no has hablado con estos o no te has informado», eso es cosa mía, porque informarme sí me he informado, pero no lo he metido aquí porque no estoy hablando de eso.
Como periodista se critica mucho esa cuestión, pues dicen que siempre hay que dar voz a las dos partes, si no queda incompleto. Hay que respetar la opción de darle voz a aquello que se conoce.
Mira, si tuvieras que regirte por la opción de darle voz a todo es que prácticamente no podrías hacer nada, porque todo se expande, ¿no? Es decir, yo creo que lo que puedo ofrecer aquí es un punto de vista, y este es el valor del documental. Si el baluarte del documental se convierte en el motivo de crítica entonces al final no llegamos a ningún sitio.
¿Cómo ha sido el recibimiento en el pueblo de Oiartzun una vez visualizado el documental?
Hay que entender que este documental se hizo más o menos durante el primer año del alto al fuego de ETA, después se presentó en semi petit comité, pero mira todo el camino que ha dado la izquierda abertzale en tres años. Entonces creo que la recepción ha sido un reflejo de lo que ha ido pasando. A mí me ha pasado que una persona del documental me dijo que otro del pueblo se le acercó y le dijo «hasta ahora no te hablaba, esto nunca va a volver a pasar» y eso a mí me hizo llorar. Así de claro. Entonces ha habido otros gestos como estos que te hacen decir «es que mereció la pena, joder».
¿Has encontrado algún impedimento a la hora de realizar el documental?
No más allá del ‘no quiero hablar’.
Me parece especialmente interesante el tema de la aplicación de la Ley Antiterrorista, ¿conoces a alguien de nuestra generación a quien se le haya aplicado? ¿Lo has vivido?
¿La aplicación de la Ley Antiterrorista? Sí claro, mucha gente. Es más, tres personas de este documental fueron detenidas hace ahora nueve meses por la Ley Antiterrorista. Por ejemplo, en el cementerio de Oiartzun que aparece, detuvieron a algunos de los participantes porque habían plantado un árbol allí. Y están ahora en proceso. Me parece una auténtica salvajada y una burrada.
Pero por eso mismo me sorprende que se le pueda estar aplicando a la gente de nuestra generación. ¿Por qué crees que los jóvenes no quieren hablar en el documental?
Creo que lo he visualizado de alguna manera en el documental, pero entiende el tema de ETA. En los años 80, incluso a nivel militar, ETA estaba ganando la guerra y les estaba dando más caña de la que estaban recibiendo. ¡A nivel militar! Pero poco a poco la cosa se fue yendo a un punto en el que cada acto de ETA tenía mayores consecuencias políticas y, sin embargo, el acto en sí tenía que ser mucho menor para que las consecuencias penales fueran menores. Entonces llegamos a un momento en el que hay una generación… ¿Tú qué le vas a decir a Rufi Etxeberria que tiene ya todo a las espaldas? ¿Qué te crees que te va a decir? Por ejemplo, tú tendrás tu pareja, tu carrera, amigos, todo lo demás. Imagínate que por salir en este documental te pueden meter de 7 a 14 años en la cárcel. Por tu testimonio. ¿Te arriesgarías a perderlo todo? Es que por muy poco está siendo la gente detenida.
Como, por ejemplo, en uno de los testimonios en el que el entrevistado de 56 años dice que qué va a hacer él si le meten 12 años en la cárcel, pues ahí lo perdería todo.
Este hombre se enfrentaba a 12 años de cárcel por levantar una institución que lo que hacía era conectar de manera municipal los ayuntamientos de las tres realidades autonómicas del País Vasco: la Comunidad Autónoma, Navarra y Francia. Esto es lo que hacía. Y el juicio, tal y como explica él, fueron los panfletos que ellos publican y las entrevistas. Entonces la conclusión era «como llevan a esta ideología de unir los siete y los siete quieren unir ETA, estos son ETA». Imagínate enfrentarte a 12 años, un tío con 56 años. Tienes que ver también el arco que esta gente hace, pues ante esta postura hay mucha gente que se radicaliza.
Tú te preguntas en el documental que por qué tú no y ellos sí. ¿A qué conclusión llegas?
