Gabriel Velázquez es un director de cine nacido en Salamanca. En su obra podemos destacar tres largometrajes que constituyen lo que se ha dado en llamar su trilogía de la soledad: Amateurs (España, 2008); Iceberg (2011), que obtuvo Mención especial del jurado en el Festival de Gijón; y Ártico (2014), galardonada con cuatro premios en el Festival de Toulouse, entre ellos la Violeta de Oro a mejor película, además de la Mención especial del jurado en la Berlinale. Obras estas a las que le preceden cortometrajes como Soldaditos de latón (2001) o la película Sud express (2006), codirigida con Chema de la Peña. Entre sus proyectos actuales se habla de Análisis de sangre azul y Folk, de los cuales poco se nos ha adelantado hasta el momento.
Espero sentado en una terraza de la plaza de San Miguel a este peculiar cineasta. En la mesa, una caña doble ya caliente por este primer día soleado de mayo. 28 grados centígrados, 27 en canarias.
-Gabriel, ya estoy abajo.
-Enseguida estoy ahí.
En apenas dos minutos se deja entrever una figura compuesta de poblado bigote, grandes gafas de pasta y una camiseta del Festival de San Sebastián de 2013. Aspecto caricaturesco que apenas ha sufrido cambio desde que le descubrí allá por el 2011 en el teatro de mi pueblo, cuando yo contaba tan solo diecisiete años. Él está más delgado. A mí me ha salido vello en las axilas. Apretón de manos. Nos miramos. Primera pregunta.
Su cine está arraigado en Salamanca (su ciudad natal), ciudad en la que tuvieron lugar en 1955 las famosas Conversaciones de Salamanca de mano de Martín Patino, y ciudad también de la que han salido directores de la talla de Isabel de Ocampo o a la que han estado ligados desde la juventud cineastas como Rodrigo Cortés. ¿Hay algún motivo especial (con ello me refiero a algo más allá de haber nacido en ella) por el cual su cine no sale de Salamanca o, si sale, termina por volver a ella?
Sí. Para mí son fundamentales tanto Salamanca como la relación que la ciudad ha tenido con el cine. La Filmoteca, cuando se instauró en Castilla y León, se instaló en Salamanca. Se convirtió en un punto de referencia. Ibas allí a ver películas, pero luego estaban allí Martín Patino, Ricardo Íscar, Chema de la Peña… Asique pensé: si ellos pueden, yo también. Empecé con los amigos y como ayudante de producción, me dijeron que se me daba bien y en el 95 hice mi primer corto. Asique comencé a dedicarme a ello. Después Rodrigo le pedía a Chema consejo, llegó Isabel de Ocampo, a la que impulsamos…Nos íbamos ayudando. Quería contar cosas que yo siento y donde más cosas siento es allí. Allí estoy en mi casa.
En sus películas (todavía no hablemos de la soledad) tiene un gran peso la juventud, por no decir todo como en el caso de Iceberg. Centrándome, por ejemplo, en el último plano de la película Ártico en el que una cámara fija muestra como niños de preescolar juegan en un colegio, o ya sea en el juego de Soldaditos de latón, ¿se puede decir que la niñez es el único momento de inocencia del ser humano, el cuál es corrompido en el paso a la adolescencia, siendo perdida esa inocencia para siempre?
Pues sí. Tengo esos recuerdos míos personales que en la infancia me parecían bellos, preciosos. El último plano del que hablas era el que veía desde el patio de mi colegio cuando yo era pequeño. Es lo que veía y quería sacarlo en una película. Luego, en este plano, están las palomas, que vuelan y no sabes qué va a ser de ellas. Es una estética de la juventud que para contar estas cosas es más maravillosa. Pero eso son cosas que dicen los filósofos (dice entre risas).
Hablando, ahora sí, de la soledad. Puede decirse que en Iceberg se centra toda la esencia de su cine, ya sea por esa imagen de un bloque de hielo o por esa metáfora (ya utilizada por Hemingway), en la que un individuo muestra solamente una pequeña parte de su ser, dejando para sí mismo, oculto para los demás, gran parte de su personalidad, ¿busca con esos personajes que actúan sin que el espectador conozca sus motivos mostrar un rasgo esencial de la humanidad o solo de cierto sector de la sociedad (marginados, minorías, gente con complejos) que es el que usted suele reflejar en sus películas?
