Tras Los seductores y Llévame a la luna, Pascal Chaumiel afronta su tercer largometraje en solitario con Mejor otro día (adaptación de la novela A Long Way Down escrita por Nick Hornby) y cuya crítica ya puedes leer en esta web. El director francés compartió una «round table» con varios medios para hablar sobre su última película y sobre el mundo del cine en general.
Me gustaría saber cómo llega uno a ser director de cine…
Es un trabajo que surge de mucha pasión, para empezar, las ganas de hacer películas me vienen desde los 15 años. Para mí, es un camino un poco tortuoso. Estudié en una escuela de cine en Francia y rápidamente empecé a trabajar como ayudante de dirección, como primer ayudante con Luc Besson durante un tiempo. Pero después de diez años trabajando en muchos campos, siempre tuve la idea de ser director. Aunque esperaba las oportunidad, tuve la suerte de que Luc Besson me propusiera hacer un corto después de haber trabajado con él a nivel profesional. El cortometraje lo escribí yo, lo produjo él y tuvo un poco de éxito en festivales. De ahí, empecé a hacer anuncios publicitarios durante unos años y series para la TV. Son períodos de mi vida, son cinco años de ayudante de dirección, cinco años haciendo anuncios publicitarios, cinco años haciendo series de TV y ahora llevo cinco años haciendo cine. Son 30 años de una vida y las cosas se han ido encadenando con mucha suerte. Son gente que conoces de manera natural. Al mismo tiempo, cuando tienes una oportunidad que te llega hay que cogerla al vuelo aunque no estés seguro de conseguirla. Es la idea de tener precaución pero no tener miedo de hacer las cosas, es decir “vamos a ello” pero todo va a estar relacionado. Las primeras cosas que hice para la TV fueron para alguien que había conocido cuando era ayudante de dirección, y luego mi primera película, Los seductores, para el productor que había hecho conmigo los anuncios publicitarios. Por tanto, todo es un encadenamiento.
El cine, en este caso, es como una forma de vivir ¿no?
No quiero decir que se sacrifiquen muchas cosas, pero realmente organizas tu vida en torno a esto. Tengo una vida, tengo familia, niños, mujer, pero he dedicado muchísimo tiempo de mi vida al trabajo, más que a la vida en sí misma.
¿Y cómo se siente ahora mismo?
Muy bien. Es un oficio que es difícil porque hay muchos momentos de angustia donde cada película es distinta, no sabes si va a funcionar, si le va a gustar al público. Son emociones fuertes, pero también alegrías muy importantes, en definitiva, una felicidad muy intensa cuando lo haces.
¿Animaría a los principiantes a continuar en el cine?
Sí. Hay que saber que no hay que sacrificar, pero sí dedicar el suficiente tiempo a ello. Nunca he tenido hobbies, el tiempo que he tenido ha sido para el cine. Leo, voy a ver películas, pero no tengo tiempo para jugar al golf, por ejemplo. También hay que estar listo para irte lejos, para no estar en casa. Quizá sea la ventaja de que tu hobby sea también tu trabajo. Es un oficio en el que siempre estás contento por la mañana cuando te vas a trabajar.
¿Ha sido muy difícil adaptar el libro de Nick Hornby para el cine?
Es difícil porque quizá tienes sobre la película la mirada de la gente a la que le ha gustado el libro. Pero trabajas sobre un material más rico que un guión. Hay muchos más detalles sobre los personajes. Si adaptaras todo el libro sería una película de cinco horas, pero tienes que hacer una que dure una hora y cuarenta minutos. El director y los actores se nutren de cosas que están escritas, por lo que es una ventaja. Creo que este autor, Hornby, crea personajes que a mí me emocionan mucho y pocas veces he encontrado eso en guiones originales para el cine.
Dicen que usted es un director de actores…
Es lo que prefiero, lo que me parece más interesante. Cuando empiezas te gusta más la parte técnica, coger la cámara y todo eso. Pero rápidamente me di cuenta que lo más enriquecedor, sorprendente y más alegría daba es la colaboración con los actores.
