Repensar lo anatómico
La noticia de que el gran David Cronenberg estaba de regreso fue plato de buen gusto para todos los espectadores, pues sabíamos que una de las voces más representativas del cine de los 80 y los 90 había vuelto con lo que mejor se le daba. Un cine del cuerpo y de la carne, de la visceralidad, la pulsión y la secularización del pensamiento. A través de una incuestionable maña para la estructura narrativa y la puesta en escena de sus films, Cronenberg siempre ha sido capaz de hurgar en lo más viscoso de nosotros mismos, en nuestra sombra “jungiana”, en lo que escapa a lo ordinario e incluso a lo humano.
En ese sentido, en la recién estrenada en Cannes Crimes of the Future el director reinterpreta su título homónimo de 1970, ambientado en una clínica sectaria que busca nuevos horizontes para la cirugía a partir del rapto de mujeres, en un ambiente fatalista atenazado por una enfermedad contagiosa.
Si en Crash la maquinaria automovilística era catalizadora de la perversión sexual, en Crimes of the Future la cirugía es garantía del goce y el devenir reversible, es decir, de la capacidad del individuo de deshacer su educación previa y encararse hacia otro estado corporal. Deleuze y Guattari acuñaron este término para describir su teoría del cuerpo sin órganos, que cuestiona si realmente el cuerpo es producto del hombre o el hombre es producto del cuerpo, certificando a la vez que la existencia humana es esencialmente corporal. La idea versa sobre la metáfora del proceso cultural que ha hecho pensar el cuerpo según unas convenciones sociales, y Crimes of the Future, a través de la historia de una pareja cuya meta es experimentar con el dolor y el placer, se adhiere a este discurso.
La temática raya en la obsolescencia de las funciones corporales, con referencias visuales tan exquisitas como la de un ‹close-up› directamente vinculado a La pasión de Juana de Arco. Cronenberg también repasa su propia obra, pensemos en el aparato televisivo, presente en Crimes of the Future cual entidad observante, como un residuo del capitalismo de vigilancia, en medio de un ambiente espectral que casi colinda con el cine artesanal de Pedro Costa.
La película es muy creativa y fértil a nivel conceptual, da gusto ver a un cineasta adaptándose con tanta solvencia a la plástica digital. Es barroca, con una iluminación contrastada y alguna imperfección narrativa que la hace más misteriosa. Entre muchas cuestiones, se habla de la alimentación del plástico como una alternativa para el organismo, hábito que facilitaría la evolución humana.
Viggo Mortensen está excelente interpretando a su personaje, como si fuese un mensajero del Apocalipsis cuyo cuerpo se está desintegrando. Sus escenas mientras come y se atraganta quedarán en la memoria del espectador, del mismo modo que las de la cirugía, que pueden detallarse como una transgresión sin provocación.
Cronenberg es más Cronenberg que nunca, y a través de una estrategia formal a caballo entre lo bello y lo siniestro, Crimes of the Future se desliza ligeramente sobre el romance para terminar desplegando un feroz pero sobrio tratado sobre la condición poshumana, raspando los límites de la ciencia ficción al tiempo que interroga el presente de nuestros cuerpos. Porque como arguyó Paul Virilio, el cuerpo es el siguiente paso a explorar después de toda la superficie de la Tierra, y será transformado en una fábrica mecánica y automática.
¿Mujeres gozando mientras las descuartizan? Qué típico. Suena a porno, a mierda machista que ve a la mujer como un objeto con el que se puede jugar a ser Dios.
Pero tu reseña me encanta. Siempre queda bien nombrar a Deleuze y Guattari.
Hola, ¡gracias por el comentario! Sin ansias de hacer spoilers: la mirada y la puesta en escena distan bastante de lo que sería una pornografía en la imagen, o de cualquier tipo de violencia contra la carne que sea escatológica. Es simplemente un cineasta que ha vuelto a lo que mejor se le da, escribir desde el cuerpo, sea masculino o femenino, en un acto con algo de transgresión pero para nada provocativo. Al menos en mi opinión.
Saludos cordiales!!!