Este viernes se estrena en cines Traición, un thriller policiaco dirigido por Jean-Paul Civeyrac y protagonizado por Sophie Marceau que acribilla al espectador a base de rotundos giros de guion, de personajes con dobleces que actúan sin seguir un criterio claro y de situaciones estrambóticamente violentas. Hablamos con su director.
Rubén Téllez Brotons: ¿Escribió el papel protagonista pensado en Sophie Marceau o ella se incorporó después al proyecto?
Jean-Paul Civeyrac: La verdad es que no. Para nada. Escribí el guion directamente, sin pensar en ninguna actriz. Luego empezamos a pensar en quién podía hacer este papel. Alguien mencionó a Sophie Marceau que, aunque es una actriz muy famosa en Francia, yo no la conocía muy bien, no había visto tantas cosas suyas. Pero me gustó la idea de no tener una imagen muy precisa de esta actriz y poder imaginarla en el papel.
R.T.B.: ¿Cómo fue trabajar con ella?
J-P.C.: La verdad es que todo fue muy bien. Es una actriz que trabaja muchísimo, se entrega mucho al papel. Le gusta ensayar para prepararlo todo de antemano. También le gusta mucho trabajar con sus compañeros. No es de las que llega en el último momento al plató ni mucho menos. Está atenta en todo momento a lo que el director le dice, a las sugerencias. En el plató se entrega realmente y no tuve ningún problema con ella. Al contrario, fue un placer trabajar con ella.
R.T.B.: El hecho de centrarse más en la vida personal de la protagonista, que es comisaria de policía, que en la laboral, ¿es una forma de humanizarla, de mostrar que debajo de la coraza de seriedad e intransigencia, también hay un ser humano?
J-P.C.: Lo que quería contar era exactamente esto. Una mujer cuyas actuaciones, de pronto, van a ir mucho más lejos de lo que ella podía imaginar. El hecho de que sea una comisaria de policía, refuerza el aspecto moral de este personaje. Es una mujer cuya vida es muy ordenada, todo está controlado, todo está siempre en su sitio. Y, de pronto, las cosas empiezan a desplazarse, pierden el eje. No quería tampoco hacer un documental sobre su vida como policía. Ahora bien, cuando ella decide ayudar a la mujer y a la niña, actúa, ahí sí, como policía. Cuando mata al marido de esta mujer, se puede denunciar como un fallo policial, porque lo podría haber evitado. Pero lo que a mí me interesaba realmente era poner el acento en la interioridad del personaje, que se va por todas partes.
R.T.B.: La película toca muchos temas de actualidad, como el feminismo. La protagonista es una mujer que ocupa un cargo que tanto el cine como la propia realidad ha tenido siempre reservado para los hombres.
J-P.C.: Sí, efectivamente, en eso tienes razón. La película toca diferentes temas. Temas actuales. De hecho, la traducción literal del título sería “Una mujer de nuestros días”. Ahora bien, la cinta tampoco pretende definir una ideología ni marcar una tesis. Más bien, lo que pretende es agitar, presentar ideas para que luego los espectadores puedan hacerse preguntas. No he hecho esta película para que fuera ni feminista ni antifeminista. Yo soy feminista, pero esto no tiene nada que ver con la obra. A mí lo que me interesa es plantear preguntas. La protagonista es una mujer de hoy, pero también es una mujer de ayer, del pasado. Como bien se ve al final de la película, tiene ese lado de amazona que está bien, porque muestra a una mujer, como hay muchas hoy en día, que toma las riendas de la situación. El otro tema que se trata en la película es el de la justicia, cuando una justicia merecida se convierte en algo excesivo. La película se basa en la obra Michael Kolhass, de Heinrich von Kleist. El protagonista es un campesino al que un gran señor le pide su caballo. Al cabo del tiempo, le devuelve el caballo, pero en un estado deplorable. Michael quiere recuperar un caballo sano, pero nunca consigue que el señor se lo dé. Para obtener justicia, quema todo el condado. La reparación es mucho mayor que el daño. Que es un poco lo que ocurre en la película. Quería mostrar que debe haber una justicia, pero que hay veces que la auténtica justicia se convierte en otra cosa.
R.T.B.: ¿Cuáles han sido sus referentes?
J-P.C.: Tengo la impresión de que todas mis películas son un diálogo con películas anteriores, de cine clásico. En este caso, el mayor referente sería el cine negro norteamericano. Fritz Lang, algunas de Hitchcock. En cuanto al estilo, a la puesta en escena, creo que me acerco más a Vicente Minnelli. Sobre todo, en la relación entre personaje y encuadre. La distancia, la colocación de los personajes dentro del encuadre. Es algo que hacía Minnelli y que me gustaba muchísimo. Con esto no quiero decir que le esté copiando, pero sí tomándolo como referencia. Creo que él se acerca a cierto lirismo que está más acorde conmigo. Cosa que no tiene Fritz Lang. Hitchcock, de vez en cuando, tiene ciertos toques de lirismo. Pero quien tiene realmente esa sensibilidad es Minnelli. Esta es una película que se acerca, en cuanto a la ambientación, al género negro, pero es más lo que te digo, el mayor referente ha sido Minnelli, sus encuadres y su lirismo.