A juzgar por algunos de los thrillers europeos más recientes, pudiera parecer que el estrecho de Gibraltar se ha transformado en un tema recurrente a abordar por los cineastas debido a las complejas tramas que se han llegado a producir allí, especialmente por las redes de narcotráfico presentes en el peñón británico.
Si primero fue la francesa The Informant (o con un título original mucho más esclarecedor como Gibraltar) dirigida por Leclerq y protagonizada por Gilles Lellouche la que nos advertía que algunas de las situaciones vividas cerca de esas tierras podían acercar fácilmente a un tipo común a esas redes ajenas a cualquier realidad cercana a la nuestra, ahora es Daniel Monzón quien nos entrega su El niño, cinta que juega de nuevo con esa premisa, aunque añadiendo tramas paralelas y con un protagonista que, eso sí, parece mucho más autosuficiente y seguro de sí mismo que aquel Marc Duval de The Informant, hecho que quizá hacía del personaje algo un tanto más humano y próximo al espectador.
Pero está claro que Monzón prefiere jugar otras cartas y centrarse más bien en su faceta de thriller de coartada romántica, hecho que hace de ese muchacho apodado “El niño” e interpretado (sin grandes alardes, en un ejercicio más bien justito) por Jesús Castro un protagónico que más bien sirve como vía para que el entramado evolucione y no obtiene una gran profundidad como tal. Hecho este que, por contra, choca quizá con el otro personaje central de El niño, el de un Luís Tosar que, sin llevar muy lejos su personaje, y dejando a un lado el talento que se le presupone —y que, como no, sale a flote— al actor gallego, al menos logra trazar unas inquietudes y metas que acercan un poco más a ese tipo rendido por completo a su trabajo al espectador.
Como decía, no obstante, las miras del responsable de La caja Kovak están puestas en objetivos meridianamente distintos, y se surten más bien de todo ese entramado para armar un thriller que, si bien posee momentos de cierta intensidad que están narrados con el brío y la energía necesarias, no termina de funcionar como tal por las más que evidentes licencias que se toman los guionistas en un relato que quizá sin esos pequeños detalles ganaría en ritmo —algo que, por ejemplo, estaba mucho más trabajado y mejor pulido en el anterior trabajo de Monzón, Celda 211— y no se sentiría tan descompensado como lo está El niño.
En el fondo, no es que esas licencias sean las que terminen devaluando el resultado final, pues en el fondo uno sabe que ante títulos de la envergadura que posee esta El niño lo más lógico es terminar encontrándose con ciertos elementos no tan necesarios para la exposición en sí, pero que añaden el sazón necesario para acercar un ejercicio de género al gran público. El problema, pues, reside más bien en el recorrido que se otorga a esos pequeños detalles dentro de la trama, hecho que termina logrando que el film se deshinche en el ámbito narrativo, e incluso peque de resultar un poco inconexo al hacer que una de las tramas quede totalmente a merced de la otra durante más minutos de lo esperado.
Aunque, en opinión del que esto escribe, ese defecto termina repercutiendo en lo que se podría haber esperado de una película como la que nos ocupa, lo cierto es que por otro lado tanto el oficio que muestra su elenco (haciendo a un lado a Jesús Castro, los Luis Tosar, Eduard Fernández, Bárbara Lennie o Sergi López están perfectos, muy en su línea habitual), como el de un cineasta que consigue no caer en la rutina y exponer con la suficiente fuerza (y algunas necesarias notas cómicas) lo que se presupone debe ser una propuesta como El niño, terminan decantando la balanza en su favor y componiendo una de esas cintas por momentos disfrutable y con la capacidad de no dar al espectador excesivas consignas como para que este se adelante en las pesquisas realizadas por el personaje de Tosar.
Si bien es cierto que ante el nuevo trabajo de Monzón podrían haberse pulido más algunos aspectos o haber evitado caer en lo obvio y mánido en otros (como el secundario graciosete y robaescenas, la estirada subtrama romántica, etc…), El niño termina siendo un thriller satisfactorio de buena factura e interpretaciones adecuadas que, si bien no permanecera en el recuerdo durante mucho tiempo, como mínimo eleva la media dentro del género en un país demasiado acostumbrado a calcar el modelo USA sin añadir unas constantes que aquí se perciben como un pequeño acercamiento a lo que esperemos en el futuro pueda ser cine de género con una entidad y señas propias.
Larga vida a la nueva carne.