¿Nos podría recomendar un libro y una canción?
Un libro… Pues A Long Way Down, por supuesto (Risas). Es un gran libro. Sobre la canción, ¿puede ser antigua? Me gusta mucho Johnny Cash.
Me gustaría saber cómo llegó este proyecto, si lo eligió usted o si fue la productora quién le encargó desarrollarlo.
Es una elección de común acuerdo. Después de Los seductores, recibí distintas propuestas, algunas francesas y otras inglesas. Es el mejor guión que he leído, me encantó. Luego me reuní con las productoras, que estaban con los directores para ver a quién elegían. Mi conocimiento sobre los libros de Nick Hornby, la pasión que tenía por ello, las observaciones que hice sobre el guión… todo ello provocó que me eligieran para la película. Sí, era un pedido, pero trabajé mucho para reescribir el guión, para definir la película, por lo que es un proyecto muy personal.
A raíz de hacer la película, ¿ha investigado sobre el tema del suicidio, por qué es tan tabú, por qué se ocultan los datos de suicidios?
Investigamos sobre las cifras en Inglaterra, es uno de los países con una tasa más baja de suicidios en Europa. Sorprendentemente, hay muchos más en Francia o en España. Pero creo que el suicidio no es el tema de la película, sino el punto de partida que te permite coger a cuatro personajes en un estado emocional muy fuerte, el más fuerte que puedes tener, cuando ya no puedes soportar la vida y quieres acabar con ella. Creo que permite tener personajes que son muy libres en cierto modo, y abrir las posibilidades porque son personas que ya no tienen nada que perder y son capaces de abrirse a los demás y entrar en esta aventura un poco extraña.
Realmente, es como si fuera una terapia de grupo, ¿no?
Me parece que la película, más allá del tema del suicidio, refleja que la gente hoy en día se comunica cada vez más pero a la vez menos. Se comunican por Facebook y demás redes sociales, pero en el fondo estamos en pequeñas comunidades, somos personas con los mismos orígenes y gustos, se quedan juntas y cada vez tienen menos interés por los otros grupos. Lo que vemos en esta historia es que cuatro personajes que no tienen nada que ver, nada en común, son capaces de interesarse entre ellos, de apoyarse y ofrecerse cariño y amistad. Es un mensaje de esperanza.
En la película hay cuatro personajes muy peculiares, con personalidades muy diferenciadas. ¿Cuál es tu favorito y por qué?
No tengo personaje favorito, sinceramente. Me gustan todos lo mismo y siento mucha simpatía y empatía por cada uno de ellos. Tengo la impresión de entenderlos a todos, de entender por qué están ahí. Resulta que el personaje más atractivo quizá sea Jess, porque es la más divertida, es la que más nervioso te pone pero a la vez es tan poco convencional, dice todo lo que piensa, posee un humor peculiar… También el personaje de J.J. es atractivo, esa historia de un joven que empieza la vida con grandísimas ambiciones y se va chocando con la realidad poco a poco, se da cuenta de que no es lo que esperaba y eso le lleva a una situación de desesperación romántica que me parece también muy emotiva.
¿Qué pretendes hacer llegar al público con esta película?
Me gustaría que el espectador saliera diciendo que han pasado un momento agradable, divertido, con personajes originales, que tengan la impresión de conocerlos un poco, de amarlos, de quererlos. Si hay una moral que pretende transmitir es que hay que abrirse un poco a los demás, a veces no hay que encerrarse completamente en sus problemas, mirando un poco al lado puedes encontrar esperanza y felicidad.
Es tu tercera película como director en solitario y a la vez tu tercera comedia. ¿Temes que se te catalogue como “director de comedias” o te gusta que se te mencione como tal?
Me gustaría que no me catalogaran (Risas). Creo que en Mejor otro día hay escenas que no son de comedia, hay escenas que transmiten emoción y me han parecido tan interesantes las escenas dramáticas como las de comedia. Aunque me gustan ambos géneros, lo que es agradable con la comedia es cuando ves una sala grande con público y la gente está riéndose, son emociones muy fuertes. Por eso siento mucho respeto por la comedia, no creo que sea menos interesante que el drama. Aunque es cierto que me gustaría intentar otras cosas.
