Ya metidos de pleno en el siglo XXI parece evidente que distintas generaciones se encuentran en una encrucijada en lo que respecta a las relaciones amorosas y el sexo. El cuestionamiento de la monogamia, las relaciones abiertas, el poliamor y una cada vez mayor aceptación de sexualidades no heteronormativas determinan en principio una increíble diversidad de posibilidades al crear vínculos afectivos. ¿Pero han resuelto los conflictos más básicos de nuestra cultura ligado a ellos? Tamer Jandali propone en easy love una mirada coral a un grupo de personajes —entre los veinte y los cuarenta y tantos años— a través de unos actores que se interpretan a sí mismos y son responsables de crear sus propios relatos ficcionados a partir de sus experiencias y sus vidas. Una pareja de lesbianas, una joven frustrada que decide prostituirse, un casanova ya maduro que empieza a plantearse la necesidad de llevar a algo más significativo sus conquistas en serie, una pareja que deja libertad para establecer conexiones con otras personas y debe asumir las consecuencias… se unen de manera precisa en un montaje que elabora su presentación y desarrolla sus situaciones siempre atendiendo a una idea consistente de conjunto.
La honestidad al establecer las normas de las relaciones sexoafectivas y las contradicciones en las dinámicas de pareja al intentar conectar la búsqueda de la satisfacción individual con el deseo del otro parece el principal motor discursivo del film. El miedo a que la otra persona no se tome en serio el compromiso entre ambos, que se tengan distintas expectativas, la asimetría al aprovechar libertades definidas de antemano, la mera diferencia de edad o los instrumentos de empoderamiento que encierran la trampa de la mercantilización —de la sexualidad, de los cuerpos, de las propias relaciones— se ven capturados en cada una de sus historias. Con un sentido de autenticidad cercano a la imagen del documental, la cámara de Jandali se acerca a sus protagonistas hasta en sus momentos de mayor intimidad para capturarla, mostrando el sexo explícitamente pero sin caer en la búsqueda de la cosificación o el morbo. Se trata más de un tratamiento observacional que registra en instantes breves los mecanismos del deseo, la complicidad existente y las distintas formas en que interactuamos a partir de nuestros instintos, personalidad y educación.
¿Cómo puedes abrirte completamente a otra persona si crees que para ella eres únicamente un experimento? ¿Estamos de verdad capacitados para asimilar que nuestra pareja establezca vínculos parecidos al nuestro con otras personas? easy love no deja de plantear preguntas mientras explora a los individuos en instantes de crisis o felicidad, de duda o decisión. Varios detalles hacen que su narrativa trascienda más allá de un estudio sobre el amor y el sexo en la sociedad actual. El primero es representar al modelo de consumidor compulsivo de relaciones que tanto han promovido las apps de citas desde hace años. Un modelo de consumo de personas que lejos de satisfacer las necesidades emocionales promueven la idea de que somos reemplazables y, por tanto, no vale la pena darle demasiado valor a esas interacciones. Pero, sobre todo, el terrible planteamiento de una joven que, incapaz de entrar en el juego del romance, prefiere dedicarse a tener citas como ‹escort› como último recurso para incorporar a su vida la falta de placer y contacto físico, mientras recibe un buen dinero por ello. El acertado cuestionamiento de su decisión por parte de su madre denunciando que eso no es ni empoderante ni feminista acaba en una defensa tan individualista como inconsistente. Un sentido individualista y egoísta del amor y el sexo que planea sobre todo el metraje de la cinta y es profundamente ilustrativo de cómo han afectado a sus construcciones sociales tanto la competitividad como la explotación salvaje del neoliberalismo omnipresente en nuestras vidas.
Crítico y periodista cinematográfico.
Creando el podcast Manderley. Hago cosas en Lost & Found.