Con motivo de la celebración del Festival Cine por Mujeres, organizado en Madrid durante el pasado mes de abril, Cine Maldito tuvo la oportunidad de encontrarse con la directora chilena Marcela Said para hablar de su película Los perros, que se presentó en aquel certamen y que ahora llega a las carteleras españolas.
La película está inspirada en un hecho real que te sucedió. ¿Cuánto de lo que vemos en la obra es verídico?
Conocí a un maestro de equitación en el año 2008 o 2009 y me inspiré en él para crear al personaje del coronel, aunque no es él exactamente. En la película también aparecen un par de diálogos que son verídicos, como por ejemplo cuando su personaje dice que «no tiene las manos manchadas de sangre». Hay una especie de repetición de una escena de El mocito [documental sobre la dictadura chilena dirigido por Said en 2011, N. de la R.], cuando el protagonista se encuentra con el coronel. Llevé la escena de ese documental a la ficción. Otro aspecto extraído de la realidad es el trabajo con actores no profesionales, que realmente son todos los que aparecen en el film salvo los que encarnan a personajes principales como Antonia Zegers, Alfredo Castro… Por ejemplo, el doctor Balmaceda realmente es un verdadero doctor en fertilización in vitro muy conocido en Chile y actúa su propio personaje. También los personajes de la funa, la manifestación que aparece en la escena de la protesta, pertenecen a una organización real de víctimas. Me pareció que esa secuencia no podía quedar igual de fuerte con extras, con gente que no supiera cómo se hacen esas cosas y que no pudiera encarnar la rabia, la impotencia y la justicia al mismo tiempo.
Llama la atención cómo Mariana va evolucionando y tomando conciencia de sí misma. ¿Cómo trabajaste este papel con la actriz Antonia Zegers?
Queríamos construir un personaje que no fuera evidente o simple, sino más complejo, como muchas amigas que tengo y que son neuróticas, que un día te dicen una cosa y al siguiente la contraria… Eso era lo que nos llamaba la atención del personaje y queríamos construirlo de manera que no fuera víctima pero que tampoco fuera lo suficientemente fuerte como para ser una heroína. Es decir, al mismo tiempo escribíamos el papel como una especie de anti-heroína. Nos basamos en algunas referencias como el personaje de Gena Rowlands en Una mujer bajo la influencia. Queríamos que este personaje también fuera un poco incorrecto por su encanto y por cómo utiliza su cuerpo para provocar, en el lenguaje corporal y también el hablado… Es un personaje que es víctima de su entorno, de los “perros” del machismo y del patriarcado.
En ese sentido, el título de la obra, Los perros, parece que posee un cierto sentido metafórico.
Sí. Había escuchado decírselo a Jorgelino en El mocito, cuando en un momento dice «nosotros éramos unos perros». Me acordé de eso, también del perro de Mariana, y luego me di cuenta de cómo ella a su alrededor tenía una serie de hombres que le rodeaban y que por tanto se convertían en unos perros, no solo hago referencia al coronel sino que eran todos. Hay muchos matices aquí, pero la idea es que todos pueden encarnar el mal, nadie es tan bueno aquí, todos tienen sombras. Me gustó hacer referencia a los perros en el título de la película, aunque al principio tuve dudas, porque llamar Los perros a una cinta donde sobre todo salen caballos… [Risas].
Como autora y mujer cineasta, me gustaría conocer tu opinión sobre este Festival Cine por Mujeres y las reivindicaciones de género que en los últimos tiempos se están haciendo desde el gremio, más allá del movimiento Me Too.
Es algo irreversible. Hay una especie de tema de conciencia universal respecto del problema de género, del machismo que hay en el ambiente, de la desigualdad salarial, de la desigualdad de oportunidades, de compartir tareas domésticas… De un montón de cosas, hay muchos ámbitos en todo ello. Y esto es algo que está sucediendo en toda América Latina, en Europa en general y en muchos otros países. Por eso me parece estupendo que se organice un festival de cine hecho por mujeres, para nosotras es una instancia en la que podemos encontrarnos, no solo visibilizarnos, sino también debatir y conocernos. Las mujeres tenemos que ser solidarias entre nosotras para poder entender lo que está pasando y cambiar las cosas, una toma de conciencia universal.
La otra gran temática de la película gira en torno a la dictadura…
De hecho, mi primera idea era hacer una película sobre la complicidad con la dictadura, pero luego empecé a escribir sobre esta mujer y ella tomó la película, que se convirtió entonces en el retrato de Mariana con el contexto político detrás. Es lo que te comentaba, el inconsciente colectivo que opera, yo no me propuse escribir sobre el machismo, sino que eso salió tal cual a la escritura. Y la conjugación de todo ello es lo que me parece interesante.
Pese a tratar un tema no demasiado sencillo, siempre evitas hacer un “buenos vs. malos”. El personaje del coronel es un ejemplo de ello, ¿no?
Es que eso me parece mucho más interesante, porque creo sobre todo que a los malos no se les nota que son malos, realmente son tipos encantadores que se convierten en malos por detrás, cuando no se les ve. Los malos del estilo “perverso narcisista”, que logran encantar a una mujer y al mismo tiempo hacer mucho mal realmente tienen que ser encantadores y no como los típicos villanos de Hollywood.
Aquí también destaca aquello que está fuera de plano, el trasfondo, lo que se nota en la escena pero que no se ve. ¿Cómo trabajaste este apartado para no ser demasiado explícita?
No hay que tener miedo en una primera escritura si las cosas aparecen demasiado explícitas, porque luego se pueden ir tejiendo por detrás.
El cine chileno ahora parece estar viviendo un buen momento: los trabajos de Pablo Larraín, el éxito de Sebastián Lelio con Una mujer fantástica, tú presentando trabajos en Cannes… ¿Seguirá este éxito en los próximos años?
No sé, eso depende de cómo de duro trabajemos todos. Si el cine chileno ha tenido éxito es porque hay gente que trabaja duro detrás, no hay una receta. Larraín es alguien interesante que hace un cine también interesante y lo mismo digo de Lelio, son directores que no paran de trabajar: todos los días escriben, ven películas… Ante todo, son apasionados del cine y eso se refleja en lo que hacen.
¿Cuál es tu película maldita favorita?
Las diabólicas, de Clouzot. Es una de mis películas preferidas.