Si hay algo que un espectador medio puede dar por supuesto es que en la actualidad, dentro del género gángster, es demasiado fácil caer en la estandarización propia de la corriente. Y eso parece que puede dar por sabido la directora hindú Deepa Mehta en su su última pieza, llamada Beeba Boys, quien se aprovecha de una coyuntura bastante habitual de la Canadá de los 90, donde una gran porción de indio-canadienses estuvieron altamente involucrados en los bajos fondos del país, sumergiéndose en todo eso que el llamado cine de gángsters ha ido dramatizando con el paso de los años: crimen, violento ambiente suburbano, tráfico de drogas y armas, guerras de bandas… Si tenemos claro esa premisa de Mehta de llevar este fenómeno (contra)cultural canadiense a la gran pantalla, está claro que el camino fácil hubiese sido el hacer caminar la película por los fáciles estándares impulsados por el Martin Scorsese de Uno de los nuestros con todos y cada uno de los émulos que se originarían a partir de ella en el cine yankie de la década de los 90. Pero, sorprendentemente, y aprovechándose de la variopinta coyuntura cultural surgida en esta pequeña población hindú dentro de un país como Canadá, la directora aboga por una extravagante estampa que parece aprovecharse de la iconografía de todo aquello que tiene a mano.
Beeba Boys centra su protagonismo en un hombre de la comunidad yat-sij de Vancouver, Jeet Johar (la estrella de Bollywood Randeep Honda), que además de ser un referente de su comunidad es también es el líder de un clan mafioso que peleará contra una organización criminal asiática por hacerse con el reinado del hampa en la ciudad. A pesar de lo manido que pudiera ser esta premisa, Mehta ofrece un cocktail de referencias que hacen que lo clásico de su discurso se mezcle con la luminosidad y jovialidad típica del cine de Bollywood (ambientes coloristas y estrafalarios, instantes de impronta musical… sello habitual de su autora, por otra parte) que logra ensamblar con cierto brío con la estoica entidad del cine gángster mas propiamente americano, además de referir a la crueldad de las triadas asiáticas. Sin ir más lejos, gran parte del reparto proviene de la citada industria hindú que, unido a un ambiente urbano tan genuinamente pseudo-americano como es esa Vancouver que intenta parecerse a Nueva York en cada fotograma, hace que la postal estrambótica de Beeba Boys crezca por muchos momentos.
Aún así, y ya abordando la película como una exótica mezcla de géneros entre el drama gángster y la comedia más desprejuiciada, se agradece que la directora no omita algunas de las situaciones más verídicamente violentas del cine de mafias (su luminosa estampa nos despistará cuando presenciemos algún que otro desalmado estallido de violencia), aunque se le pueda achacar que en su discurso no abogue por un retrato más duro de la delincuencia, sus códigos morales, o así como su ambientación en un sector cruel y despiadado de la criminalidad. Es en esta falta de compromiso en el reverso más cruel de su temática lo que pueda echar para atrás del film, con un guión que aguanta su desarrollo sólo a trompicones; esto hará que incluso su duración, teniendo en cuenta el sentido de la propuesta, pueda parecer algo desmedida.
Pero, como todo hay que decirlo, de la falta de pretensiones de Beeba Boys podría decirse que es lo suficientemente frívola como para hacer tapar algunas de sus carencias. No cabe duda que la extraña mezcolanza que promueve no hará de las delicias de quienes esperan un retrato del mundo del hampa una buena muestra de la épica cruel de los bajos fondos, aunque Metha pretenda en todo momento que su experimento no acabe derrumbándose por las estridencias propias de su estilo. Para ello se nutre de una dirección muy prudente, navegando en todo momento por no romper los códigos de su premisa. Esto es quizá el gran acierto de una película que, aunque no vaya a contentar a todos los paladares (tampoco es que lo pretenda), aporta cierto soplo de aire fresco a un género ya hace tiempo estancado en el estereotipo, que solo unos privilegiados pudieron reformar y perfeccionar.
Muy buena
Alguien me puede dar el nombre de la musica electronica que aparece depues de la esena que va a presentarle a los padres de la rusa y depues de alli se van a una discoteca algo asi
Y al comienso de esa esena suena una musica electronica con un sonido muy bueno gracias