¿Qué es A propósito de Elly? ¿Un drama contemporáneo, un neo noir transgresor? ¿Cine de sutil denuncia social? ¿Cine de autor o género en su estado más puro? Todas son preguntas aparentemente tópicas pero que tienen su dosis de oportunidad ya que aparecen inevitablemente justo después de la primer ainterrogación que surge después de su visionado. ¿Qué es lo que he visto? Por qué si por algo se distingue esta película de Asghar Farhadi es por su voluntad de jugar al desconcierto total.
Una vez hemos visto obras mas recientes del director iraní sabemos que una de las características de su cine es su continua vocación por poner tierra de por medio respecto a las expectativas del espectador con un planteamiento y desarrollo que vendría a seguir el método de Penélope esperando a Ulises pero a la inversa. Se trata de presentar la tela bien compacta y definida para irla destejiendo progresivamente, que las costuras queden visibles, y que los puntos deshilachados se constituyan en puentes transitivos hacia lo desconocido, lo secreto.
A propósito de Elly, no deja de presentarse como una historia cuyo desarrollo previsible podría transitar facilmente entre el drama costumbrista o incluso derivar en una suerte de comedia romántica sin ocasionar demasiados quebraderos de cabeza a la hora de guionizarlo. Eso es así durante un primer tercio del metraje que, ya de alguna manera, está encerrando enigmas tras la opacidad y misterio en la presentación de unos personajes que, actuando como una inteligencia colectiva inquietante, no se acaban de dibujar por entero.
Es a partir de la desaparición del personaje principal de la película (recurso muy Hitchcockiano por cierto) que entramos en los terrenos pantanosos del thriller, e incluso del noir. Pero no estamos ante un «whodunnit» de pureza conceptual ya que, más que averiguar lo sucedido, Asghar Farhadi se dedica a pasear su cámara por los rostros y actitudes de esta comunidad de amigos no tan armoniosa com parece. Se trata de un trabajo de investigación del alma humana, de los motivos y ocultaciones que se esconden tras las los gestos, las palabras y unas lágrimas que en demasiadas ocasiones acaban por ser de cocodrilo.
Con este cuadro pintado se pone de relieve la necesidad de la mentira en una sociedad, la iraní, que tras una mascara de cierta tolerancia, esconde límites y barreras muy estrechas y definidas sobre la capacidad de relacionarse socialmente, especialmente en lo que a la capacidad de libertad femenina se refiere. En el fondo Farhadi utiliza a este grupo de personas como sinécdoque de un país que opta por el resguardo y la autoprotección antes que por afrontar cualquier tipo de verdad que ponga en entredicho su “verdad”.
Respondiendo a las preguntas formuladas al inicio: sí A propósito de Elly es transgresión génerica y autoría, pero sobre todo es una pieza de delicada ingeniería mensajistica. Asghar Farhadi consigue crear un micro universo fascinante e hipnótico capaz de sumergirnos en dudas relevantes y al mismo tiempo generar debates a posteriori, pero fundamentalmente consigue sortear los obstáculos de la obviedad (y supongo de la censura de su país) para certificar y denunciar un estado de las cosas desde la lateralidad, como invitándonos a los espectadores a mirar por la mirilla de una puerta, en silencio, en clandestinidad, pero con una luminosidad inusitada. Una acto de secretismo que se define por la tristeza que solo puede dar la honestidad más absoluta.