Es una cosa que me pasa a mí, simplemente. Vivo solo y reflejo esas experiencias en mis películas. Una Nochevieja estaba solo y me dio un tirón. No podía moverme del sofá ni alcanzar el teléfono. Terminé plasmando esta experiencia en la historia del anciano solitario de Amateurs. La familia ya no es como antes y hay veces que me siento solo. Es lo que trato de contar. Las familias se van desestructurando, aportándonos ventajas como que no esté mal visto no estar casado, no tener hijos…pero eso es algo que también acarrea mucha soledad.
En torno a esos personajes aislados y solitarios, que bien pueden ser denominados antihéroes abatidos, en los cuales se centra, ¿cree que la vida es un péndulo del sufrimiento al aburrimiento? ¿o hay alguna luz al final del túnel?
(Se ríe) Espero que haya luz al final del túnel. Los personajes de mis películas al final puede decirse que acaben queriéndose. Me gusta contar cosas duras pero al fin y al cabo son momentos concretos. Espero que todo tenga su lado bueno.
Formalmente puede decirse que su cine es lento y minimalista pero cuyos personajes son individuos situados en la actual sociedad del dinamismo atroz y del materialismo pomposo que lo llena todo, ¿busca con ello (como me ocurre a mí al ver sus películas) una especie de terapia para el ciudadano contemporáneo? ¿o es puro esteticismo?
Se trata de una cuestión estética. En Ártico era una búsqueda en la que quería recrear cuadros, inspirándome, entre otros, un poco en Hopper. Quería hacer una película que fuera bella y con buenos encuadres…Una película hecha a base de cuadros. Era una búsqueda estética. Además, buscaba plasmar el cine quinqui de los 80 de una manera totalmente diferente a como se realizaba antes. Una especie de homenaje pero reformulándolo.
Para ir terminando me interesaría hablar sobre sus referentes. Es un tópico relacionarle con Gus van Sant o con los hermanos Dardenne, pero también pueden encontrarse en su cine similitudes con esa incomunicación y ese dejar moverse en el espacio a los actores de Antonioni —además de su gusto por los paisajes industriales como también le ocurre al director italiano en El Desierto Rojo (Italia, 1964)—; o también pueden recordarnos a Bela Tarr esos planos largos en los que deja correr a animales —como sucede en el primer plano secuencia de Satantango (Hungría, 1994) o en El caballo de Turín (Hungría, 2011)—. ¿Cuáles podrían decirse que son a ciencia cierta sus referentes directos fijos? Me refiero a aquellos que le hayan llevado tanto a su dedicación en el cine como a la realización de alguna secuencia en concreto.
Totalmente de acuerdo con las referencias. Me encanta la estética de Antonioni y la temática de los Dardenne. Especialmente Iceberg es la que más bebe de estos autores. Personajes solos y con pocos diálogos, como el protagonista de Last Days (EEUU, 2005). También me he inspirado en el Nuevo Cine Español, en el gran Patino…autores que hicieron un cine totalmente libre. Al estudiar ese cine, aunque estéticamente mis películas no sean lo mismo, sí me quedo con la sensación de libertad y de hacer lo que yo siento. Hay que creer en uno mismo y llevar la idea hasta el final. Sin embargo Amateurs está más inspirada en los Dardenne, concretamente en Rosetta (Bélgica, 1999). Todo esto me acarreó algún problema, yo llegaba al rodaje y el equipo no quería hacer lo que yo les decía.
¿Qué puede decirnos, ya por último, sobre los proyectos que tiene en marcha y de los que la prensa apenas nos ofrece alguna pincelada? ¿Veremos ese “sentir” del que nos habla en la gran pantalla este año?
Análisis de sangre azul, película que he hecho con Blanca Torres, está terminada. Estamos pendientes a ver si nos la cogen en un festival y en cuanto lo hagan la estrenamos. Te lo prometo que estoy flipado con la película. El sonido está muy trabajado, todo a base de imágenes de archivo con recreaciones…todo en Super8. El protagonista es un psiquiatra y tratamos con locos de verdad. Formalmente es impresionante. Y además de ella tengo otros proyectos que estoy llevando a cabo y no puedo dejar aparcados.