El primer filme en solitario de Claire Burger empieza y termina en el teatro, en el escenario. Las imágenes, que se entrelazan con los créditos iniciales, muestran a un grupo de gente interpelándose con el teatro y su cuerpo. Unas sesiones no profesionales de expresión focalizadas en la reflexión y expresión de la vida de cada uno de los participantes (médicos, obreros, profesores, etc). El arte o las artes performativas como medio para la reconexión personal y emocional. En esta primera sesión que nos presenta la directora se nos introduce el personaje que seguiremos a lo largo de la película, una persona, el padre de una familia. Pero a pesar de esta clara presentación, durante los primeros minutos el espectador recorre también las vivencias y espacios de otros miembros de esta familia, una hija de 14 años y su hermana de 17.
La situación inicial es la siguiente: Mario, el padre, se encuentra solo con sus dos hijas, después de que la madre haya decidido alejarse de su parentela durante unos días para meditar sus sentimientos y ideas. Al borde de la separación, es presente la ausencia materna en un ambiente desbordante para Mario. Niki, la hermana mayor, que quiere prescindir de los límites de la relación de pareja o de un tipo de amor, es el espejo en el que Frida, la pequeña, se observa. Frida, en pleno auge de la adolescencia, empieza a experimentar los fuertes síntomas de la rebeldía y del descubrimiento sexual con una chica de su clase. Ella se enamora, mientras que la amiga solo experimenta. Mario debe y quiere atender las preocupaciones y cuestiones de sus hijas, pero su idea acerca del amor es aún demasiado conservadora. Es frágil ante la toma de decisiones e intenta hallar la figura materna en él o en su mujer ausente.
C’est ça l’amour es ante todo un experimento narrativo sobre las diferentes ideas del amor y la reflexión de los roles que interpretamos en nuestras familias. ¿Cómo reacciona el mundo mas cercano cuando es extraída de la familia la figura materna? ¿Es necesario continuar impulsando y practicando en nuestro día a día esta idea, este sistema patriarcal, sobre los diferentes roles famlilares? ¿O debemos buscar en todos nosotros un pensamiento tradicionalmente concebido acerca la figura de la madre?
En el momento en que estas cuestiones se hacen notables en el guión, el filme se focaliza con fuerza en el personaje del padre, la relación con sus hijas y en su exploración interna, a la vez que intenta entender los caminos de los seres que habitan en su vida. Llega a comprender sus emociones a través de la observación o la ayuda del otro.
Las sesiones de teatro contienen ejercicios como el simple hecho de abrazarse o recitar en voz alta las preocupaciones que acechan nuestro día a día. Prácticas que permiten encontrar en sus participantes, y en Mario, las primeras respuestas o cuestiones acerca de su estado emocional y la idea de el amor. El film se cierra cuando el taller termina, con la función escénica final, con la transformación del personaje.