Cuando un niño de cuatro años se pone frente a la cámara y simplemente mira a su alrededor, probablemente no esté pensando en algo concreto que afecte a la escena. Pero si ese niño contempla fijamente un punto, mientras los adultos que hay a su alrededor generan emociones a raíz de su comportamiento, el corazón del espectador se ensancha, el alma se sobrecoge y la empatía comienza a irradiar energía por todas partes.
Hay un punto exacto en el que el niño pasa de observar su alrededor y se convierte en una pieza imprescindible del rompecabezas que genera siempre un drama. Es labor del director saber imprimir un sentido a esa mirada, y Uberto Pasolini parece tener clara la acción. Cerca de ti (Nowhere Special como título original) tiene a un niño que mira el universo que le rodea con atención, y cuando llega el momento oportuno formula preguntas sencillas que requieren respuestas complejas. Es uno con la gorra calada, inmensos mofletes y una chaqueta con dinosaurios, que vigila siempre de cerca a su padre, el que debe responder a esas preguntas. Lo grato en este film es que John, el padre, parece recurrir a una paciencia y amor infinitos ante cualquier inquietud del pequeño.
Ese tándem compuesto por Michael y John nos atrapa en una historia tan sencilla como emocional. Las calles de esa ciudad se ven envueltas por ventanas, escaparates y cristaleras de todo tipo que reflejan la vida mundana de los otros, por ello John es un joven limpia ventanas, porque nos permite conocer el misterio de lo que uno puede ver a través del reflejo de la vida de otros. Pasolini solo necesita ese efecto para hacernos saber lo que busca su protagonista, una vida mejor al otro lado del cristal para su hijo cuando él ya no esté. Así nos movemos con él por este periplo en el que nos permiten conocer familias de toda índole, ninguna perfecta, una amalgama de simpatías y reticencias que nos aboca directamente a la tristeza. El motivo por el que nos encontramos en esta tesitura es loable, valiente e incluso inteligente, pero no se puede evitar sentir cómo te destroza por dentro la simple posibilidad de que ese niño pueda sufrir en algún momento.
Por alguna razón, la labor inmaterial de ese padre que quiere todo lo que él nunca tuvo en su vida, nos parece algo que nosotros también debemos apoyar. Nos inmiscuimos en las innumerables visitas a desconocidos que podrían formar parte de la vida de Michael, pero también en la magnífica relación que tienen padre e hijo, y los ojos tiernos con que James Norton mira a ese niño, que consiguen que tragar saliva sea un poco más costoso.
Sin duda el actor realiza un papel impecable, donde cada movimiento se asemeja a la más pura naturalidad. Es sencillo, conoce su lugar, respeta a los otros, algo que parece una constante en los protagonistas de Pasolini. Lo crees, y eso convierte a Cerca de ti en una gran película, sin complejos, donde tienes claro que ese pequeño hace la pregunta más difícil en el instante más comprometido por un motivo —uno narrativo, provocador de sensaciones, manipulador si fuese necesario—, pero no importa si la reacción de quien escucha esa pregunta consigue conmovernos de ese modo.
Cerca de ti es un drama hecho a medida para los sensibles, cuando sin apenas intención saben arrancarte el suspiro y la lágrima, más por las verdades que se entrometen que por la ficción que se elabora. Una vida en miniatura, que sabe aferrarse a lo mejor del cine social sin aleccionar, simplemente convive con nosotros y promete perdurar en nuestra memoria sin grandes esfuerzos. Y nuestro corazón (y no precisamente la entraña) ya se recompondrá en otro momento.
Gracias por la crítica.
Esta película es un hermoso ejemplo de cómo tocar un tema tan difícil y doloroso sin caer en golpes bajos.
Creo que el único detalle que me pareció innecesario fue el trazo grueso con el cual se caracteriza a la última familia. Entiendo que funciona como elemento de enojo (que el padre luego expresa en el Café) pero justamente todas las caracterizaciones anteriores captaban la complejidad de lo que rodea a las motivaciones por adoptar. Y cómo esas «razones» pueden limitarse al mero egoísmo, dejando a un lado los deseos y las inquietudes de lxs niñxs.
En fin…un nudo en la garganta…