Una panorámica tomada desde los aires nos muestra zonas suburbiales de Caracas, la capital de Venezuela. La cámara sobrevuela en su dron las casas construidas por las lomas y colinas. También avanza hasta la metrópoli urbana, dominada por edificios altos de oficinas, viviendas, otros cuya construcción se ha detenido. Después, a ras de tierra, una calle surcada por una larga cola de caraqueños que esperan impacientes su turno ante un supermercado desbastecido. Otras personas rebuscan y comen alimentos depositados en grandes bolsas de basura. Es el año 2017.
El nuevo documental dirigido por Carlos Oteyza es una producción impulsada fundamentalmente por el ensayista mexicano Enrique Krauze junto al cineasta. Los dos autores —como historiadores y estudiosos del poder en Latinoamérica— enfocan el tono didáctico, histórico y documentado del largometraje. Porque los prejuicios ante una producción que aborda los veinticinco últimos años de gobierno venezolano podrían aflorar antes del visionado del documental proviniendo la visión del lado opositor. Pero la mayor sorpresa de El pueblo soy yo —un título que coincide con el libro de Enrique Krauze publicado en 2018, mientras que a la película se añade un subtítulo de Venezuela en populismo— es un trato justo del material que cimenta su mensaje, aunque la vocación sea denunciar la manera de gobierno de los líderes que acaparan todo el gobierno de un estado en una sola persona, resquebrajando la separación de poderes lógica.
Durante hora y media de metraje se presentan imágenes de los tanques intentando conquistar el congreso venezolano, capitaneados por Hugo Chávez en 1992. Esas escenas son el preludio a una cronología completa de la llegada al poder del comandante, después del fallido golpe de estado y su posterior elección mediante las urnas. A pesar de ser datos muy difundidos por los informativos y la prensa internacionales en estas dos décadas, debido al carácter desmedido del dirigente —tanto como sus declaraciones— el documental traza una cronología histórica desde el dos de febrero de 1999, fecha en la que Chávez es elegido presidente, hasta su muerte en marzo de 2013. El film tiene la estructura por capítulos propia de un ensayo biográfico, siempre con un punto de vista similar al del gobierno populista. De esta manera, el carácter divulgativo que proporciona en sus declaraciones el propio Krauze junto a varios analistas políticos, historiadores e incluso un biógrafo del gobernante impera por encima de opiniones personales o subjetividades a las que se presta el contenido.
El abundante material de archivo que corrobora lo explicado por el grupo de entrevistados en la pantalla, proviene de noticiarios venezolanos, españoles y de otros países. También de algún extracto sacado de documentales anteriores de Carlos Oteyza. El respeto dominante acerca de los hechos funciona a favor del carácter observador o recopilador de los hechos sucedidos durante casi quince años de gobierno, después perpetuados en la figura del sucesor Nicolás Maduro. La exposición de la tesis que apoya el cineasta y colaboradores es válida como recorrido histórico de la trayectoria política de Chávez, además de su ascenso y mantenimiento en el poder. Pero desaprovecha otras ideas que se leen más entre líneas como es la prueba de que, sea del signo ideológico que sea, el gobierno actual es más parecido al de un régimen dictatorial de talante militar, quizás no tan expeditivo a primera vista como el que sufrimos en España hasta 1975, pero con tácticas informativas parecidas.
La motivación del cineasta es la exposición de un tratado acerca del populismo como forma pervertida de gobierno, sobre todo como advertencia contra los que surgen cada vez más, en varios países, sin nombrar ninguno en particular. Por concordancia deberíamos hablar del caso de Podemos en España por lo que se trata en la película, aunque desde ahora ese carácter populista se lo rifan más el PP y Ciudadanos. Coincidencias políticas aparte, El pueblo soy yo. Venezuela en populismo es un documental de valor divulgativo sobre la importancia de la figura de Hugo Chávez en el mundo contemporáneo, léase tanto como rechazo para una parte del público o adscripción por parte de la otra. De su carisma, algo en lo que inciden los momentos más lúcidos del film. Funciona mejor como un reportaje a la carta, propio de canales temáticos históricos que como documento cinematográfico.
Tal vez la chispa que plantea el inicio y conclusión de la película, con estas noticias recientes del desabastecimiento de las necesidades básicas para la población venezolana; la emigración masiva de habitantes a Brasil; la crisis económica de un país con mucho petróleo y recursos; o un gobierno tiránico. Estos sucesos pierden su fuerza por el carácter divulgativo, no subjetivo. Pero queda en el recuerdo la frustración que desprenden esos planos de población hambrienta por encima del planteamiento catastrófico desde el punto de vista económico de un país que ha perdido muchas oportunidades desde mediados del siglo veinte, sobre todo desde la corrupción endémica de los años ochenta hasta el presente. Es más potente la idea de que existe una mayoría de venezolanos perjudicados frente a todos los buitres internacionales entre los que —seguramente— estemos los españoles, pendientes de lanzarnos sobre una riqueza que ya mencionaba Donald Trump hace solo un par de semanas en una de sus cotidianas declaraciones.
La virtud de la obra de Carlos Oteyza es que al menos mantiene la cabeza fría sobre lo que cuenta, aunque sea con la indignación como resorte, pero con el conocimiento de lo narrado, como habitante del pueblo venezolano que es. Algo de lo que deberían aprender casi todos los canales de televisión, ya sean públicos, privados o temporales. Si el espectador desea más ruido y furia, solo tiene que ver o escuchar cualquier tertulia nuestra.
¿Más populistas Ciudadanos y PP que Podemos? Pero en que mundo vives Pablo. Quiza sea por aquello de te llamas igual que el «Maduro español». Desde Colombia te digo que criticas cómo esta a un documental que retrata de forma muy suave el carácter repugnante, delictivo y tiránico del narco-estado que han creado en Venezuela estos chorizos criminales dan bastante asco. Suerte para la próxima porque aquí das pena ajena.
Don Pepe.
En efecto, yo hablo sobre España, que es lo que conozco, no sobre Venezuela y tampoco sobre Colombia.
Vergüenza no da su comentario, pero me ha costado un poco leerlo por los errores de puntuación y ortográficos. Un saludo.
Por concordancia deberíamos hablar del caso de Podemos en España por lo que se trata en la película, aunque desde ahora ese carácter populista se lo rifan más el PP y Ciudadanos… Tú debes estar de coña ¿no?