La Abadía de Westminster, la Iglesia de Santa Margarita y la sede de la Corte Suprema, entre otros, son algunos de los emblemáticos edificios que rodean la plaza de Parlamient Square, lugar donde en 2001 iniciara una campaña el activista británico Brian Haw contra la intervención militar de Estados Unidos y el Reino Unido en Afghanistan. Más tarde se le uniría otra activista, Barbara Tucker, que es el epicentro de Cartas desde Parliament Square, el nuevo documental de Carlos Serrano Azcona tras su díptico realizado en España acerca del movimiento del 15M.
Con la negra noche cayendo sobre la capital británica abre Serrano Azcona su nuevo trabajo, que lejos de buscar un contexto nos emplaza directamente a esa charla con Barbara Tucker, donde el orden no parece tener especialmente importancia y el contexto queda anulado tanto por la capacidad del entrevistador como por una labor de edición que más bien parece ceñirse a enlazar esa charla al completo con algunas imágenes ejerciendo como soporte visual, hecho que termina por no conceder especial importancia ni al texto ni a las imágenes, cuando en realidad deberían ser los principales sustentos del documental.
De hecho, incluso cabría cuestionar hasta donde llega su faceta como documental (por lo menos, desde lo que se conoce como documental) cuando nos encontramos básicamente ante una entrevista —y la mayoría de veces, ni eso, pues es más bien un soliloquio en el que las (mínimas) preguntas no añaden ningún tipo de intención al discurso— que lejos de otorgar una visión interesante, lo único que hace es arrojar un simple anecdotario acompañado de reflexiones que en ocasiones no son realmente tal, pues resultan realmente vagas como para conllevar una reflexión en el espectador. Incluso podría decirse que centrar toda la atención en el personaje de Barbara Tucker (también encontramos un pequeño fragmento sobre un ex-militar que no añade gran cosa) termina por hacer perder la perspectiva al propio documento, e incluso desecha la posibilidad de obtener una percepción que vaya más allá de las propias conjeturas, o incluso ayude a intentar comprender ese movimiento desde el exterior, sin estar condicionado por un punto de vista tan drástico como el de la propia Tucker.
Con ello no quiero desmantelar ni mucho menos el discurso de la activista, acto que corresponde a cada espectador, y ante el que cada cual sabrá hasta donde otorgar veracidad a las palabras de Tucker, pero sí dar a entender que el hecho de que existan unos condicionantes en el enfoque de Cartas desde Parliament Square (ni siquiera se entiende su título en plural si sólo oímos una única voz) termina por devaluar la propia voz de Serrano Azcona como documentalista, ya que los condicionantes terminan quedando descritos de modo superficial más por Tucker que por la propia vocación del documentalista.
Por si ello fuera poco, la imagen no es más un recurso que no añade intencionalidad alguna al documental y cada intento por hacer fluida esa entrevista resulta infructuoso debido a la nula voluntad por intentar transmitir algo entorno a ellas. De este modo, Cartas desde Parliament Square se convierte en un documento que podría haber guardado cierto interés si el trabajo realizado por un Serrano Azcona que no parece pulir detalles con respecto a su anterior trabajo, Falsos horizontes, no fuese tan nimio, y es que por mucho que el proceso de documentar pueda parecer cercano al hecho de dar validez a un discurso a través de esa acción, es necesaria una visión que aquí no parece estar en ninguna parte, y que se sostiene simple y llanamente en las palabras de la activista entrevistada; cosa que, en definitiva, incumbirá a quienes se sientan cercanos a su forma de pensar, y poco más.
Larga vida a la nueva carne.