En la piel de Blanche Houellebecq (Guillaume Nicloux)

Tanto la imagen pública como la obra literaria del célebre escritor francés Michel Houellebecq están rodeadas de polémica. Su participación —interpretando una versión ficcionada de sí mismo— en tres películas del cineasta Guillaume Nicloux: El secuestro de Michel Houellebecq (2014), Thalasso (2019) y ahora En la piel de Blanche Houellebecq (2024) han abordado sus claroscuros y momentos clave de su vida pública desde una propuesta formal cercana al documental y una aproximación de autoficción, que satiriza no sólo su persona sino también diversos elementos de la sociedad, la cultura y la política gala. Sin embargo, en ellas no se afrontan directamente la misoginia, el racismo o la islamofobía de la que se le acusa por sus pintorescas declaraciones a lo largo de los años. Quedan más bien como guiños y referencias en los diálogos que pasarán prácticamente inadvertidos para quien desconozca su contexto y obra fuera de sus participaciones en estas producciones. Esta última incursión actoral de Houellebecq parte de la premisa de su viaje a la isla de Guadalupe para asistir a un concurso de dobles de sí mismo. Allí se encuentra con la actriz y cómica Blanche Gardin, que preside el jurado.

En su estancia en Guadalupe, parte de los departamentos y territorios de ultramar franceses, sufre una serie de peripecias junto a Gardin y su amigo Luc (Luc Schwarz), quien le secuestrara en su primera película con Nicloux. El contexto político de la isla lo envuelve todo y la posición de sus habitantes y su relación colonial con Francia se integra dentro de la propia narración, en entrevistas con la prensa y conversaciones con el chófer local. También con la inclusión de fragmentos de informativos y reportajes. La tensión racial, el choque cultural con el dialecto idiomático de los lugareños, las drogas alucinógenas o la apropiación cultural, todo sirve para generar pequeñas situaciones de conflicto y que se desarrollan con la ayuda de improvisaciones y la propia intervención previa del director al preparar a sus actores. La autenticidad de las réplicas y la naturalidad de las reacciones forman parte fundamental de la propuesta cómica de En la piel de Blanche Houellebecq —mucho menos ambiciosa discursivamente que sus anteriores cintas con Houellebecq—. Al mismo tiempo, continúa el tratamiento visual con cámara en mano, siguiendo a los personajes de cerca y buscando ese sentido de realidad construida en la que es difícil discernir lo que sabemos de ellos de cómo aparecen retratados en sus imágenes.

A diferencia de la muy refinada Thalasso, esta producción se percibe más cruda e inmediata. Su humor, desde lo más simplón y burdo hasta lo más negro e irónico, emerge constantemente tanto de las situaciones absurdas e intrascendentes como de la descontextualización del escritor como pez fuera del agua —curiosamente nacido en la isla de Reunión, otro territorio de ultramar francés—. La química con Blanche Gardin, la aparición en un cameo de Gaspar Noé haciendo de sí mismo, los típicos y recurrentes comentarios de los seguidores de su obra y un concurso de dobles, que finalmente se queda en una mera excusa que aparece brevemente al final de su metraje, son piezas clave que expanden una vez más este universo ficticio, este “Houellebecq Cinematic Universe” en el que la distancia de la narración hacia su sujeto principal esconde unas dobles lecturas cuyas resonancias son siempre complejas de decodificar. Houellebecq se presta al juego intertextual, como parte de su persona —como agitador y provocador de la opinión pública y el ‹establishment› cultural— con una inteligencia y sutileza aparentes imposibles de desligar de la perspectiva del propio cineasta.

Los desafíos intelectuales, sus ‹boutades› de dentro y fuera de la ficción, resultan idénticas en fondo y forma y cuesta distinguir unas de otras. La pregunta que las películas de Nicloux dejan en el aire es ¿por qué en ciertos contextos se rechaza que se pongan en entredicho los consensos ideológicos? O peor ¿por qué también parece inasumible en obras artísticas y en la ficción cuestionarlos y jugar con la subversión, lo escatológico, lo tabú? En la piel de Blanche Houellebecq comienza con una cita de Maryse Condé que sintetiza muy bien la posición al respecto dentro del filme:

«La risa es el primer paso hacia la liberación. Comenzamos por la risa. Nos reímos, entonces nos liberamos. Y entonces podemos luchar»

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