Entrevistamos —junto a los compañeros de Butaca 107, Latidos por el cine, Cines Nueva Tribuna y Culturalia— a las creadoras de La maternal, Pilar Palomero desde detrás de cámaras proyectando su inconfundible mirada y Àngela Cervantes y la debutante Carla Quílez, poniendo el cuerpo y la emoción.
Pilar, esta es tu segunda película, imagino que has podido encontrar los medios necesarios gracias a los premios que recibiste con Las niñas. ¿Te ha ayudado mucho para poder hacer La maternal?
Pilar Palomero: En realidad, lo curioso de todo es que La maternal la escribí durante el montaje de Las niñas y se financió antes de que se estrenara Las niñas, que es algo que también nos vino muy bien porque levantamos el proyecto sin ningún tipo de presión, Ya después con el tema de Las niñas pues ha ido un poco mejor. Pero se ha financiado de manera independiente a la anterior película.
¿Cómo pudiste fusionar tan bien el trabajo con actrices profesionales y aquellas que no habían trabajado nunca en cine? ¿Hubo mucho ensayo? ¿Fue algo más espontáneo?
P. P.: Con respecto a la otra pregunta, ya en Las niñas ya trabajamos de esa manera mezclando chicas que era la primera vez que hacían algo delante de la cámara como actrices, con personas con más trayectoria como es en este caso Natalia de Molina, y aquí hemos repetido un poco la misma forma de trabajar y es algo que ya llevo haciendo también desde los cortometrajes y me interesa mucho. Además hemos trabajado de la misma manera, actrices que era la primera vez que se enfrentaban a un papel y otras como el caso de Àngela que ya tiene más trayectoria.
Como directora, ¿qué diferencias has notado con respecto a tu primera película? ¿Cómo te has sentido?
P. P.: Yo he notado que, como escribí el guion antes de que se estrenara Las niñas, todo lo que es la fase de desarrollo, el proyecto ha sido muy diferente al de Las niñas, porque era una película que bebía mucho más de mi experiencia, de mis recuerdos, entonces aquí la aproximación ha sido muy distinta y el planteamiento en ese sentido ya me colocaba en otro lugar. Luego, lo que tiene que ver ya con el rodaje, pues no he notado una diferencia grande porque los proyectos son muy parecidos de tamaño, pero sí que he sentido que ha habido más atención respecto a la película. También por parte del equipo, me he notado a veces más segura, porque cosas que había probado en Las niñas aquí tenía igual un poquito más la sensación de valentía.
Me refería a eso, más desde el punto de vista personal.
P. P.: Sí, pues cosas como que en Las niñas era una prueba a ver cómo funcionaba y aquí le he pedido a los productores tener más tiempo para cada escena, que eso es un aprendizaje que me llevé de Las niñas, de decir, vale, para hacer esto, para trabajar de esta manera hace falta tener más tiempo. No pude tener todo el que quise, pero por lo menos es algo que hemos podido trabajar de ese modo. Yo creo que esa ha sido la diferencia fundamental.
Carla, es tu primer papel y llegas pisando fuerte. Interpretas a un personaje de tu edad pero que está pasando por una experiencia muy transformadora. Quería saber cómo lo has abordado desde la ficción, y cómo lo has trabajado con Pilar.
Carla Quílez: Pues, al ser mi primer papel era todo muy nuevo para mí. Pero, ¿qué pasa? que yo confié mucho en Pilar y valoro mucho que ella pusiera todo el peso en mí y que confiara plenamente en que yo pudiera hacer ese papel. Luego también recibí mucho apoyo de Irene Roqué (directora de casting) en todos los castings. Por mucho que no hubiese sido yo la seleccionada, con ellas tienes un aprendizaje muy bueno y muy grande y siempre te vas de allí con algo, nunca te vas con las manos vacías. Entonces es un sentimiento que para mí es muy grande y me ayudó muchísimo también a interpretar el papel la película y hasta que no las conocí a mis compañeras, que fue en la primera escena que se nos ve a todas reunidas que fue cuando yo las conocí de verdad, ellas también me ayudaron mucho a cómo hacer las cosas, cómo las hacían ellas, y me daban consejos de «pues mira, yo cogí al bebé así», «yo hacía esto con él» y ellas eran mi mejor apoyo.
