El profesor Bachmann y su clase (Maria Speth)

Educación, diversidad y otros menesteres

Qué sensación tan gozosa causan aquellos films que no tienen urgencia por desarrollarse, que le dan margen al espectador para que se habitúe a un ritmo y a un tono mientras se construye respetuosamente el espacio por el que los personajes se moverán. Es decir, aquellos films que bogan a contracorriente de nuestra era de la hipervelocidad y el consumo rápido.

La primera vez que vemos a los alumnos sentados en clase, la voz del profesor suena en fuera de campo, y he aquí uno de los primeros gestos inteligentes de la realizadora Maria Speth, pues es consciente de que todos quienes hemos pasado alguna vez por un aula, a primera hora de la mañana, lo único que oímos es la voz del docente, que nos entra por un oído y nos sale por el otro. Ya se configura desde el inicio su distancia respecto a los protagonistas, observacional pero nunca invasiva.

Entra en el juego el señor Bachmann, que soporta buena parte del peso de la película y se convierte en uno de sus personajes más afectuosos y entrañables, con un don especial para establecer complicidad con los alumnos.

Speth monta el documental sin ningún tipo de restricción y sin miedo a que mude de piel cuando se lo plantee, ya que la temática no pretende abordar únicamente lo que sucede en los pupitres, sino también en la mentalidad de quienes los ocupan. Del mismo modo que Bachmann no es el único elemento clave para la instrucción, y la presencia de más maestros hacen de las tres horas y media un discurso polivalente y sin moralismos.

Es tentador recurrir a otro gran documental, aliñado con tintes de ficción, que también explora desde la larga duración los pálpitos de las futuras generaciones de nuestro tiempo, como es la portentosa Quién lo impide, de Jonás Trueba. En una coyuntura en el que materias como la Filosofía o la Historia han entrado en descrédito, piezas de esta índole procuran ocupar ese triste vacío, dando testimonio de un momento en el que el déficit de atención y el exceso del sentimiento privan a los más jóvenes de poder acceder al conocimiento válido.

No obstante, si lo que se propone Trueba es dar voz a los estudiantes para dibujar un retrato generacional, Speth procura que el discurso, casi a modo de estudio antropológico, derive hacia las cuestiones raciales, aspecto que entronca fácilmente con las ideologías ultraconservadoras que opacan nuestros tiempos. Estas, como se intuye durante el visionado, son una problemática de raigambre estudiantil, momento esencial para una orientación y una transmisión de valores.

El profesor Bachmann y su clase nos hace comprender que lo que verdaderamente necesitan los niños es cercanía y calidez, sentirse escuchados y aceptados en un círculo que les garantice guía y comprensión. El discurso de integración cultural, que precisa de una normalización, termina conmoviendo, análogamente a secuencias como la lección sobre el nazismo, espejo de una nación que todavía se mira al ombligo avergonzada.

Sin lugar a dudas, esta película, repleta de puntos de fuga y de escenas que merecen dar marcha atrás y repetir el visionado, debería ser claramente un punto de orientación para todo aquel que se proponga cursar Magisterio o filmar documentales.

Puedes ver El profesor Bachmann y su clase en Filmin

https://www.filmin.es/pelicula/el-profesor-bachmann-y-su-clase

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