Parece que hoy en día la mayoría de los que vivimos en el (mal) llamado primer mundo tenemos más o menos asumida la igualdad entre personas de distintas razas, pero no hay que olvidar que el fenómeno del racismo estaba bastante arraigado en Occidente hasta hace no demasiado tiempo (no ha transcurrido ni medio siglo del asesinato de Luther King, por ejemplo), y que de alguna manera en la actualidad todavía sigue latente en ciertos sectores de estos países, por no hablar de lo que sucede a nivel internacional en diversas regiones donde sigue habiendo un fuerte rechazo social hacia las minorías étnicas. Tampoco se ha terminado de superar completamente el tema de la esclavitud en muchas regiones, como por desgracia comprobamos periódicamente a través de diversas informaciones.
En Belle, película dirigida por la ex actriz Amma Asante (su segunda obra tras rodar A Way of Life en 2004) se parte de la historia real de Dido Elizabeth Belle, una niña nacida en las Indias que tras la muerte de su madre es reclamada por su padre, el capitán de marina Sir John Lindsay, que la acoge como hija y la lleva hasta Inglaterra para que sea criada por su tío Lord Mansfield, primer responsable de la Justicia en las islas. El lío está servido, ya que evidentemente la moral conservadora británica que imperaba por aquel entonces no aceptaba a una mujer mestiza como parte íntegra de la sociedad. No es difícil imaginar los derroteros por los que irá la historia: Dido debe enfrentarse a los prejuicios raciales e intentar hacerse un hueco en la sociedad inglesa.
El punto de partida por tanto es el de un drama de época más o menos alejado del conocido convencionalmente como “cine de tacitas”, al dejar un poco de lado los avatares de la aristocracia inglesa y centrarse en otros temas que podríamos considerar más trascendentales para el ser humano. Aun así, es francamente satisfactoria la labor que se ha realizado en materia de ambientación; tanto a nivel de escenarios como de vestuario queda puesto de relieve que en realidad hemos viajado hacia esa época de la humanidad, y no nos hacen tragar con un decorado de cartón-piedra que pudiera desvirtuar el sentido de la obra. También parece bastante acertada la labor de casting en torno a los secundarios, comenzando por un Tom Wilkinson al que el papel le viene con el anillo al dedo. Más dudas puede haber respecto a la actriz elegida para desarrollar el papel protagonista, Gugu Mbatha-Raw, a la que le sobran unos cuantos gestos pero que tampoco parece estorbar al dramatismo de la obra.
Sin embargo, en pocos minutos se descubre que la historia de Dido no va a ser la única que se nos va a contar en este filme. Como telón de fondo, surge “la masacre de Zong”, un hecho histórico que se dio cuando los responsables del mencionado carguero decidieron ejecutar a los 142 esclavos que transportaban, e inmediatamente después solicitaron una compensación a la compañía aseguradora, la cual se negó a abonarla. Surge así una rocambolesca trama judicial que va más allá del litigio para tratar toda la cuestión de la esclavitud y el dilema sociopolítico que comenzaba a suponer para muchos ciudadanos británicos. Una trama cuya inclusión en Belle resulta ciertamente desafortunada, ya que este tema de la represión hacia las prácticas esclavistas está tratado de una manera bastante ligera y sin entrar en detalles, así que únicamente sirve como elemento vehicular para que veamos la evolución de dos de los personajes de la cinta, cosa que se podría haber solucionado sin tantos fuegos de artificio.
En pocas palabras, se podría decir que Belle es una película de mucha palabrería, buenas intenciones y una grata labor de reconstrucción histórica a nivel visual, como mandan los cánones en este tipo de producciones, pero que sin embargo queda irremediablemente perdida entre un mar de historias: no termina de decidir si centrarse en los líos aristócratas de casamenteras, cortejos y fiestas de postín, o en realizar un retrato histórico sobre lo que eran el racismo y la esclavitud en aquellos días. La obra de Asante se queda, por tanto, en un popurrí de tramas que dejan un regusto a inconexión demasiado amargo para lo que prometía la película durante sus primeros minutos.