Charlamos con Levan Akin sobre Crossing, su nueva película, un ejercicio de realismo punteado por fulgores líricos en el que retrata con honestidad muchos de los problemas que asolan la actualidad, desde la pobreza extrema, pasando por la transfobia, hasta llegar a la precariedad o la imposibilidad de imaginar un futuro.
P. ¿Cómo surge la idea de la película?
R. Me vino la idea mientras estaba haciendo mi película anterior, cuando conocí a las mujeres trans que iban a Estambul para trabajar. Esa fue la semilla de la idea. Luego quise hacer una película desde la perspectiva de un familiar mayor de una persona queer. Cómo es para los miembros de la familia.
P. ¿Conociste a muchas personas que hubiesen sufrido esa transfobia que retratas en la película?
R. Sí, por supuesto. Hice mucha investigación, conocí a muchas personas trans, tanto en Georgia como en Turquía, mientras preparaba la película. De hecho, muchas de esas personas están en la película, tanto delante de la cámara, haciendo de sí mismas, como detrás.
P. ¿Cómo fue trabajar con tantas actrices y actores no profesionales?
R. Es como trabajar con cualquier persona. Tienes una idea, quieres que esa idea se transmita y mi trabajo es manejar los hilos para que lleguen donde yo quiero que estén.
P. ¿Hubo mucha improvisación durante el rodaje o todo estaba muy planificado desde los ensayos?
R. Mucho venía de ensayo. Me alegro de que parezca improvisado, porque es lo que quería que pareciese, pero todo son palabras y líneas ensayadas. Eso es lo más retador de trabajar con amateurs: conseguir que se aprendan los textos.
P. La película tiene un tono muy lírico, sobre todo en lo que respecta al tratamiento de la imagen, ¿cómo trabajaste dicho tono?
R. Quería que pareciese que la cámara tenía sus propios ojos, que fuese como la presencia de alguien que está ahí. Hubiese deseado hacer más secuencias así, en las que la cámara tiene su propia vida, pero, desgraciadamente, por limitaciones, no había mucho tiempo y tuvimos que hacer alguna escena distinta.
P. La cámara, en cierto sentido, adopta la posición de un narrador omnisciente.
R. Sí, es casi como un espíritu.
P. La cinta retrata un ambiente muy duro, muestra muchas de las dificultades que viven las personas más desfavorecidas de la zona y propone la solidaridad como la única forma de poder seguir adelante. Sin embargo, no lo hace de manera utópica, como pasaba en, por ejemplo, la última de Ken Loach, sino que se mantiene mucho más apegada a la realidad
R. Los seres humanos, en los tiempos más duros, qué hacemos: nos reímos, nos burlamos del asunto. La tragedia, para mí, no es interesante en sí misma. No me interesa ver eso, me interesa ver cosas que están entre eso. Los momentos de humor. Mi primo y yo a veces hablamos de nuestros recuerdos, de las cosas malas, y empezamos a reírnos. Decimos, “eso fue muy jodido” y nos reímos. Es la forma de navegar eso. Creo que el cine también ha cambiado mucho, porque pocas veces vemos a las personas de clase obrera cuando no están siendo obreros. En las películas estadounidenses de los años ochenta, por ejemplo, E.T, está la madre, que es obrera y tiene tres hijos; pero la historia no va de eso, sino que forma parte del contexto. A partir de los noventa, los protagonistas de las películas mainstream son de clase media o ricas. En Solo en casa, el niño tiene una mansión, y eso no es muy común. Además, hay películas sobre mujeres trans, que tratan sobre lo horrible que es su vida. Pero tú no vives así. Cuando yo era pequeño, era de clase obrera, pero era feliz; no pensaba en eso, tenía mi vida, no me comparaba. Cuando hago la película, no pienso, “voy a mostrar el aspecto horrible del mundo de los pobres de Estambul”. No. Simplemente, muestro su vida. Esos niños que están por la calle correteando, no creo que piensen que su vida es horrible, porque no tienen contexto. Lo están pasando muy bien, están encontrando juguetes.
P. Justamente, me pareció muy interesante la forma en que la película se aleja completamente de la “porno pobreza”. Uno de los autores que mejor se aleja de esos parámetros es Pasolini. ¿Tenía en mente su cine cuando hizo la película?
R. Me encanta Mamma Roma. Las dos protagonistas, Lea y Evrim, son como Anna Magnani. Me encanta el neorrealismo, eso se nota en mis películas. Me gusta ver a gente real en espacios reales. Me encantan todos los “inis”: Fellini, Pasolini, Rossellini. Son maravillosos.
P. ¿Los protagonistas fueron escogidos a través de un proceso de casting?
R. Sí. Fue muy difícil el proceso de casting. A Lea no la conseguimos hasta el final. Todos los personajes secundarios, los policías, el taxista, los niños, fueron muy difíciles de encontrar. Tenía que haber escrito algo más sencillo.
P. ¿Fue muy complicado sacar la película adelante?
R. Sí, muy complicado. Tuvimos que aplazarla casi un año. Me alegro que entiendas lo difícil que es hacer el casting, porque la peli se estrenó en Suecia, y algunos críticos hablan de eso un poco, pero no entienden lo difícil que es juntar a todas esas personas. Me parece bonito que lo veas y lo menciones. Además, yo no soy turco ni hablo turco y también por eso fue complejo.
P. Hitchcock decía que no había que hacer películas con niños ni con animales por las dificultades que eso conllevaba, pero también hay muchos cineastas que dicen que trabajar con ellos es como proponerles un juego y, por eso mismo, siempre son muy naturales ante la cámara. ¿Opinas lo mismo?
R. Sí, por supuesto. Les dejas que hagan lo suyo y te dan oro. Como la niña pequeña de la peli, que no sabía que estaba en la película, sino que estaba siendo ella misma.
P. La idea de que las diferentes historias de la película se fuesen cruzando, ¿estaba desde el principio en el guion o se te ocurrió durante el desarrollo?
R. Se fueron juntando conforme se iban desarrollando e iba investigando. Conocía a gente, y pensaba “esto es interesante”. Al final se fue juntando de forma bastante orgánica. Hubo diferentes versiones del guion y de los personajes. Si no hubiese sido por el parón de un año y hubiéramos rodado otra versión anterior, la película hubiese sido diferente y los personajes también, aunque escritos de manera parecida.