Él fue el creador de efectos especiales como los de Alien o E.T., pero más allá de eso también estuvo en una de las etapas de mayor apogeo para el cine de terror, y es que por su carrera también pasaron películas anexionadas al ‹giallo› como Rojo oscuro, Bahía de sangre o Una lagartija con piel de mujer, además de otros títulos como Posesión de Zulawski o Blood for Dracula del alumno aventajado de Andy Warhol, Paul Morrisey.
Desde Cine maldito nos gustaría rendirle un último homenaje en forma de adiós, ya no sólo por haber estado presente en una etapa (al ‹giallo› nos referimos) que quizá nunca se valorará como es debido, sino por estar vinculado a uno de esos oficios que en el mundo del cine nunca se apreciarán lo suficiente, menos en épocas como la actual donde la palabra efecto especial parece más anexionada a ruido o grandilocuencia cuando gente como Rambaldi demostró hace ya unas décadas que no tenía porque ser así, y que sin necesidad de tanto CGI y tanto ordenador se podían crear auténticas maravillas como las que él mismo dispuso en títulos como la ya citada Alien, Encuentros en la tercera fase o el remake setentero King Kong, en el que demostró que su arte se extendía más lejos que la propia calidad del film.
De este modo, nos despedimos del tres veces ganador del Oscar, que nos gustaría que lo fuera más por imágenes que ya ha dejado grabadas en el interior de nuestras retinas, que por premios que nunca estarán a la altura de lo que este señor nos ha llegado a dar.
Os dejamos, por último, con una secuencia de Encuentros en la tercera fase, donde sus propias creaciones parecen estarse despidiendo de él. Descanse en paz, maestro.
Larga vida a la nueva carne.