Escribir sobre una película como Benito Pérez Buñuel, teniendo en cuenta que trata sobre dos autores españoles por cuyas obras apenas he transitado, puede ser un ejercicio algo vano y sin sustancia, al ser esta una reivindicación y un homenaje a la carrera de ambos. La casualidad quiso que, pocos días antes de saber que iba a reseñar este documental, me encontrase con dos tweets de la cuenta @Meriendismo que pueden servir en cierto modo de justicia (y de perdón) a lo que no voy a poder hacer yo ahora —justicia— de cara a los posibles fans del escritor Benito Pérez Galdós: «Mi escritor favorito del universo es Galdós y me he dado cuenta estos años que mi visión y experiencia de Madrid está atravesada por sus novelas. La literatura es un dispositivo extremadamente poderoso para la imaginación y para la vida. Es imposible superar a un señor que tiene frases como “Tienes el corazón como la Puerta de Alcalá, de tanta gente como ha entrado por él”, “Por no saber, no sabes ni siquiera perderte” o “Si hubiera un Infierno para los tontos, ahí debieras ir tú de cabeza”», una reflexión que bien podría formar parte de este documental, en el que se dice que «su Madrid está tan lleno de misterios como el París de Balzac, es tan explorador de las capas bajas como Dickens, tan alerta a las vibraciones de una guerra civil y las tensiones políticas como Stendhal, tan irónico como Thomas Mann y de tanto cotilleo como Proust. Está tan familiarizado con el terreno urbano y las calles de una ciudad como Joyce, y sin embargo no está entre los más grandes».
Entre el documental y la ficción (que incluye algunas recreaciones e invenciones animadas), el guionista y director Luis Roca trata de encontrar qué une al escritor Benito Pérez Galdós y al cineasta Luis Buñuel más allá de las adaptaciones a la gran pantalla de sus escritos (como la de Nazarín), visitando y entrevistando a algunos especialistas de las carreras de ambos, admiradores y nombres cercanos al mundo galdosiano y “buñueliano” para responder tanto a la primera cuestión como a qué hay de uno en otro. Cuestión en la que, como advenedizo, únicamente puedo aportar la visión sobre lo que me ofrecen sus protagonistas, sin poder decir más sobre hasta qué punto lo que se expone es acertado, es meramente anecdótico o existe un enorme trabajo de investigación detrás, que parece claro que sí, teniendo en cuenta que es un viaje de prácticamente 3 años en 2020 desde Las Palmas de Gran Canaria hasta Calanda, pasando por Ciudad de México o Madrid, coincidiendo con el 100º aniversario de la muerte de Pérez Galdós y el 120º aniversario del nacimiento de Buñuel.
La sensación es que el principal protagonista de la historia es Galdós, el verdadero reivindicado, y sin embargo Benito Pérez Buñuel es sobre todo un repaso a la filmografía mexicana de Buñuel, donde vemos cómo esta bebe de muchas de las obras del prolífico escritor, con quien comparte una visión de la vida muy similar en sus obras, aunque quizá algo alejada en su realidad diaria, donde el director —en su cine y como imagen pública un provocador y una persona crítica con la burguesía— era alguien más aburguesado y conservador que el escritor. Quizá por eso, el documental se centra sobre todo en lo que sí los une a ambos, en todas las cuestiones sociales que trataron, en cómo representaron las tradiciones, la lucha de la mujer en cada sociedad, en cómo se aproximaban a los desamparados, a la religión y hasta al amor. En cómo forzaban a la audiencia o al lector a reflexionar sobre lo que estaban mostrando u ocultando, siempre desde un punto de vista atemporal, preguntándose al final qué autores españoles seguirán o siguen los pasos de ambos o, en otras palabras, de qué autores puedes ver o leer algo actualmente y saber sin dudarlo que es obra de ellos.
Como alguien que ha profundizado poco o a una edad demasiado temprana en las obras de Galdós y Buñuel, termino de ver Benito Pérez Buñuel con ganas de acercarme más a ellos y entender mejor lo que se cuenta aquí, descubriéndolos a mi manera. Sin embargo, queda una sensación, quizá por su escasa duración, de que las conexiones entre ellos —para los que saben de verdad de ellos— no ofrecen una visión nueva o más amplia de lo que ya se podía saber. Es más, parece que lo que hay detrás de este documental es un sincero homenaje a la figura de Galdós y de Buñuel, pero con una menor impronta entre sus reflexiones, que dejan aportaciones siempre interesantes, pero de escasa profundidad para lo que uno esperaría de un viaje como el que se muestra. Un híbrido natural y a la vez extraño como el de su título o como el de que lo que más me una a mí con Galdós sean las muchas cervezas que he compartido con Roberto y Javi en La Fontana de Oro, fomentando el alcoholismo y la lectura.