Intrincados callejones, recovecos, bares. Lugares donde es fácil perderse en su laberíntica estructura. Lugares que parecen responder, de alguna manera a la complejidad del estado de ánimo post-pandemia. Esa búsqueda de una normalidad que no acaba de llegar, de no encontrarse a pesar de la familiaridad de los lugares, actos, relaciones. Todo lleva a una inconcreción vital pero también desata un proceso de reflexión. Momentos para repensar el pasado, el presente y el futuro. Y sí esto funciona internamente no es menos cierto que también propicia la búsqueda de oasis existenciales. De reencuentros, nuevas amistades deseos por cumplir.
Delante de ti es un reflejo de todo ello. Un Hon Sang-soo, si se quiere, más reflexivo que nunca. Aunque lo verdaderamente interesante radica en el método para mostrarlo. Volvemos a territorios conocidos en lo temático y en lo visual. A esa especie de ‹small talk› bajo lugares austeros donde no parece ocurrir nada. Un mundo que se engarza con la filmografía reciente de Sang-soo y que parece volver a este presente representado por La mujer que escapó, donde el foco está puesto en la feminidad, en su empoderamiento y, casi, afán de supervivencia.
Sin embargo hay un salto, no abrupto, como siguiendo una línea de continuidad, que si bien no es incoherente si produce una cierta sorpresa. Una vuelta a una cierta comedia romántica, de largas charlas artísticas, de seducciones e insinuaciones, de cine y soju. Momentos estos que normalmente suelen acabar de una manera en el cine del director surcoreano. O al menos, así sucedía en su primera etapa. Lejos de ello Sang-soo nos depara otra sorpresa en forma de confesión dramática, de puesta sobre el tapete toda una panorámica sobre la vida y la muerte, sobre como aprovechar estos últimos tiempos que le quedan a uno. Cierto es que sigue habiendo esa especie de humor desencantado, provocado por los efluvios de la embriaguez, pero junto a ello un discurso que quizás es el maduro nunca ofrecido por el realizador.
Así pues, Delante de ti es como un viaje en el tiempo a través de la vida de una persona y, a la vez que asistimos a esta intra-historia, lo hacemos también a un viaje por la propia filmografía del director. Tanto en temas, como estructuras, como en apariencia formal. Un trayecto que parece querer acompañar la propia experiencia interna del film y reflexionar sobre los vericuetos vitales y artísticos. Y lo mejor es que no se trata de un ejercicio onanista o de introspección onanista, sino más bien de una mirada desnuda, triste y a la vez cálida. Una invitación a acompañarle.
Delante de ti puede parecer modesta, y su apariencia de alguna manera lleva a este equívoco. Pero también funciona como ese oasis, como ese remanso de tranquilidad donde escapar del laberinto del agobio vital. Un remanso de paz cuyos tintes dramáticos no mueven a la pena o al dolor continuo sino que, de alguna manera, son vías de escape para la tristeza, para focalizar la mirada a través del tiempo y no lamentarlo. Un punto y aparte que no tiene en cuenta lo que queda por vivir, solo pide que sea vivido como en el último plano del film, con la carcajada más sincera y liberadora posible.