El progreso, ese término que sirve de comodín a los políticos, empresarios y planificadores de las sociedades para conseguir sus fines por métodos carentes de consideraciones sostenibles con vistas al futuro. El bienestar, esa razón que buscan con ahínco los activistas y profesionales del trabajo social, más el personal de sanidad y otras personas altruistas. Dos posturas que chocan en el entorno de las grandes ciudades por usar métodos contrarios para conseguir ese bien común, la habitabilidad. Cifras contra sensaciones. Moses contra Jacobs.
Volvamos otra vez a esa vieja historia que tanto se renueva. David se arma con su onda y lanza la piedra a Goliat. En esta ocasión es la mujer —Janet Jacobs— contra el gigante —Robert Moses—, la maña que vence a la fuerza. Citizen Jane, un título que, de manera evidente, hace un homenaje a la primera película de Orson Welles, aborda la lucha de ella, una periodista con el anhelo por ser escritora y la obligación de ser mejor ciudadana que un todopoderoso Robert Moses, arquitecto conectado con las autoridades estadounidenses, ya fueran multimillonarios, dirigentes o empresarios. Toda una figura pública de Nueva York que diseñó la estructura y forma de la ciudad durante casi medio siglo, proyectando la visión de la urbe desde las alturas, trazándola como amplias avenidas que delimitarían las zonas de bloques residenciales, surcadas por grandes carreteras atravesando los distritos. Mientras que Janet publicó a comienzos de los años sesenta el ensayo Muerte y vida de las grandes ciudades, un famoso análisis a pie de calle desde el punto de vista de cada ciudadano, en relación con el entorno de viviendas, parques, vías de asfalto y la convivencia con otros vecinos.
La traducción audiovisual de la confrontación entre estas dos formas de pensar la ciudad vertebran un documental dinámico que se desarrolla con una extensa presentación del rotundo Moses, un personaje controvertido que cruzó desde un pensamiento utópico antes de la Segunda Guerra Mundial, para continuar por la vertiente industrial, económica y creciente de megalópolis después de la contienda bélica. El metraje se compone con los testimonios de personas allegadas a ellos, tanto de expertos como estudiosos sobre la cultura urbanística o sociológica de las ciudades. Apoyado con un flujo continuo de material de archivo formado por imágenes corporativas, super ocho, 16 milímetros, fotografías y otros rodajes de los años treinta, cuarenta y sucesivos, aparte de una cantidad ingente de fotografías de la época. Con suficientes apariciones extraídas de entrevistas realizadas a los dos protagonistas. Intervenciones que se suceden sin apenas mencionar el nombre de Nueva York, pero sí de sus barrios más conocidos y maltratados, como son el Bronx, Harlem y otros. Haciendo hincapié en la función segregadora del desarrollo urbano que pisotea la identidad de dichos lugares, para crear zonas residenciales propensas a la delincuencia y a convertirse en guetos o focos de marginación. Lo más interesante es la manera en que Mark Tyrnauer recrea un conflicto que tendría su importancia para detener un avance urbanístico deshumanizado y discriminatorio, capaz de plantear la supresión o daño de zonas emblemáticas como Central Park o el Greenwich Village. Con un método tan cinematográfico como es el uso de una buena partitura, compuesta por Jane Antonia Cornish, música festiva o lúdica para las secuencias de Jane Jacobs, mientras que resulta amenazadora en las que aparece el gerifalte Moses. Incluso triunfal en las victorias de la activista. O la elección de imágenes corporativas, más cuidadas para Moses y de secuencias más espontáneas, instantáneas que parecen robadas en algunas situaciones, a Jacobs.
Al final nos queda un buen retrato del progreso entendido desde una perspectiva más fría, la industrial, contraria a un crecimiento centrado en el ciudadano. En el vértice opuesto el punto de vista más humanitario, ecológico y pensado para el largo plazo vital. Algo que se mantiene actualmente en situaciones individuales o grupales, casos como los de hace años en el barrio de Gamonal, en Burgos. O recientes como es el paso del AVE por Murcia que dividiría la ciudad. Con los mecanismos narrativos propios de una ficción dramática, el cineasta demuestra su oficio, ya experimentado en la biografía documental con un título como Valentino, el último emperador o el próximo Scotty and the Secret Story of Hollywood. Quizás se le pueda reprochar que pierde la oportunidad de retratar con mayor profundidad la personalidad del contradictorio Moses, tal vez un personaje más interesante por su condición de villano y héroe según el enfoque que se escoja en sus aproximaciones. Pero al menos queda una mirada equitativa y deudora del activismo necesario para que las grandes ciudades no se conviertan en esos ataúdes gigantescos que rodean a sus habitantes, con ejemplos claros como las descontroladas metrópolis asiáticas, se llamen Beijing o Yakarta. Sumadas a muestras tan cercanas como Madrid, Barcelona, Sevilla o Valencia.
Citizen Jane se ha estrenado en Filmin y se puede ver en este enlace:
https://www.filmin.es/pelicula/citizen-jane