Un repaso al palmarés de las últimas ediciones de la Semana Internacional de Cine de Valladolid demuestra, con sus ambigüedades, la magnífica labor de programación por parte del equipo del festival. Algo que complica el reconocimiento de sus méritos y que define el relato de los premiados más por las ausencias que por las presencias. En 2021 se quedaron fuera algunas de las propuestas más solidas en el proceso de consenso que lleva las deliberaciones típicas de un jurado de sección oficial, dejando un reparto de premios que no tenía demasiado sentido incluso para las que sí obtuvieron alguno. En esta ocasión es digno de celebrar que el veterano Jerzy Skolimowski recibiera el Premio a Mejor Director por EO y Cristèle Alves Meira el galardón a Mejor Nuevo Director por la mágica y tierna Alma viva. Unas distinciones que justifican el difícil equilibrio que se mantiene en la selección de filmes de su sección principal a competición —y de todo el certamen— entre cineastas consagrados y nuevos valores del panorama internacional.
Dentro de la presencia española, la peculiar y brillante propuesta Arquitectura emocional 1959 de León Siminiani fue premiada como mejor cortometraje. Por otra parte, Ivan Barnev y Karra Elejalde se llevaron el premio ‹ex aequo› a Mejor Actor por su participación en Vasil de Avelina Prat. Algo solo justificable por las buenas intenciones de la cinta y su mensaje condescendiente respecto a una realidad social terrible, camuflada en esta película desde una mirada obvia y simplista. En la sección Punto de Encuentro, la arriesgada Palm Trees and Power Lines de Jamie Dack en su reflejo de los mecanismos del ‹grooming› y las estrategias de explotación sexual camufladas como romance imposible entre un adulto y una menor se llevó el premio del Jurado Joven.
De entre todo lo visto durante la celebración de la 67ª edición de la SEMINCI —y fuera de los intereses de los jurados— cabe destacar el debut en el largometraje de nuevas directoras como la actriz francocanadiense Charlotte Le Bon (Falcon Lake), la ganadora de la Camara de Oro en Cannes War Pony (Gina Gammell & Riley Keough) y la surcoreana The Apartment with Two Women de Kim Se-in. Entre los cineastas establecidos, tanto el nuevo trabajo de Cristian Mungiu (R.M.N.) con un extraordinario plano fijo en su parte final retratando los problemas de la Europa actual a través del conflicto con los migrantes de un pequeño pueblo de Rumanía, como la mirada autorreflexiva de Jafar Panahi en No Bears o el fabuloso ejercicio de estilo de Park Chan-wook en el thriller policíaco, romántico y subversivo Decision to Leave cumplieron las expectativas que siempre generan estos autores.
En el lado de la no ficción y el documental, resulta tremendamente relevante el retrato de la extrema derecha alemana, sus estrategias y contradicciones en A German Party (Simon Brückner), así como la rigurosidad formal de The Eclipse de Nataša Urban en su relato del conflicto de los Balcanes en los años noventa a partir de la responsabilidad de Serbia y las consecuencias políticas y sociales de la guerra en sus ciudadanos. Y en una oportunidad única de poder asistir a una proyección de El puente (Juan Antonio Bardem, 1977) dentro del homenaje que el certamen realizó a su director por su centenario, sólo queda regocijarse ante la increíble habilidad del comprometido director en una panorámica de la España de la Transición que, desde un tono ligero y el humor costumbrista, logra un completo estudio poliédrico de la realidad sociopolítica del momento, cuyas resonancias llegan ineludiblemente hasta nuestro presente atravesada por un inequívoco discurso militante.
Para terminar, en el imprescindible VI Foro de Mujeres Cineastas [vídeo de la mesa redonda] que tiene lugar en los últimos años durante el festival, se dedicó el evento en esta ocasión a la situación de las mujeres en la crítica de cine. Si la precariedad asola casi universalmente esta profesión, en el caso de las camaradas críticas se resiente especialmente por su falta de oportunidades, visibilidad y espacios marcada por el lastre de la desigualdad de género. En las conclusiones de sus debates subrayaron la necesidad de incluir la perspectiva feminista y transincluyente tanto en el ejercicio de la crítica como en el pensamiento de medios y formatos de nueva creación, la necesidad de espacios de encuentro y debate que tengan continuidad en el tiempo o el estudio de la genealogía para ubicar el lugar de las mujeres en el análisis fílmico a lo largo de la historia. También señalaron la importancia de fomentar el asociacionismo desde unos principios éticos que contemplen y defiendan la igualdad y la diversidad. En el foro participaron Jara Yáñez, Andrea Morán, Elsa Tébar, Violeta Kovacsics, Andrea G. Bermejo, Elisa McCausland, Inma Merino, Pepa Blanes, Mireia Mullor, Marta Armengou, Daniela Urzola, Paula Arantzazu Ruiz, Mariona Borrull, Júlia Gaitano, Julia Olmo, Nuria Vidal, Alicia Rambla y Raquel Loredo.
Crítico y periodista cinematográfico.
Creando el podcast Manderley. Hago cosas en Lost & Found.