Compleja en sus formalidades, directa en su discurso. Blindsone propone una inmersión a través de la tragedia dentro del núcleo familiar, con ampulosas pretensiones técnicas y circunspectas ideas sobre el drama. Sobre esa primera coyuntura, se adivina desde la escena inicial su camino narrativo derivado hacia un único plano secuencia, un alarde de prodigio técnico utilizado para la segunda diatriba adherida a la obra: el abordaje a varios niveles de una desgracia abrupta, en una arquitectura del tiempo que desflora un conjunto de emociones al objetivo, de espíritu aleatorio e improvisado, impuesto por la cámara dirigida por la realizadora sueca Tura Novotny. Ya desde su inicio, la obra coquetea con la espontaneidad de su forma y fondo cuando se nos introduce, en una larga escena de apertura, al motivo argumental: la joven con problemas mentales a la que vemos manteniendo una conversación distendida como coloquial, y que será la principal involucrada en un suceso devastador que dará pie a las consiguientes intenciones de la película; el que esto escribe se ahorra el spoiler (a pesar que esto funcione a modo de opening), para preservar la más que evidente maniobra de impacto que supone esa escena detonante.
Son los problemas psicológicos, en un contexto familiar y parcialmente desestructurado por los sucesos del pasado, el objetivo de estudio por parte de Tura Novotny. Si bien su planteamiento de largo plano secuencia, coqueteando con el tiempo real, pueda parecer a priori presuntuoso e inapropiado para una obra que antepone la introspección reflexiva, lo cierto es que acaba por ser la herramienta por la que Blindsone filtra sus propósitos dramáticos: el descubrimiento de sentimientos a través de espectro familiar, que progresivamente aflora en capas fluyendo por los diferentes niveles de recepción de ese desafortunado acontecimiento, que va haciendo mella en los protagonistas; los hechos crean desunión, rotura, aparición de viejos estigmas del pasado y una necesidad de apoyo recíproco que no puede traspasar las aquí inherentes barreras del impacto emocional. Si bien el componente psicológico está presente en toda la obra, la curiosa reflexión acerca de la presunta inmunidad en el día a día de una familia ante esos problemas mentales latentes parece un claro dardo que el film lanza como uno de sus mensajes.
Es necesario analizar, en torno a lo antes expuesto, la funcionalidad de su curiosa intención narrativa. Coloca al espectador en una posición neutra de la cual es difícil no ser partícipe, utilizando el propio tempo como hermetismo formal y la aleatoriedad de los movimientos de cámara para explorar las distintas recepciones de cada uno de los personajes. Dando premeditado peso a la unión entre el diálogo y las recepciones hacia el impacto de cada uno de los personajes, ya bien sean los pertenecientes al núcleo familiar como los forzosos compañeros del drama, la utilización de una sola toma plantea la paulatina construcción del trasfondo trágico de la historia. Blindsone podría tildarse de “película experiencia” o incluso con la etiqueta del experimento constructivo para abordar una serie de miserias que alcanzan su cénit hacia la desesperanza en un hecho inesperado pero trágicamente real. Si bien la película no esconde cierta ampulosidad artística en su composición camarógrafa, el recurso antepone la polarización humana de lo narrado. Una pretensión atrevida, blindada por su poso de documento realista, que juega con la intromisión cuasi voyeurista que no se pone barreras en el arte de incomodar.
Blindsone alcanza un punto álgido a la hora de valorar sus interpretaciones, de intensidad dramática vehemente y no gratuita, unidas además a un compromiso actoral para/con la escena, con un lenguaje corporal muy comprometido con la historia: todo ello inspira una serie de emociones que se sienten como reales, siendo este uno de los nexos de unión ante el espectador que se sienta irremediablemente unido a los hechos expuestos. Las peculiaridades visuales de cinematografías noreuropeas, de estética opaca y cromatismos afligidos, es otra de las peculiaridades que dan singular calado a esta Blindsone, un más que interesante debut de la también actriz Tuva Novotny, quien se enfrenta ante su primer largometraje en la silla del director con unos más que sorprendentes resultados, habitualmente impropios de la ópera prima.