Supongo que tiene que ver con las vivencias que has tenido. Cuan intensamente te ha afectado, cuan intensamente te ha golpeado, qué conversaciones has tenido a tu alrededor y como lo has entablado en casa. Como he dicho antes, el problema en el que todos coinciden es un tema de hablar, entonces con quién hables, cómo hables y de qué hables afecta muchísimo a cómo te enfrentas a tus problemas. A veces también es una pelota, quiero decir, tú empiezas con algo que es muy poco pero ese algo te acaba metiendo en una encrucijada en la que llega un momento en que tienes que tomar una decisión, y un momento puede marcar tu vida. Yo me largué a los 18 y con 14 años yo tuve que tomar mis propias decisiones, y las tomé. Y no pensaba de manera en la que una pequeña decisión me iba a llevar a una vida de clandestinidad… No, simplemente igual tomaste una decisión y viste que otro que tomó justo la contraria, que en un momento parecía inofensiva, la lía.
Lo que sí refleja muy bien el documental es que todos lo viven en comunidad pero lo sufren de manera muy individual. Por tanto, en cuanto al conjunto de la izquierda abertzale, ¿existe un apoyo colectivo o realmente se olvida un poco?
No, no. Sí que lo ha habido históricamente. Es más, que yo en este documental haya enfrentado a cada uno a sus propios miedos no significa que no haya habido un apoyo. Ojo, lo contrario me atrevería a decir. Si esto ha durado como ha durado es gracias al apoyo de comunidad que pueda llegar a tener. A los familiares de un preso el Estado le putea, pero hay mucha gente que ayuda con dinero, se hacen comidas. Yo aún sigo yendo. Es más, hace poco hicimos comidas populares para el dinero de las familias. Si tú eres familiar de un preso tú no has hecho nada y tienes que hacerte no sé cuántos kilómetros para verle. Hay una fuerte comunidad, un fuerte apoyo, el problema viene cuando empiezas a diferenciarte de la línea oficial. Yo creo que quienes más sufren son aquellos que difieren un poco, es decir, si tú estás a rajatabla encuentras ese apoyo y todo lo demás, si tú encima difieres un poco te puedes quedar muy solo, porque si pierdes el apoyo de esa comunidad y, aun así, estás metido en ese follón, es muy duro. Hay gente que dice «es que habéis matado», pero una de las cosas más difíciles es ponerle una escala al sufrimiento, dónde poner el pico de qué es mayor y qué es menor. Es un tema en el que tampoco me quiero meter y categorizarlo.
Has hecho esto, como hemos hablado antes, desde una perspectiva que te ha dado el irte a Cataluña y estar unos cuantos años allí, donde también existe ese sentimiento de nacionalismo. ¿Qué diferencias has encontrado entre cómo se siente el nacionalismo en el País Vasco y cómo se siente en Cataluña?
Voy a decir una cosa, al fin y al cabo el nacionalismo es el mismo, el español, el catalán o el vasco, nace del mismo sentimiento, que es un sentimiento de identidad. Entonces este sentimiento de identidad se construye a partir de la aceptación, es una cosa grupal. Da igual que seas hiphopero, que seas heavy metal, cualquier grupo. Entonces cuando tú de verdad no te sientes integrado en ese grupo, pero encuentras un tipo de gente que está exactamente como tú, pues al fin y al cabo lo que acabas haciendo es unirte. Cuando vivimos en un país donde el rey hace la carta de Navidad en inglés y en castellano y obvia lenguas comunitarias de aquí… Entonces todo depende del ataque o no ataque. El euskera estuvo a punto de morir, hace cien años en Pamplona no se hablaba euskera y ahora se habla, es decir, lo arrinconaron. Estaba tan a punto de morir, tan a punto, que sacó su último cartucho y respondió, en la época que estaba, con mucha fuerza. Todo un sentimiento, toda una cultura, lo ahogaron. En Cataluña se cargan el Estatut, algo que es moderadísimo, algo que habían aprobado todos en su mayoría y todo por sacarte un puñado de votos en Madrid más diciendo que eres radical con el nacionalismo. Pero ahora esto va hacia delante, nosotros estamos resolviendo nuestra propia casa, pero que estemos resolviendo nuestro propio tejado no significa que no miremos lo que está pasando al lado. Creo que aquí la tolerancia… Fíjate lo que pasó en Escocia. Si dejas hacer el Referéndum en determinados momentos te puede salir bien la jugada, pero si lo único que haces es aplacarlo va a ser inevitable que salga la rebeldía. La solución que hay para esto al final es siempre la misma cosa, o dejas hablar y lo solucionas hablando o todo aboga a la fuerza. Es que no hay más, esto es inevitable.
