Antonin Peretjatko estrena La chica del 14 de julio, una comedia satírica sobre la crisis económica en Francia en medio de la celebración del 14 de julio, la fiesta nacional. Todo ello bajo una historia de amor plagada de detalles que recuerdan en cierta manera a la nouvelle vague. Tan interesante obra no podía pasar de puntillas por Cine Maldito, así que hemos decidido entrevistar a Peretjatko para que nos narre con detalle todo lo que ha pretendido contar con esta película.
Lo primero que llama la atención en La chica del 14 de julio es ese humor tan peculiar y tan ácido. ¿Qué te llevó a elegir ese tono satírico en vez de algo más serio y formal?
Es verdad que era el punto de salida de la escritura del guión, para así hablar de la crisis económica y apuntar con el dedo hacia lo que es la absurdidad de esta crisis. Pienso que hacer una comedia era el medio adecuado. No quería hacer una película donde el espectador se sintiese aplastado por su cotidianeidad. Tenía ganas de usar el humor para que reflexionase. Creo que a veces diciendo cosas absurdas se puede hacer pensar al espectador. Si la película te dice “vuestra vida será mejor sin tomaros vacaciones”, hará reflexionar al espectador.
¿Cuánto te llevó escribir el guión? ¿Fue complicado?
Sí, fue difícil porque en esta comedia el humor es básicamente visual y no a través de los diálogos. Cada vez es más complicado hacer este tipo de guión porque tienes que escribir lo visual, no lo propiamente escrito. El guión siempre tiene que ser cómico y uno se puede equivocar al describir demasiado las bromas, y entonces la lectura no sería agradable. Escribir un gag o una broma es como explicar un chiste a alguien que no lo ha entendido. Por eso en Francia es más complicado producir comedias con impacto visual que comedias que trabajen sobre el diálogo. Por este tema, en Francia hay muchas comedias donde la gente habla y los diálogos son bastante divertidos. En los comités de ayudas para las subvenciones en seguida ves si el guión hace reír o no por sus diálogos. Y la descripción de un humor visual pide al guionista, al director, tener el talento de un escritor, pero yo no soy escritor.
¿Qué parte de importancia le das a la historia de amor dentro del relato? ¿Es un fin en sí misma o es un vehículo para la sátira?
Ambas cosas. Son dos jóvenes que se van de vacaciones y que ponen la amistad y el amor por encima de lo material. Para mí, la crisis económica es el telón de fondo para la historia de amor.
El nexo argumental de la película es la celebración de la fiesta nacional francesa, y vemos que hay multitud de referencias a la Revolución de 1789 y la guillotina. ¿Hasta qué punto para los franceses resulta simbólico el 14 de julio?
Es una celebración importante, pero en la película puedes notar que Sarkozy y Hollande lo celebran igual y, cuando se plantea la idea de hacer diferente esta celebración, la gente se niega. Para los franceses, el 14 de julio es de verdad el principio del verano y las vacaciones. A partir del 15 de julio, París se vacía de habitantes. Antes que cualquier otra cosa, con los dos presidentes quería mostrar que la República no cambia, son sólo los hombres los que cambian. Eso me acerca a otro pensamiento como es el de “el Rey ha muerto, viva el Rey”. Se puede comparar a un tipo de realidad. A partir de esta comparación, la película se desarrolla a través del género satírico.
Muchos han visto en tu película una serie de características que conforman un pequeño homenaje a la «nouvelle vague». ¿Ha supuesto realmente una influencia? ¿Cuál es tu director favorito de esta corriente cinematográfica?
Se puede ver una relación con este movimiento, sobre todo con los colores que son muy francos, la libertad de tono y la manera de contar la historia. Hay muchos flashback y cosas que tienen relación con los pensamientos de los personajes. Es una referencia a las películas de los años 60. Ahora las películas tienen una línea narrativa lineal, sin flashback y los colores no son vivos. La diferencia con las películas de aquel tiempo es que la mía trabaja mucho con planos cortos. Es una película de hoy, donde la gente tiene sus móviles, ordenadores portátiles, etc. Creo que me ha influenciado más el movimiento en su conjunto antes que un cineasta en particular.
Cahiers du Cinéma se refirió a ti en 2013 como uno de los directores franceses más prometedores, en el marco de una nueva generación de realizadores. ¿Qué significa para ti tal distinción?
Lo importante para mí es poder llevar algo nuevo al cine y marcar estilo en una película. Los directores nos chocamos con el comité de selección y de ayudas, que son conservadores y no suelen permitir que se hagan cosas nuevas. Hoy en día, cuando propones en las comisiones una comedia imaginan lo peor y cuando propones un drama imaginan lo mejor, así que es difícil proponer una comedia. Para un director como yo, que ya había hecho una película, fue igual de difícil con la segunda. Ahora estamos montando un proyecto en Guayana, territorio de ultramar, y a la comisión no le ha gustado nada el humor y ni siquiera han querido ver La chica del 14 de julio. Así que pienso que no hacen el trabajo de buscar lo que se puede proponer nuevo en el cine.
No es ningún error afirmar que Francia es el eje del cine europeo. ¿Cómo definirías el estado actual del cine francés, tanto desde un punto de vista empresarial como cualitativo? ¿Se ha notado menos el impacto de la crisis?
Pienso que efectivamente estamos menos tocados por la crisis que en otros países, porque con el CNC (Centro Nacional de la Cinematografía) hay un trabajo muy bueno para que se sujete el cine francés y no se hunda. Lo que me parece extraordinario es que ellos tienen una tasa sobre las entradas de cine, cuya recaudación vuelve al CNC para volver a invertir en el cine francés. Hay mucha gente que se queja de que hacen películas de mala calidad o poco interesantes con su dinero, pero realmente el dinero no es suyo, sino de la gente que va al cine, porque ese dinero se recauda a partir de las entradas de cine.
Después de esta película, seguramente algunos esperarán en tu próximo proyecto algo igual de humorístico. ¿Piensas seguir por esta vía o prefieres explorar otros géneros?
Sí, voy a seguir por la vía satírica. Este nuevo proyecto está en el departamento de Guayana y quiero desarrollar una crítica al poder, por lo que me cuesta conseguir financiación estatal. Esto ya me ha pasado, hay gente en las comisiones que se sienten atacados. En la comisión había gente que procedía de los territorios de ultramar y se sintieron ofendidos. No los conozco personalmente, pero ya sé que ahí toco un punto delicado. Pero cuanto más complicado resulta llevarlo a cabo, más fuerza tengo para seguir con la película.
Para finalizar, ¿nos podrías recomendar una película que hayas visto recientemente y te haya gustado?
Wrong Cops, de Quentin Dupieux, una comedia franco-estadounidense. El director estuvo en Cannes el año pasado, como yo.