Banel & Adama (Ramata-Toulaye Sy)

En un pequeño pueblo del norte de Senegal, Banel y Adama son una joven pareja enamorada. Juntos, ambos planean abandonar su aldea para iniciar una vida donde solo existan ellos dos, inseparables. Pero Adama, descendiente del líder de la aldea, se enfrenta a la decisión más importante de su vida: aceptar el liderazgo o rechazarlo por una vida en común con Banel. Aunque se niega rotundamente a seguir los pasos de su hermano mayor y otros familiares como líder de la aldea (mientras él estaba dedicado al aprendizaje), una grave sequía, enfermedades y la muerte azotan a su comunidad, Adama comienza a tener dudas. ¿Es su decisión y la ruptura de las tradiciones la que ha provocado ese sufrimiento? La duda abre una brecha entre los jóvenes amantes y hace que Banel se enfrente aún más con el resto del pueblo, mientras el amor parece llevarla más y más a la locura y al resto del pueblo a la desesperación.

Inspirándose tanto en los dramas clásicos (Lady Macbeth, Fedra, Medea o Romeo y Julieta son algunos de los nombres que me vienen a la mente) como en el folclore senegalés (según he leído, dada mi ignorancia), la directora y guionista Ramata-Toulaye Sy narra en Banel & Adama un drama romántico de una grata aspereza y un hermoso simbolismo que sobresale de la media por una atmósfera mágicamente realista, una fotografía perfecta (quemada por el sol) y un delicado diseño de sonido. Una producción franco-senegalesa que recuerda al mejor Terrence Malick, pero que elige otras perspectivas para afrontar su relato desde un ángulo más pequeñito que igualmente se mete bajo la piel, especialmente en los momentos más románticos, pero también en los más crueles. Las tradiciones, el machismo, la religión y la actual crisis climática forman parte del todo que envuelve una trágica y evocadora historia de amor donde no hay villanos, aunque muchos personajes puedan caer mal. Personajes, o personas, empujadas a desempeñar roles que incitan a una miseria personal que parece ser necesaria para el bien común.

Además de las expectativas sociales y las tradiciones que limitan a los personajes, la película también nos habla de un desastre ecológico que deja todo lo demás al margen. Porque, cuando el pueblo se está quedando sin agua y sin comida, los sentimientos se convierten en un lujo. En este aspecto, Banel & Adama es un deleite para los sentidos con sus paisajes excepcionalmente pintorescos, desérticos y a veces de ensueño, a la vez que también revela una realidad en la que el apego a la tradición prevalece sobre las elecciones y los sueños individuales cuando estos contradicen las necesidades más básicas del grupo y la familia en tiempos de incertidumbre. Porque, si bien el primer largometraje de Ramata-Toulaye Sy es breve y agridulce, no está exento de momentos intensos y conmovedores y, lo más importante, no carentes de significado. Cuestiona, con ojo muy observador y detallista, la presión que las tradiciones estrictas pueden ejercer sobre los individuos sin denigrar por completo la cultura de dicho sistema, un sistema que, por otra parte, lucha —obligado se ve— contra toda una serie de cuestiones climáticas y naturales que tienen un gran peso en toda la película y no solo en la película. Al final, como bien deja claro esta obra sencilla y compleja a partes iguales, son estas cuestiones las que están obligando a muchas personas a tomar decisiones centradas únicamente en la supervivencia, que no es poco. Sobre todo, cuando encima no se busca poner solución porque es algo que le es ajeno a los países occidentales o del norte en general, a pesar —o precisamente por eso— de estar entre los principales responsables de una situación tan terrible que afecta a millones de personas.

Podéis ver Banel & Adama en Filmin:

https://www.filmin.es/pelicula/banel-adama

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