Querría preguntar por las relaciones de complicidad que se establecen entre directora y actrices, porque creo que es una película que nos enseña a mirar la maternidad desde otro lugar, y en ese sentido me gustaría saber, por ejemplo, cómo se plantean escenas como esa en la que, en tu caso Carla, reaccionas a la parte quizá más documental del relato hablado de tus compañera allí, es decir, cómo te sentiste, cómo fue plantear la escena con la cámara cerca, cuáles fueron las sensaciones.
C. Q.: Esa escena fue dura porque yo sabía a lo que venía, pero no me esperaba lo que me dijeron, porque yo era una niña muy “chiquinina” y lo sigo siendo, y para mí era una realidad que no la había vivido ni sabía de ella y me impactó muchísimo. Como he dicho fue la primera vez que las conocí a ellas, o sea, fue la primera toma de contacto, y lo que pensaron hacer fue primero grabar mi reacción para que fuera la de verdad y después grabar sus testimonios a parte, para que la emoción que tiene Carla en esa escena fue la que tuve yo. Pero también estuvo todo el equipo, estaba Pilar detrás de cámara ayudándonos a todas y hasta en la claqueta pusieron «mis niñas» detrás para apoyarlas.
Àngela, la complicidad que tienes con ella es brutal, incluso hay momentos que me recordabas la evolución de Chavalas (Carol Rodríguez Colás, 2021) en esta mujer. ¿Cómo fue? ¿Cómo relacionasteis vuestro papel, cómo lo hicisteis para que realmente seáis una madre y una hija y además lleguemos a comprender a esa madre y a esa hija?
Àngela Cervantes: Cuando empezamos, lo primero fue trabajar sobre todo la relación. Nos fuimos a una casa toda una semana con Pilar, con Carla, conmigo, con Rubén Martínez que fue el ‹coach› durante toda la película y con Jordan, el niño, porque era importante también su relación. Ahí sentí que ya estábamos empezando a trabajar y el objetivo esa semana era crear la relación, hacer muchas improvisaciones pero concretas sobre lo que queríamos trabajar para entender quienes eran Penélope y Carla, la relación, de dónde venían, el historial que tenían con la asistente social, porque ya era una cosa que venía de lejos para después empezar a vivir la historia que iba a pasar a partir de entonces. Y se dio como muy fácil, de repente creo que las energías dirigidas por Pilar fue armando todo muy orgánicamente y como actriz, yo que tenía mucho miedo al principio y me suponía un reto muy grande, me dio mucha tranquilidad el sentir que íbamos paso a paso y que lo más importante, que era la relación, digamos que estábamos construyendo la casa bien.
Parece que la entiendas realmente, parece que seáis madre e hija de verdad, y ella tenga las reacciones porque ha tenido esa madre.
À. C.: Una cosa que también recuerdo que me decía Pilar en la casa, cuando estábamos ahí me decía: «fíjate en los gestos que haga Carla», como para intentar también mimetizarme un poco con su expresividad. Pero había algo también que nos salía un poco solo, de la manera como tenemos de comunicarnos y de expresarnos.
Es muy orgánica, ¿no?
À. C.: Sí. Pero también ayudó mucho sentir que Carla está jugando también, ¿no? y como actriz se agradece mucho, porque a veces estamos muy como obcecadas, todo es muy serio, tenemos que cumplir con la profesión, y de repente cuando tienes la oportunidad de trabajar con alguien como Carla te da como ese juego y esa libertad, y entonces puedes combinarlo todo, y lo agradecí mucho.
Yo quería hacer una pregunta que me he planteado durante toda la película, que es un detalle, pero me ha parecido un detalle importante: es La maternal, y no se ve ninguna madre que le dé el pecho en general o por alguna consciencia especial o por algún otro motivo. Esto me lo estaba preguntando durante la película porque es La maternal y claro, darle el pecho al niño, a lo mejor no la protagonista que era muy jovencita, sino las otras.
P. P.: Para mí no era una película tan solo sobre la maternidad, era una película sobre ser adolescente y verte obligada a ser madre. Ella se entera que está embarazada ya estando de cinco meses, entonces sí que es una decisión bastante premeditada el hecho de decir, no quiero centrarme en cosas como si dan el pecho o dan el biberón, si hace colecho, cómo aprende a cambiar el pañal… también porque tenía que elegir, porque al final estoy contando un año y medio de la vida de Carla condensado en dos horas, entonces intentamos ir siempre a las escenas que pudieran tener más detallado el concepto que hay entre ser madre y ser adolescente a nivel emocional y a nivel psicológico, más que a nivel físico.