¿No es la comedia una forma de contar drama también?
Claro. Para hacer una buena comedia tiene que haber primero un drama interesante, y luego encontrar una forma divertida de hacer llegar humor a ese tema. Tiene que haber un poco de sufrimiento en los personajes, tiene que haber retos dramáticos, en caso contrario la película esta vacía.
Hace unos años, usted dijo que hacían falta más películas “elegantes”…
No sé qué es la elegancia en el cine. En el momento en que salió Los seductores, las comedias en el cine francés no estaban tan cuidadas visualmente, la fotografía no era muy bonita, pero como era una comedia no pensaban en la iluminación o los decorados. Si destacó Los seductores era porque había un enfoque visual un poco distinto de los estándares del cine francés. Una cosa que me gusta y creo que se refleja en Mejor otro día es que hay fluidez en los personajes, en los movimientos de la cámara. Me encantan las comedias musicales, no las hago porque de momento no me lo han propuesto, pero me gustaría. En general, me gusta el movimiento.
¿Cómo es Pierce Brosnan?
Pierce Brosnan me contaba que era un actor que hacía papeles pequeños en el cine, estaba en series de TV y luego hizo las pruebas para ser James Bond. Me dijo que una vez que supo que le habían elegido para ser 007, fue a su casa y le dijo a su mujer: “Nuestra vida va a cambiar”. Lo que cuenta Pierce es que cuando representas a James Bond dejas de tener una vida normal, con las promociones, un jet privado, la suite presidencial en cada hotel, si vas al Tíbet y dices que quieres ver al Dalai Lama, consigues ver al Dalai Lama… Es una vida completamente loca. Hay que ser lo bastante fuerte para lograr que, cuando eso se acaba, seguir siendo feliz. Creo que Pierce es muy inteligente para eso, sabe que ha tenido una oportunidad increíble pero ahora está en otra página de su vida, hace muchas películas pero hay que saber que aquello fue un momento de suerte que no dura toda la vida.
Es decir, ¿lo más importante para un actor es llegar a interpretar a James Bond?
Realmente no, porque para muchos actores luego ha sido muy difícil cambiar. Aunque Pierce está agradecido de haber hecho eso.
¿Cómo fue el cásting para Mejor otro día? ¿Por qué seleccionaron a Aaron Paul?
Se hizo en colaboración con las productoras. Hicimos listas, reflexionamos, tratamos de crear un conjunto y lo desarrollamos progresivamente. Aaron Paul está formidable en Breaking Bad. Hicimos una lista de actores jóvenes americanos y Aaron nos parecía el más adecuado, pese a que cuando hicimos la selección Breaking Bad todavía no era el gran éxito que ha acabado siendo, eso sucedió durante el rodaje. Había hecho pocas cosas para el cine en aquel momento pero nos parecía el más interesante para ese papel.
Después de cuatro años dirigiendo películas en solitario, ¿planeas ya tu próximo proyecto o quieres darte un descanso?
De momento tengo proyectos pero no voy a rodar nada hasta el año que viene. Este año voy a hacer el episodio piloto para una serie de TV en Canal Plus. Es más corto y además me gustan mucho las series, veo muchas series y permite hacer cosas distintas al cine. Eso lo voy a hacer este verano y luego tengo proyectos de películas para el año que viene pero nada seguro.
Para terminar, me gustaría que recomendases una película que hayas visto recientemente y que te haya gustado.
No he ido mucho al cine en los últimos tiempos, pero hay una película francesa como la última de Jean-Pierre Jeunet (El extraordinario viaje de T. S. Spivet) que me gustó mucho. Me pareció poética y emotiva. Jeunet es alguien que tiene un universo propio. La crítica francesa es dura porque decía que la gente se cansaba de él. Pero a mí me parece que Jeunet hace un cine muy personal, donde hay mucho trabajo y con mucho cuidado y atención. Me gustó bastante esa película.