El pasado sábado 23 de noviembre concluyó la edición número 51 del Festival Internacional de Cine de Gijón, la segunda tras el cambio de dirección en el que Nacho Carballo sustituyó a José Luis Cienfuegos al frente del certamen. Un año más, Gijón se vistió de gala y por sus calles se respiró ese ambiente cinéfilo que durante 9 días embriaga a todos los habitantes de la ciudad. Con el Teatro Jovellanos y los Cines Centro como principales puntos de encuentro, el festival se expandió nuevamente con otros centros de proyección como el Antiguo Instituto, la Universidad Laboral o el centro municipal Gijón Sur entre otros.
Uno de los momentos más esperados se produjo en la mañana de la última jornada con la lectura del Palmarés, premiando a lo más destacada de una Sección Oficial que sigue siendo uno de los puntos más interesantes de la programación. Ida, de Pawel Pawlikowski se coronó como principal ganadora, al serle concedidos los premios de mejor película, actriz, guión y dirección artística, además del reconocimiento del Jurado Joven. Pawlikowski ya había ganado en el año 2000 con Last Resort , y muchos fuimos los que ya vimos a su última película como relevante candidata al principal galardón los primeros días de festival. El estadounidense Jeremy Saulnier se adjudicó el premio al mejor director por su explosiva Blue Ruin, algo que no sorprendió en absoluto ya que tras el trabajo de realización se esconde uno de los principales estandartes de la obra. Alexander Landry fue considerado el mejor actor por Gabrielle, como forma de considerar el gran trabajo actoral de una película que fue de las mejores recibidas por el público gijonés. El Premio Especial del Jurado recayó en Los Insólitos Peces Gato, quien recogió personalmente y muy emocionada la directora Claudia Saint-Luce en la gala de clausura. La asociación de periodistas y críticos cinematográficos FIPRESCI concedieron su galardón a Henri, debut en la dirección de la actriz francesa Yolande Moreau. Los Premios del Público fueron para la sudafricana Little One en la Sección Oficial, y la francesa En Solitaire en “Rellumes”. En la recientemente estrenada sección AnimaFICX, dedicada enteramente al cine de animación, triunfaron ex aequo The Fake de Yeun San Ho y Cheatin´ de Bill Plympton, con una mención especial para Patema Inverted deYasuhiro Yoshiura.
Ya como mera opinión personal, cabe decir que el palmarés ofrecía poca sorpresa. Ida suponía el regreso a Gijón de un autor muy querido por el festival como Pawlikowsky y ya olía a ganadora desde su primer pase, y más aún cuando a medida que las películas de Sección Oficial se iban proyectando veíamos como nos encontrábamos con un grupo de películas bastante irregular, con obras realmente sólidas y profundas que convivieron con otras realmente prescindibles. Quizá Jeremy Saulnier podría considerarse otro de los triunfadores de esta edición, ya que su Blue Ruin se convirtió en una de las sorpresas agradables de la competición con una labor de realización muy encomiable que finalmente fue premiada. Sorprendente fue que una película tan completa y conmovedora como Le Passé de Asghar Farhadi se fuese de vacío, así como la arriesgada Floating Skyscrapers. Discutido fue el Premio del Público que se le concedió a la sudafricana Little One, uno de los mayores puntos flacos de la Sección Oficial con una prefabricada concepción muy impropia de un festival como Gijón.
Como decimos, la Sección Oficial, aunque popularmente considerada superior a la del anterior año, ofreció un contenido muy desigual: Ida, El pasado (Le Passé), Gabrielle, Ilo Ilo, Blue Ruin, Floating Skyscrapers o Los chicos y Guillaume, ¡a la mesa! (Les Garçons et Guillaume á table!) fueron los platos fuertes de la competición junto a otros films encomiables pero poco sorprendentes como Les Apaches, Henri, Enough Said o Los Insólitos Peces Gato. Bajaron la media fallidos intentos como Grigris o La distancia más larga. Films que muchos nos preguntamos que pintaban dentro una Sección Oficial como la de un festival internacional como este, Blockbuster y la anteriormente citada Little One.
Como cada año, muchos espectadores descubrieron esas películas protagonistas del panorama del cine independiente internacional y que ya venían circulando por los festivales más prestigiosos los últimos meses. “Gran Angular”, la antiguamente conocida como “Esbilla”, reunió en su programación cosas tan destacables como la belga Alabama Monroe, la japonesa De tal padre, tal hijo (Like Father, Like Son) o Pelo malo, cinta que se alzó con la última Concha de Oro del Festival de Cine de San Sebastián. Estas fueron ese tipo de películas que sin estar dentro de la sección principal del festival eran uno de los temas de conversación entre los múltiples asistentes, en la búsqueda de la mejores películas de la programación. “Géneros Mutantes” repitió una vez más su presencia en el certamen ofreciendo importantes dosis de cine fantástico al programa. Antiviral de Brandon Cronenberg, Haunter (lo último de Vicenzo Natali), We Are What We Are (el remake norteamericano de la cinta mexicana Somos lo que hay) o la extrañísima Halley, fueron los platos fuertes de una de las secciones de reciente incorporación que cosechó un nuevo éxito. Las retrospectivas este año estuvieron dedicadas a Hong Sang-Soo (su última película, Our Sunhi cerró el festival en la gala de clausura) y Jean-François Lagouine, descubriendo a dos importantísimas figuras de la cinematografía oriental y animación europea respectivamente.
La animación volvió a establecerse un hueco de relevancia en la programación con el segundo año de la recién estrenada “AnimacFICX”·: The Congress de Ari Folman (quien triunfó en Gijón años atrás con Vals con Bashir), Uma história de amor e fúria, The Fake y Cheatin´ fueron los films más comentados y aplaudidos, siendo estos dos últimos los ganadores ex aequo del premio principal de la sección. “Rellumes” permitió disfrutar entre otras de Oh Boy, ópera prima del prometedor Jan Ole Gerster siendo una de las últimas sensaciones del Indie europeo de la última temporada. El ciclo “Enfants Terribles” volvió a llenar el Jovellanos y el Teatro de La Laboral de jóvenes estudiantes. La debutante “FICXLab” dejó hueco a ese cine experimental y condenado al ostracismo de las salas comerciales, ofreciendo al público esas propuestas extrañísimas lejanas de la distribución habitual.
El Festival, a pesar del cambio de dirección, se mantiene fiel a su compromiso con el cine vanguardista y ajeno a lo convencional. Una línea continuista con el estilo que ha ido colocado a Gijón como uno de los eventos cinematográficos de referencia a nivel internacional. Esta 51 edición tuvo una afluencia de público muy notable, que a falta de datos finales oficiales parece indicar que ha superado los números de la pasada edición. El propio Nacho Carballo, director del festival, así lo aseguraba en el ecuador del certamen. Dejamos atrás 9 días repletos de cine moderno y renovador, que inundó las calles del centro de Gijón de una cinefilia comprometida. Hasta el año que viene.