Posiblemente el Festival de Cine de Sarajevo no tenga todavía la repercusión que se merece en España o en el mundo latinoamericano, pero desde hace años se ha consolidado como uno de los certámenes más imprescindibles de Europa y sobre todo, del sureste del viejo continente. Por ahí desfilan las propuestas del cine rumano, búlgaro, griego, turco o georgiano más estimulantes, sin olvidar la cinematografía de los países que formaron Yugoslavia.
En resumen, el Festival de Sarajevo tiene su propia esencia y su propio universo característico que es lo que hace que un certamen tenga razón de ser, sin olvidar que ya es un encuentro para la industria de la región, donde salió, por ejemplo, la última obra de Cristi Puiu, Sieranevada. Además, no puede dejarse pasar por alto lo que supone para la propia ciudad su festival, el mimo y cariño con el que sus habitantes lo viven, lo mucho que se vuelcan para hacerlo una experiencia única. Sarajevo no es sólo su festival, pero no podríamos entender el festival sin Sarajevo —qué frase más manida pero bonita—.
En definitiva, una semana de buen cine y encuentros, donde no es difícil encontrarse a los cineastas bosnios disfrutando como parte del público cuando no están directamente participando.
Esta vez se han anunciado las películas a concurso antes de lo habitual, cosa que se agradece porque la información previa al certamen solía salir de golpe sólo unos días antes.
Veamos ahora la Sección Oficial:
— Daybreak / Dita zë fill (Gentian Koçi, Albania-Grecia)
Desde Albania nos llega una historia con un logline apasionante. Una mujer desahuciada y con un niño pequeño encuentra techo y comida cuidando de una anciana. El problema surge cuando la mujer mayor comienza a encontrarse cada vez peor. La única salida para nuestra protagonista es mantener con vida a la anciana al precio que sea. Primer largometraje de ficción del cineasta albanés Gentian Koci, esta sencilla premisa promete mantenernos en la butaca enganchados a un drama intimista. Huele a sorpresa.
— Grain (Semih Kaplanoğlu, Turquía-Alemania-Francia-Suecia-Qatar)
En un futuro donde el cambio climático ha acabado con buena parte de la vida en la tierra, miles de refugiados malviven en las afueras de grandes urbes mientras intentan conseguir un medio para acceder a las ciudades. El turco Semih Kaplanoğlu promete una distopía con ecos en la realidad y la llamada crisis de los refugiados. Otra propuesta que sobre la breve sinopsis que conocemos parece estimulante.
— Meda or the Not So Bright Side of Things / Meda sau partea nu prea fericită a lucrurilor (Emanuel Pârvu, Rumania)
Emanuel Pârvu es un actor, director y guionista rumano, al que pudimos ver hace poco en Los exámenes (Bacalaureat,Cristian Mungiu, 2016). Su propuesta nos presenta a un leñador, Doru, cuya esposa muere, dejando sin figuras paternas al niño que estaba cuidando. Ante el riesgo de ser enviado a un orfanato, Doru decide luchar por la adopción.
— Directions / Posoki (Stephan Komandarev, Bulgaria-Alemania-Macedonia)
Las anteriores películas eran estrenos mundiales, por lo que no tenemos demasiada información. De Directions podemos decir que aunque se fuera de vacío, gustó bastante a su paso por el Festival de Cannes (trailer). Además es la vuelta del búlgaro Stephan Komandarev, quien deslumbrará hace años con su trabajo El mundo es grande y la felicidad está a la vuelta de la esquina(2008). Un Taxista mata a un banquero que le hacía chantaje y a continuación acaba con su propia vida, mientras seguimos la vida de otros conductores a la vez que la noticia del asesinato y posterior suicidio sacude a la sociedad búlgara.
— Hostages / Mdzevlebi (Rezo Gigineishvili, Georgia-Rusia-Polonia)
Puede que siga siendo inaccesible para mucha gente, pero el cine georgiano lleva unos años recogiendo premios por varios festivales. Hace un mes publicábamos el trailer de la cinta Hostages, donde un grupo pertenecientes a la élite georgiana integrada en la URSS de 1982 secuestran un avión para escapar al bloque soviético. Más alejado de esa vertiente intimista del cine de su país natal, Gigineishvili se ha movido por un cine ruso más comercial, pero en su primer proyecto georgiano parece querer aunar ambas visiones del cine.
— Scary Mother / Sashishi deda (Ana Urushadze, Georgia)
Más georgianos. Cada año hay una lucha entre países que llegan en tromba a Sarajevo. Turquía, Rumanía y Georgia suelen disputarse los premios. La cineasta Ana Urushadze se estrena en el largometraje de ficción con una mirada sobre una mujer de mediana edad que se debate entre su apática vida como ama de casa o el sueño de escribir, pasión que siempre ha mantenido a pesar de un ambiente de opresión en el hogar.
— Son of Sofia / O gios tis Sofias (Elina Psykou, Grecia-Francia-Bulgaria)
Levantó opiniones encontradas a su paso por Tribeca, Son of Sofia (trailer) sigue el enfrentamiento entre un niño de 11 años que se reencuentra con su madre después de dos años separados y la nueva pareja de la progenitora, un hombre mayor y conservador, antigua estrella de la televisión griega con un programa infantil. La única conexión entre estos dos personajes es precisamente el amor que sienten por Sofia.
— Birds Like Us / Ptice kao mi (Faruk Šabanović, Amela Ćuhara, Bosnia y Herzegovina-Reino Unido-Turquía-Estados Unidos)
Fuera de competición encontramos la muy esperada Birds Like Us, película de animación bosnia, aunque con una importante participación de coproducciones. La única información que he encontrado habla de un grupo de pájaros que buscan un nuevo hogar para ellos y sus familias. Inspirado por un libro de poesía persa del siglo XI, sus responsables acabaron fundando una escuela de cine de animación para poder llevar a cabo su cometido. Por si fuera poco, también es la primera película rodada en 3-D en el país balcánico. Hay que verla.
— Men Don’t Cry / Muškarci ne plaču (Alen Drljević, Bosnia y Herzegovina-Eslovenia-Croacia-Alemania)
La joya de la corona para el final. También fuera de competición tenemos Men Don’t Cry, de Alen Drljević, premio en Karlovy Vary y con unas críticas totalmente rendidas a la propuesta. La premisa sitúa a diferentes personas de bandos opuestos durante la guerra de Bosnia para ayudar a cerrar heridas. Parece que de algo tan simple su cineasta encuentra petróleo. Es cierto que en ocasiones uno tiene la sensación que el cine salido de Bosnia que trate de la guerra siempre será mirado con mejores ojos desde fuera, pero todo apunta a que estamos a una de las grandes obras de la temporada.
Dentro de dos semanas saldremos de dudas.
Y nada más, esto es el primer pequeño avance del Festival de Cine de Sarajevo. Próximamente nos detendremos en otras secciones, como la imprescindible In Focus, donde se traen las joyas que se han podido ver en otros festivales, la sección de documentales, con un nivel envidiable, o la sección Kinoscope, con las propuestas más atrevidas fuera de la zona de los Balcanes, donde este año se podrá disfrutar de Estiu 1993, de Carla Simón. Sin olvidar la sección dedicada al cine bosnio, lleno de grandes descubrimientos y, bueno, en ocasiones algún desastre.
¡Nos vemos en Sarajevo!