Hay hilos muy finos que de manera sorprendente conectan películas muy alejadas, de tiempos y lugares muy distintos. Algo así como películas hermanadas, aunque no lo pretendan, y pese a que esa supuesta hermandad tenga que ver mucho con lo subjetivo de cada espectador. Apprentice (Boo Junfeng, 2016) parece inevitablemente conectada, y no solo por su tema, con El verdugo, la obra maestra de Berlanga.
Presentada hace un par de años en la sección Un certain regard del festival de Cannes, la película de Junfeng basa su propuesta en aquellas maldiciones, venganzas y traiciones que marcan la historia de una familia durante generaciones, corrientes que parecen trasladarse de padres a hijos hasta el punto de arrastrar a estos últimos hacia la tragedia. En Apprentice, Aiman es un joven ex-militar que empieza a trabajar en una prisión de Singapur. Allí coincidirá con el verdugo de su padre, un hombre tan atormentado que busca justificar moralmente sus ejecuciones con un insuficiente «hago que no sufran».
Si algo demuestra una película como Apprentice es la capacidad de su director para dominar el género, para crear suspense y alimentar el interés del espectador. Con un protagonista algo opaco, poco dado a mostrar prácticamente ninguna emoción durante gran parte del film, el director se las apaña para mantener la atención en una trama que, por lo demás, es una caja casi vacía, una muñeca rusa de una sola figura. Los conflictos que la película aventura nunca terminan de explotar, como el caso de la soledad de Aiman y su complicada convivencia con su hermana, el deseo de venganza y redención hacia su padre o la retorcida relación, casi paternofilial, entre el protagonista y el verdugo.
Junfeng se esfuerza por intentar acercar una realidad tan alejada como la de Singapur al espectador internacional, usando algunos planos en exteriores (como los viajes en bus del protagonista, con el ‹skyline› de fondo) o mostrando detalles del día a día (como el uso del inglés en el trabajo y de la lengua local en el ámbito privado). Pese a ello, la película arrastra el debe de no saber entrelazar, como sí hacía una película como El verdugo, la tragedia personal de un protagonista arrastrado por las circunstancias y la tragedia social y moral que comporta la existencia de la pena de muerte. El final del film, algo forzado, permite a Aiman alcanzar su destino trágico sin que realmente haya habido nunca mucho en juego.
Apprentice es una película que plantea preguntas más que interesantes, sobre la culpa, la redención, la venganza y la relación entre padres e hijos. Lamentablemente, pese a una dirección que sabe sacar jugo de un material poco incisivo y unas actuaciones que mantienen el tipo, la película en su conjunto no es capaz de acercarse finalmente a las expectativas que ella misma había creado en la primera parte del film. Aun así, no la ajusticien tan rápido: hay mucho de interesante y entretenido en la película, lo suficiente al menos para estar atento a próximos trabajos de su director.