Este documental nació como un proyecto fin de carrera. ¿Pensabas que se iba a distribuir de esta manera?
Una distribución sí, pero no sabía cuál. Es que ponerte tú mismo trabas es una tontería, quiero decir, yo me pongo a lo máximo que puedo, luego ya me dirá la vida dónde tengo que llegar. Hay que ser realista y no pasar por encima de nadie, pero si no crees en ti, ¿quién va a hacerlo?
Con respecto a tu película, Los Inocentes, ¿tienes ganas de volver a la ficción o vas a seguir por el camino del documental?
Acabo de hacer un documental en Cisjordania sobre la situación de los campesinos y los pescadores en Palestina, voy a sacar otros dos cortos de ficción ahora este año, hice ya un corto de ficción… Me gusta el cine y me da igual lo que hacer. En España es cierto que existe, digamos, una descategorización del documental que muchas veces se pone en categoría de reportaje. Y eso es una pena, porque tú vas a Inglaterra o a Estados Unidos y el documental no tiene esta categoría. Eso se ve más, sobre todo, cuando en España el documental es un género; porque en Inglaterra no dicen documental, primero dicen el género, si es un thriller por ejemplo, y luego especifican si es un documental o no. Aquí es lo que echan después de comer en La2.
Sobre la pullita en el documental al juez Garzón, el cual ha evolucionado de una manera en la que se ha contradicho. ¿Cuándo crees que va a acabar esto de “Todo es ETA” y más cuando lo ha generado una persona que ahora dice estar a favor de todas las libertades posibles?
Él siempre dirá que siempre está a favor de todas las libertades del mundo, siempre lo promulga así. El problema son los aliados que te haces. Cuando el fin justifica los medios y tú crees en tu teoría de que “Todo es ETA” y te alías con unos que te permiten hacerlo, entonces te das cuenta de que todos al final tienen su propio instrumento, es decir, por qué de repente un juez es tan bueno y de repente es tan malo. Garzón lo que se ha encontrado es con la horma de su zapato envalentonando tanto un sistema que él ha dicho que es justo y que es perfecto y, sin embargo, cuando le han vendido ya de repente no lo ves. Con todo esto, lo triste es que vayamos a sustituir el “Todo es ETA” por “Todo es Cataluña”, por ejemplo. Es el que busquemos otro enemigo que lo sustituya. Luego está el tema de las leyes, qué es legal y qué no es legal. Dicen que la Constitución misma es inviolable e intocable pero bien que tocamos temas para la deuda y luego hay cosas que son obligatorias y otras que son deseos.
Se abre una nueva frontera en Euskadi y salen películas vascas de lo más interesante que hablan sobre el conflicto desde todos los puntos de vista.
Tampoco hay muchas, eh. Ha habido un repunte, tenemos en los últimos años Gal o El Lobo. Creo que aquí hay dos formas de afrontarlo: quieres hacer un thriller y lo que tienes es ETA y tiras de eso, pero luego hay otros que son muy ideológicos, quieren escribir la historia de una manera dejando constancia de que estas cosas fueron así, aunque hay muchas cosas que no fueron así, y luego también existen propuestas que intentan abrir un debate, y yo creo que mi documental es uno de ellos, aunque algunos dirán lo que para mí es El Lobo para ellos es De Echevarria a Etxeberria. Pasará una cosa y es que nosotros seremos la generación que hable de la Transición como los anteriores hablan de la Guerra Civil.
Al finalizar el documental, ¿qué has aprendido y qué conclusión, si existe, has llegado a sacar?
Pues que tú puedes pensar determinadas cosas de una persona pero hasta que no te pones a hablar con ella realmente no sabes lo que piensa. Y que los prejuicios y poner las etiquetas son muy malos. Por ejemplo, Itziar Galardi tiene un corazón grande, y fíjate hasta dónde ha llegado y lo que ha hecho por su pueblo, y en distancia corta alucinarías. Así que sí, he aprendido a hablar con la gente. Escuchar también, pero hay que hablar.
Pues nada más. Solamente enhorabuena por la valentía al hacer esto.
Muchas gracias.