¿Cómo surge La maternal, cuánto tiempo te llevó prepararla, cómo surge la historia?
P. P.: La película surgió a raíz de conocer un centro de este tipo, un centro residencial para madres adolescentes que hay en Barcelona, y una reunión con Valérie Delpierre (productora) y el director del centro, y allí conocimos a Carol que en la película interpreta a la educadora, y ella me puso en contacto con chicas que habían sido madres en su adolescencia y habían vivido allí. Yo concerté unas citas con ellas, para tomar un café, dar un paseo, y el proyecto surgió de esas charlas, de darme cuenta de lo poco que yo sabía del tema porque no se oía hablar nada, y de lo fuerte que me parecía que no se hablara sobre ese tema. Reuní esa documentación antes de irnos al Festival de Berlín con Las niñas, y el plan era desarrollarlo a largo plazo, pero llegamos de Berlín y nos confinaron tres meses, y ese periodo de tiempo lo dediqué a hacer una primera versión del guion, y la verdad es que a partir de ahí ya todo empezó a ir de manera muy fluida. Y ahí entran ellas.
¿Qué pensasteis vosotras, las protagonistas, cuando hicisteis una primera lectura de guion?
À. C.: Bueno, lo primero que leo es una separata para hacer el casting, y ya me fascinó, ya se veía que estaba muy bien escrito y lo que pasaba me daba miedo e ilusión a partes iguales, que es algo que ya suena bien. Después cuando ya estaba dentro del proyecto y me pude leer todo el guion me emocionó muchísimo. Era como estas historias con las que te sientes súper afortunada de poder contar como actriz, porque al final yo soy actriz para contar este tipo de historias. Ojalá siempre fuera así. También hubo momentos de tener que parar para llorar, leía el guion y te llevaba como muy lejos y te entraban muchas ganas de empezar, la verdad. Fue una experiencia leer el guion también.
C. Q.: Yo no me leí el guion, yo empecé los castings con dos separatas, como cualquier escena cotidiana. Después fuimos rodando un poco pues, cada vez que llegaba yo al rodaje me ponían en situación, pero sí que había algunas escenas que estaban más pautadas porque tenía que seguir el orden cronológico de la historia, y había palabras o frases concretas que si no estaban ahí, no se iba a entender lo que queríamos explicar. Entonces, también para mí fue más fácil, porque no me tenía que aprender un guion “de pe a pa”, si no creo que yo hubiese hecho un papel totalmente diferente, no hubiera salido con tanta naturalidad como es lo que buscaba Pilar. Me gustó un montón la idea. Aún así sigo sin leerme el guion, y no me lo quiero leer, porque me parece que ha salido una cosa muy bonita, y que eso no hay nada que lo describa.
Pilar, tú misma acabas de decir que estas residencias son un tema que existe pero que no se trata y que no se ve. ¿Qué es lo que esperáis con la película al respecto?
P. P.: Bueno, yo lo primero que emocione, que al final también es el fin de hacer una ficción, si no hubiéramos buscado otra manera de contar la misma historia, si lo que queríamos era exclusivamente retratar cómo es el centro, cómo son las experiencias… A mí lo que me interesa como cineasta es poder trasladar a quien ve la película las vivencias de Carla a través de lo que ella vive y cómo lo vive. Y claro, para mí la situación ideal es que ojalá la película, además de poder emocionar a quien la vea, como segundo deseo es también que ojalá provoque una reflexión y un debate, y sobre todo sobre el tema que a mí me parece más relevante, que es el hecho de que yo, casi todas las chicas con las que hablaba sabían de su embarazo cuando ya estaban en un estado muy avanzado, entonces pues es lo que todo el rato estoy repitiendo, que es algo que es nuestra responsabilidad como sociedad y que ojalá tengamos conciencia de eso, ¿no?
Mesa redonda realizada conjuntamente el 15 de noviembre de 2022 con los siguientes medios:
Butaca 107
Arnau Martín (Cine maldito)
Cines Nueva Tribuna
Culturalia
Latidos por el cine